We could have each other but you know I would only let you down

1 1 0
                                    

Overs - Honors 

Sus labios eran una caricia necesaria,

cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos.

Mario Benedetti

—Lo sé..., ¿qué puedo hacer?

—Venir ahora —sugerí.

—Véngase usted —respondió.

—Tu madre me echaría.

—No.

Y entonces Hope me mandó capturas del chat que tenía con sus amigos en los que se podía ver que habían estado hablando de mí y sobre que a mí me gustase el Minecraft, a lo que todos recibieron aquella noticia con asombro:

—Qué hiciste. —Articulé una mueca—. Has creado un monstruo..., vale, no.

—Aprobación —se limitó a decir—. Te quieren meter en el server, ¿quieres?

—Ño.

—Te puedes meter cuando quieres —siguió intentando vendérmelo—, y tiene mods.

—Darling, usted qué hace —reclamé, aunque la verdad es que ver la naturalidad con la que hablaba de mí con sus amigos me hizo sentir halagada.

—¿Qué pasa?

—Ahora me van a tener en buena estima —presenté—, y después se decepcionarán.

—No. Aún no ha habido nada que me decepcione de ti —afirmó sin dudas—. Bueno, sí: que no me besas lo suficiente.

—Me da corte —me quejé—. Pero me pone que me pongas la mano en la espalda y me pegues a ti.

—¿Hay algo que haga que no te ponga? Pregunta seria —se jactó de mí.

Reprimí una risa al mismo tiempo que respondía:

—Que me toquen los hombros.

—Pero no lo hago.

Yeah, I know.

—¿Y de lo que hago yo?

—¿Cómo que de lo que haces tú?

—De las cosas que te hago, ¿hay algo que no te ponga?

—Ummh, no se me ocurre. Si algo no me pusiese, te habría apartado. O no, no lo sé.

Entonces Hope me mandó por nuestro chat un trozo del mapa de Estados Unidos en el que se veía Kansas, y habló en voz alta:

—Me dices eso y ya.

Me gustó su idea, pero más me gustaba molestarlo, así que dije:

—Bueno... Darling —lo llamé después de un segundo, y le mandé la imagen de vuelta.

—Vale, vale. —Se hizo el ofendido.

—Usted no me quiere —reclamé—, solo me quiere liar como un porro y chuscar.

Fue un suplicio aguantar las carcajadas.

—Me ofendes.

—Bien que me hubieses follado detrás de unos matorrales —seguí diciendo—. Yo merezco más.

—Obviamente..., me ofende que pienses eso de mí. —Sus comisuras cayeron.

—Darling, que no lo digo en serio. —Me derretía por él; no podía fingir que era molesto para mí cuando me nublaba los sentidos con tanta facilidad; era débil por él y a la vez fuerte en parte gracias a él—. Ven que te abrazo.

Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora