la caída del Aurionis

5 1 0
                                    

El cielo sobre Nytheria era vasto y sereno, un lienzo azul salpicado de nubes esponjosas. Mientras surcaba el aire, sentía una libertad inigualable. Mi compañero y yo, dos Aurionis en nuestra forma majestuosa, disfrutábamos de la calma matutina, los rayos del sol dorando nuestras plumas doradas y blancas. El mundo parecía perfecto desde las alturas.

De repente, un dolor agudo y penetrante en mi ala me sacudió. Un golpe inesperado, como si un dardo invisible hubiera perforado mi plumaje. Mi compañero, alarmado, se alejó rápidamente, volando a gran velocidad. Mi ala herida me impedía mantener el equilibrio. Intenté volar, pero la incomodidad me hizo caer en picado hacia el lago.

—¡Maldita sea! — maldije mientras caía en picado, incapaz de mantenerme en el aire. La caída fue rápida, y el impacto con el agua del lago fue brusco. El frío del lago y el dolor en mi ala se combinaron en una sensación casi insoportable. Me agité, tratando de salir del agua, pero la herida en mi ala me impedía volar. Mi corazón latía con rapidez, mezclado con el pánico y la frustración.

Mientras luchaba por salir del agua, noté una figura que se acercaba desde la orilla. La figura, vestida con ropajes reales, era una visión imponente. Pensé que podría ser la causa de mi sufrimiento, quizás alguien con malas intenciones. Me llenó de miedo. Mis instintos me indicaban que debía escapar, pero mi ala herida me impedía hacerlo con eficacia.

El rostro de la figura se hizo más claro a medida que se acercaba, y me di cuenta de que era una joven princesa, con una expresión de preocupación en su rostro. Estaba vestida con elegancia, y su presencia parecía tranquilizadora en medio de mi confusión. Aun así, el temor de que me hubiera herido mantenía mi instinto de huida activo.

La princesa se agachó cerca del agua, y pude ver que estaba tratando de ayudarme. Su gesto, aunque lleno de preocupación y bondad, solo intensificó mi ansiedad. Temía que su aparente amabilidad fuera una trampa. Mientras intentaba desesperadamente volar nuevamente, me encontré atrapado entre el miedo y la desesperación.

Finalmente, ella extendió una mano hacia mí, y mis fuerzas se agotaron. Me desplomé en el agua, incapaz de resistir. La princesa me atrapó con cuidado y me sacó del lago. Sus movimientos eran suaves y protectores, y su voz murmuraba palabras de consuelo que, aunque no entendía completamente, eran inconfundiblemente amables.

Me sentí atrapado entre el miedo y la desesperación, y el pánico se intensificó cuando vi que comenzaba a sacar varios instrumentos de una bolsa: herramientas afiladas y jeringas. El brillo de las herramientas me aterrorizó. ¿Estaría planeando hacerme daño?

La ansiedad y el pánico me desbordaron, y comencé a hacer un escándalo en la jaula. Mis movimientos eran erráticos, intentando desesperadamente escapar del lugar y de la presencia de la princesa. Los otros hombres que estaban cerca parecían sorprendidos por mi agitación, pero no entendían lo que estaba pasando.

De repente, sentí un pinchazo en mi costado. La sensación de la anestesia me hizo perder el conocimiento lentamente. Mi cuerpo se relajó, y el mundo a mi alrededor se desvaneció en un sueño profundo.

Mi despertar fue abrupto. La neblina del sueño se disipó lentamente, y el dolor en mi ala volvió a ser palpable, aunque amortiguado. Al abrir los ojos, me di cuenta de que estaba en el mismo lugar que antes, dentro de una jaula algo pequeña y no muy cómoda.

La ansiedad y el pánico me invadieron de inmediato. Miré alrededor y no vi a la princesa que me había encontrado. Su ausencia me hizo temer lo peor. ¿Qué le habría pasado a ella? ¿Dónde estaba? Mi mente se llenó de imágenes aterradoras, y el temor de ser sometido a un daño inminente me llevó a un estado de agitación extrema.

Comencé a hacer un escándalo en la jaula, batiendo mis alas de un lado a otro y lanzando chirridos desesperados. Mi confusión y miedo me impulsaron a actuar de manera frenética, tratando de escapar de cualquier manera posible. Mis movimientos desordenados hicieron que la jaula se sacudiera y el caos se desatara en la habitación. Sentía como si todo mi mundo estuviera dando vueltas.

La Princesa y el Vínculo Mágico ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora