Cuenta Ethan:
Ya en la noche, me encontraba en mi apartamento descansando un rato en el sofá. Aún seguía sin poder creer que Alex era muy distinto estando a solas con el; me refiero a que por fuera es el muy dulce y gentil, pero en privado en un hombre dominante, posesivo y, por sobre todas las cosas, un completo animal salvaje en la cama.
A pesar de ya haber pasado varias horas, el dolor en mi culo aún permanecía debido al enorme y gigantesco pene de mi profesor alfa. Antes de perder mi virginidad, siempre había pensado que era todo un mito sobre que los alfas tenían un pene super largo y grueso... pero me equivocaba; cuando vi su pene por primera vez habia quedado muy sorprendido.
En pocas palabras, Alex es un experto en darme como cajón que no cierra.
Media hora más tarde, mientras me preparaba para irme a dormir, mi celular empezó a sonar y cuando revisé vi que era Alex quien me estaba llamando. Por un momento dudé en contestar, pero finalmente lo hice:
Llamada telefónica:
Yo: ¿Aló?
Alex: Hola, Ethan, ¿cómo estás?
Yo: Eh... bien, bien. ¿Y tú?
Alex: También. Mira seré breve, ¿ok?
Yo: ¿A qué te refieres?
Alex: Necesito decirte algo.
Yo: Esta bien, ok.
Alex: ¿Te parece si mañana nos juntamos en un lugar a las 14:00 PM?
Yo: ¿Para qué?
Alex: No preguntes. ¿Puedes o no?
Yo: Osea... si.
Alex: Perfecto. Entonces mañana nos juntamos en la plaza central a las dos de la tarde. Adiós.
Fin de la llamada:
Me pareció algo raro el tono de voz que estaba usando mi profesor para hablarme. ¿Qué era lo que quería?
Decidí no pensar en ello y me fui a dormir.
*****
Eran las 13:32 PM y estaba preparándome para salir de mi departamento e ir a la plaza central para juntarme con mi profesor. A los pocos minutos más tarde salí del edificio y empecé a caminar.
Al llegar al lugar empecé a caminar por allí para ver si me encontraba con Alex, y si, lo vi a lo lejos así que procedí a acercarme.
—Hola. —dije cuando ya estuve enfrente de el.
—Hola.
—Dijiste que querías hablar conmigo, así que... aquí estoy.
Alex me sonrió de una manera perversa.
—Muy bien, pequeñín. ¿Te parece si vamos al restaurante y te explico mejor lo que tengo que hablarte?
—Esta bien.
—Ok, solo déjame ir a buscar una cosita a mi auto y ya vengo.
Al rato, el volvió con una carpeta color azul en su mano derecha.
—¿Qué es eso?
—Después te digo, pequeñín. —me respondió, acariciando mi mejilla mientras me sonreía con picardia.
Empezamos a caminar por el centro hasta que llegamos a un restaurante, entramos y nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Un camarero se nos acercó y tanto Alex como yo pedimos algo de comer y, mientras la comida tardaba en llegar, mi profesor colocó la carpeta sobre la mesa.
—Ahora si, pequeñito. Es hora de que te diga lo que es esto.
Y, no sé por qué, pero me empecé a poner nervioso. La actitud curiosa y llamativa de mi profesor estaba empezando a provocar que mi pulsación se acelerara.
—Bueno. —suspiró. —Esto, es un contrato de sumisión, pequeñín.
—¿Un contrato de qué? —repetí, nervioso y sorprendido a la vez.
—Lo que escuchaste: Un contrato de sumisión. —dijo. —En pocas palabras, te estoy invitando a participar en el BDSM.
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Las clases del Alfa
Romansa〔PARTE 1 Y 2 DISPONIBLES〕 Ethan, un estudiante universitario omega, lleva tiempo enamorado de su profesor alfa, Alex. Así que, para llamar la atención de su profesor, Ethan decide empezar a bajar su rendimiento y tener malas notas apropósito. Con es...