Capitulo 15

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Peter se despertó lentamente, sintiendo el suave peso de los brazos de Lali alrededor de su cintura. La luz del sol entraba a través de las cortinas, iluminando la habitación con una calidez matutina. A su lado, Lali seguía dormida, con una expresión serena en su rostro. Habían pasado la noche en la casa de Peter, algo que se había vuelto una costumbre hace ya algunas semanas, aprovechando que sus hijos estaban con su madre.

Mientras se giraba suavemente para no despertarla, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente. Recordó cómo sus risas habían llenado la habitación y cómo cada palabra parecía acercarlos más. La conexión que sentían era palpable, y en esos momentos, todo lo demás había desaparecido.

Mientras se giraba suavemente para no despertarla, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente. La conexión que compartían era más profunda que en su adolescencia. Aunque habían sido jóvenes e inexpertos entonces, ahora todo era más maduro, más consciente. Recordó cómo sus miradas se habían encontrado, llenas de complicidad y ternura, como si el tiempo no hubiera pasado. Esa chispa que una vez los había unido seguía viva, pero había evolucionado, enriquecida por las experiencias que cada uno había vivido.

Cada roce, cada beso, había sido una promesa silenciosa de que estaban construyendo algo especial. Recordó el calor de su piel contra la suya, la forma en que se reían al intentar encontrar la posición perfecta, y cómo cada pequeño gesto parecía tener un significado más profundo. Aquella noche no solo habían redescubierto su amor, sino que también habían celebrado el camino recorrido, las cicatrices y las alegrías que los habían llevado hasta allí.

Mientras observaba a Lali dormir, Peter sintió una oleada de gratitud. No solo por esos momentos compartidos, sino por la oportunidad de amar a alguien con quien había crecido, de ver cómo habían cambiado juntos, y de saber que aún había mucho por explorar. En ese instante, supo que lo que había entre ellos era un lazo indestructible, una historia que continuaría escribiéndose con cada nuevo amanecer.

Con cuidado, se levantó de la cama, tratando de no hacer ruido. Preparó café en la cocina, disfrutando del aroma que llenaba la casa. Mientras esperaba que el café estuviera listo, su mente repasaba los eventos recientes. A pesar de las dificultades, sentía que estaban construyendo algo sólido y real.

Cuando el café estuvo listo, Peter regresó al dormitorio con una taza en la mano. Lali seguía durmiendo tranquilamente, ajena al ajetreo de la mañana. Peter la miró con cariño antes de dejar la taza en la mesita de noche y sentarse en el borde de la cama.

De repente, escuchó un movimiento. Levantó la vista y vio a Lali refregándose los ojos, con el cabello desordenado y una expresión de sorpresa en su rostro. Sus ojos se encontraron y, en un instante, todo volvió a cobrar vida. Se acercó a ella y, sin pensarlo, la tomó entre sus brazos y la besó suavemente. Fue un beso que decía más que mil palabras, lleno de promesas y risas.

-Buenos días, dormilona -dijo Peter, sonriendo mientras se apartaba un poco para mirarla.

-¿Desayuno en la cama? -preguntó Lali, arqueando una ceja y sonriendo de vuelta.

-Si -respondió él, guiñándole un ojo-. Aunque, para ser honesto, la mejor parte de la noche fue cuando intentamos encontrar una forma de que ambos entráramos en esa pequeña cama.

Lali soltó una risa, recordando cómo se habían enredado en las sábanas, tratando de encontrar una posición cómoda entre risas y susurros.

-¡Eso fue un verdadero rompecabezas! ¡Nunca pensé que podría haber tantas posiciones para una cama tan pequeña! -dijo ella, riendo-. Pero creo que lo logramos, ¿no?

-Sí, ¡y casi nos convertimos en contorsionistas! -bromeó Peter, pasándole la taza de café-. Pero, en serio, creo que deberíamos practicar más a menudo.

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