«Si cada canción que me recuerda a Hope fuese una estrella en el cielo, es posible que la noche fuese más brillante que el día».
Cincuenta años después de la separación de una de las bandas que revolucionó la historia de la música, Destiny conoce a...
Aquella mañana, John y Yoko estaban dejado su hogar para asistir a una entrevista.
Un fan, que tiempo después se identificaría y se convertiría en uno de los enemigos de la historia de la música, esperaba fuera del edificio de la familia, aferrando en sus manos el álbum de Double Fantasy, deseoso de que John Lennon se lo firmase.
Horas más tarde estaban de vuelta en el Dakota, en Nueva York.
John Lennon le había pedido al chófer que detuviera el vehículo para que pudiera atender a los fans que lo esperaban en la entrada, pero lo que no supo fue que una sombra rezagada se encontraba cerca, acechante.
Mark David Chapman.
Y en esa ocasión, no se aferraba a un álbum dispuesto a ser firmado, sino un arma.
"Sr. Lennon" lo llamó.
Después, un ruido.
Por último, el silencio.
"Sr. Lennon" fue lo penúltimo que escuchó este en vida.
Porque lo último fueron los disparos.
Hubo varios de estos, pero fueron cuatro los que alcanzaron a John.
John cayó al suelo.
El asesino de, irónicamente, una de las personas más activistas reconocidas de la historia, se quedó estático, mirando cómo su hazaña comenzaba a desangrarse.
Resultó que era un gran fan del cuarteto, pero, por otra parte, también era religioso hasta la muerte.
Nunca mejor dicho.
Cuando había escuchado las palabras de John Lennon, aquellas de que los Beatles eran más populares que Jesucristo, aludiendo la extinción del cristianismo, no pudo dejar que el autor de dicha frase saliera impune.
Le llevó unos meses planear la muerte del portador de una de las voces más influyentes de todos los tiempos.
Aunque en realidad se han creado unas cuantas teorías alrededor de los motivos que lo llevaron a hacerlo, y hay personas que sostienen que no lo mató por fanatismo, sino porque era un enviado de la CIA, y claro, teniendo en cuenta que los últimos años de la vida de John habían estado marcados por el activismo, siendo señalado como un personaje incómodo para los Estados Unidos, llegando a intentar ser deportado e incluso colocándole obstáculos en cuanto a conseguir la residencia legal, es una teoría que resuena.
Trasladaron a John al hospital tras unos minutos, y durante un par de estos, intentaron reanimarlo, pero fue inútil debido a la gran pérdida de sangre.
"No le tengo miedo a la muerte porque no creo en ella. Es solo salir de un coche y entrar en otro" había dicho en una ocasión.
E incluso, en una de las entrevistas con Dave Sholin, admitió irónica y macabramente que esperaba morir antes que Yoko:
"Si Yoko muriera, no sabría cómo sobrevivir. No podría seguir adelante".
Mantuvo su humor intacto hasta para fallecer.
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