Después de hacer el amor por primera vez, los amantes se encontraban desnudos, recostados en la cama, abrazados. Pedro reposaba su cabeza sobre el firme pecho de Gerardo, este lo abrazaba con su brazo izquierdo al mismo tiempo que acariciaba la espalda de su amado con la mano, aun con aquel gentil y caluroso gesto, Pedro no podía evitar sentir una frialdad, era un abrazo gélido, le gustaría estar más cerca de Gerardo, que sus pieles estuviesen realmente juntas. Pedro oía cuan rápido palpitaba el corazón de Gerardo, puso su mano sobre el pecho de este y los latidos incrementaron aún más, entendía que era amor, pero aun con todo lo que acababa de pasar, con lo que estaba pasando, sentía que algo faltaba, no sabía qué, pero sentía que algo faltaba. Quizás estaba mal, quizás no merecía ser amado. Besó el pecho de Gerardo y se levantó, comenzaba a imaginarse lo que le hacía falta. Sin importar cuanto lo intentase, aun sentía una distancia con él, no importaba cuan cerca estuvieran, Pedro se sentía apartado, sus pieles nunca llegaban a tocarse realmente. LO HE PENSADO
Estaba en la cocina, con las manos sobre el lavabo inclinado, no sabía realmente qué hacer, dudaba si realmente era la correcto, no se sentía así. Un nudo se formaba en su estómago, la garganta le ardía como si se hubiese desatado un incendio, quería gritar, pero no podía, hacía tiempo que no podía gritar, toda su vida había aprendido a guardar silencio. No estaba seguro de lo que quería, la tormenta azotaba su mente. No quería hacerlo, pero sentía un hambre insaciable, voraz, la curiosidad que siempre se habría guardado estaba por estallar dentro de él. Le dolía. LO HE IMAGINADO
Tenía que hacerlo. LO HE SOÑADO
Sintió como su amado se acercaba por detrás de él y lo abrazaba, enrollando sus brazos por su cintura y depositando suaves y tiernos besos en su cuello. Era hora. LO NECESITO
Entonces el espectáculo había comenzado. Un grito, eternamente silenciado, primero por el cuchillo que atravesaba la garganta, después por la sangre que comenzó a brotar en cuanto Pedro sacó el cuchillo y finalmente, cuando la vida se escapaba, como arena entre los dedos. Gerardo veía incrédulo a Pedro, no podía entender que sucedía, ni siquiera creía que lo que estaba pasando fuese real, por qué su amante le haría semejante daño, simplemente no tenía sentido, no había lógica detrás del acto. No tuvo oportunidad de reaccionar, se esperaba cualquier cosa, menos esto. Y aun con ello, el amor persistía, no podía dejar de ver a Pedro como lo vio desde la primera vez que lo vio, con admiración y deseo, con la única preocupación de cuidarlo, de salvarlo. Este se percató de ello, notó la mirada llena de amor y se sintió cautivo, dejó escapar una sonrisa inmensa, una risita incluso. No permitió que Gerardo se cayese al suelo y perdiese su gracia, lo sostuvo desde que le sacó el cuchillo de la garganta. Vio como la vida se extinguía de sus ojos, hasta que estos definitivamente perdieron su brillo y no miraban más que al vacío. No sabía que hacer, se sentía confundido, buscaba algo, no sabía que. Hasta que supo lo que deseaba, lo que tenía que hacer para conseguirlo.
Una larga búsqueda, una vida completa en ello, finalmente sabía lo que tanto había deseado. Una existencia sintiéndose excluido, que algo le faltaba, ese algo que no le permitía encajar, pertenecer. Ahora estaba plenamente consciente de que era lo que le faltaba, la pieza faltante. La tomaría. La vida no era para recibirla, era para tomarla.
No se había acabado ahí, era solo el comienzo. Un glorioso desastre.
Comenzó a cortar la cabeza, no tenía mucha fuerza, mucho menos experiencia. Temblaba, no de miedo, sino de nervios, tenía mucha curiosidad, deseaba saber profundamente lo que iba encontrar. Pensó que lo mejor sería dar múltiples puñaladas, pero cuando se dio cuenta que iba tardar bastante si continuaba así, lleno de impaciencia, comenzó a cortar horizontalmente, el cuchillo separaba la carne y la sangre escurría a montones, ensuciando sus manos y el piso, era un desastre, finalmente logró decapitar el cadáver, sostuvo la cabeza desde el cuello, con mucho respeto. Después de todo, lo seguía amando, lo amaba profundamente, todo lo que había hecho era por amor. AMOR
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Amor y otros desastres
HororPedro es un chico solitario y apático, hasta que descubre las maravillas del amor, entonces emprenderá un viaje que le mostrará los horrores que el amor tiene por mostrar