Cap.5 El suegro

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- - - LAMBERT - - -

Después de esa salida nocturna al lago, Lambert y Narinder se quedaron hablando hasta tarde. Bueno, en realidad, Lambert hizo la mayor parte de la charla, mientras que Narinder respondía de forma breve, ocasionalmente sacando algún tema de conversación solo para seguir la corriente. El cansancio comenzaba a notarse en el cuerpo del gato, y cuando el cordero le ofreció un collar que le permitiría quedarse despierto toda la noche, Narinder lo rechazó firmemente, diciéndole que "necesitaba dormir". Al final, ambos se despidieron y se dirigieron a sus respectivos lugares: Narinder a su refugio y Lambert a su templo.

Apenas Lambert entró al templo, cerró las puertas y apoyó la espalda contra ellas, suspirando con una sonrisa embobada por lo que él consideraba una cita.

- ¡Es que es tan lindo! ¡Mi novio Narinder!~ 🎵 -Canturreaba mientras daba pequeños brincos de alegría hacia el centro del templo. De repente, soltó un grito nada varonil cuando chocó con alguien-. ¡AAAA!

Frente a él estaba su fiel cachorro¡ Duncan, terminando de secar el piso pues era su deber limpiar, uno que el se puso solo por adoración al cordero.

- ¡Me asustaste! -exclamó Lambert, llevándose una mano al pecho.

- ¡Lo siento, todo poderoso líder! Bienvenido de vuelta. Últimamente lo veo muy feliz con Narinder. Muchos dicen que los ven saliendo juntos fuera de la secta, a escondidas, o teniendo encuentros a solas en el templo... Entonces... ¿pasa algo entre ustedes? -preguntó Duncan con curiosidad mientras lo abrazaba con mucho cariño.

- B-bueno... algo así... yo... eh... -Lambert no sabía cómo responder, pero correspondió al abrazo con timidez.

- ¡Ah, cierto! ¡Debo informarle! Hoy vinieron decenas de adeptos haciendo cola para la enfermería.

- ¿Oh no...? ¿Qué les pasó? ¿Es algún virus? ¡Iré a curarlos ahora mismo! ¡Dime cuál es la enfermedad! -Lambert, como siempre, estaba atento a sus adeptos, preocupado por su bienestar.

- Bueno... Ellos decían que "no hay cura para un corazón roto". Todo pasó después de que les diste tu mensaje de que todos los matrimonios con el Cordero estaban cancelados... así que todos estarían divorciados... -explicó Duncan, con un tono que mezclaba sorpresa y tristeza.

- Uch... eso era... -Lambert sintió una punzada de culpa. No quería romper con cada uno personalmente, así que había mandado a Duncan para dar el aviso de forma rápida y directa.

- Cordero mío... ¿Por qué hizo eso? ¿No decía que el amor era para todos y que cualquiera podía estar con quien quisiera? No me diga que ese tal Narinder lo está obligando a terminar con todas sus parejas para tenerlo solo para él...

Lo último no estaba muy lejos de la verdad, y aunque Lambert solía ser honesto con su querido Duncan, esta vez sintió la necesidad de ocultar la realidad. Desvió la mirada, incapaz de mantener el contacto visual, y negó ligeramente con la cabeza. Se sentía culpable por terminar con sus esposos y esposas, pero siempre había visto esos matrimonios como una misión, un capricho o un juego. Para él, aceptar esas propuestas había sido un acto que fortalecía la fe en la secta. Había aceptado tantas a lo largo de los años que no se había dado cuenta de cuántas parejas había acumulado. Quizá, después de todo, Narinder tenía razón en lo que decía sobre "aprender a decir que no".

- Perrito, tranquilo, ¿sí? Eso no va a pasar -dijo Lambert en un tono calmado-. Aquí nadie obliga a nadie. Fue decisión mía. Ya eran demasiados, y no podía solo terminar con la mitad y quedarme con otros... no sería justo. Prefiero darles su libertad; ya encontrarán a alguien más.

Dos Caras del Mismo Amor  - Lamb x NarinderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora