La pareja estaba subiendo por el ascensor, nadie se esperaba que Taylor Swift estuviera de vuelta en la ciudad y mucho menos en su departamento, desde que el sujeto acosador rondaba por el perímetro y lo detuvieron ella quedó bastante asustada, ya que siempre dejaban libre a aquel hombre, el enorme susto que les pegó a ella y Selena, sobre todo a su amiga que se encontraba ese día sola cuidando de los mellizos recién nacidos.
Saliendo del elevador, llegaron a la puerta, Taylor colocó la tarjeta de acceso y los códigos necesarios para entrar a su departamento, TriBeca seguía siendo una zona bastante cara y se volvió todavía más en el momento que ella decidió comprar esa pieza, ella y su esposo entraron, pero Swift se quedó quieta, un montón de arreglos florales se encontraban en la sala del departamento en el vestíbulo.
—¿Qué es todo esto? — podía ver asombrada arreglos de diferentes tipos, rosas rojas, blancas, gardenias, girasoles, hortensias, orquídeas, y, sobre todo, peonias, que eran sus flores favoritas.
—Bueno, feliz cumpleaños— la abrazó. —No todas son mías— rio.
—Es un lindo detalle esto— rio. —Pero sin duda, las peonias azules son tuyas, ¿Verdad? — lo abrazó.
—Lo son— la besó. —Vamos arriba, debes estar agotada— tomó el equipaje y subieron.
Recorrer de nuevo aquel sitio le traía demasiados recuerdos, ese departamento albergaba muchas cosas buenas, dejando de lado las tristes, las reuniones casuales con sus amigas, un par de encuentros con su esposo ahí, todo era lindo, subieron a la segunda planta, el elegante piso los recibía con más flores, era agradable ver su lugar tan ameno y acogedor.
Al llegar al cuarto de la rubia, no era completamente grande, porque su departamento a pesar de ser enorme no era diseñado como tal para albergar a una enorme familia, Taylor entró y se sentó en la orilla de la cama, quitándose las botas.
—Llegué al punto en el embarazo en el que quisiera estar descalza todo el tiempo— movió sus pies en señal de libertad.
—¿Te duelen? — él se preocupó.
—No, solo necesitaba un respiro, no estuve caminando tampoco, tranquilo— se quitó el abrigo. —Pero si pudieran ayudarme a quitarme los calcetines, te lo agradecería, ya no me alcanzó tanto—
Él con gusto lo hizo, ayudar a su esposa embarazada era su deber, lo tomaba como una misión personal, ya que ella estaba gestando a esa enorme bebé. —¿Quieres comer algo? —
—¿En esta hora de la madrugada?, por supuesto—
—¿De verdad? — preguntó riendo.
—Sí, quisiera un sándwich de queso a la parrilla— sinceramente tenía ese antojo desde que abordaron, pero no creyó que fuese prudente pedirlo tan pronto.
—Ok, ahora mismo ordeno— dijo riendo. —Ya vengo, estaré abajo esperando el pedido— la besó. —¿Necesitas algo más? —
—Todo está bien—
—Vuelvo— la besó.
Swift se agachó ligeramente para abrir la maleta y sacar su ropa para dormir, cuando se dio cuenta de algo, el muñeco de Evie estaba ahí.
Mientras tanto, en la ciudad de Kansas un grito ensordecedor no paraba de oírse en toda la casa, Evie estaba gritando desconsoladamente porque no encontraban a su bebé, todos lo buscaban como locos, Charles dormía, pero la pequeña rubia no iba a conciliar el sueño si no le daban a su bebé, cada cinco minutos gritaba por no tenerlo en sus manos.
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Eres mi juego final
FanfictionTaylor y Travis, después de un año de relación, se han convertido en padres de sus mellizos Evie y Charles, encontrándose con nuevos retos ante una paternidad bastante sorpresiva pero muy deseada, ¿Qué es lo que le depara a la famosa cantante y el j...