Capítulo 10: Una Conversación Inesperada

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La semana había sido interminable para Sophie. Cada día en la escuela, cada encuentro con Karuki, había sido una lucha interna. La semana pasada, lo que había sucedido en casa de Karuki aun la atormentaba, pero ella había intentado sobrellevarlo sola, evitando confrontarlo directamente después de haber platicado esa ultima vez al inicio de la semana. No quería que Karuki se sintiera culpable por lo que había dicho su tía. Pensó que, con el tiempo, podría superar ese malentendido por sí misma y que todo volviera a la normalidad, pero no lo logro. Los días pasaban y el peso de la tensión solo crecía.

Cuando finalmente llego al apartamento que compartía con su padre, Mathieu, las luces del atardecer pintaban las calles suburbanas en tonos cálidos. El edificio modesto, hogar de muchos como ellos, siempre había sido un refugio. Ese día, más que nunca, deseaba encontrar en su padre la calma que tanto necesitaba.

Abrió la puerta con cuidado, y ahí estaba Mathieu, con la mitad de su cuerpo dormido encima del sofá con un delantal puesto. Había estado limpiando el apartamento, probablemente para distraerse del cansancio y las largas horas de trabajo nocturno que implicaba ser guardia en el casino de la ciudad. Sophie sonrió ligeramente. Su padre siempre había trabajado duro por ella, a pesar de lo agotado que estuviera.

Camino con pasos ligeros hacia él, agachándose para tocarle la corona que conformaba su cabeza.

"Papá..." –Susurro, sacudiendo suavemente su brazo- "Papá, despierta."

Mathieu se removió y parpadeo lentamente, tratando de volver en sí. Sus ojos dorados, cansados pero cálidos, se encontraron con los de Sophie.

"Sophie..." –Murmuro mientras se levantaba, frotándose los ojos con sus alas- "Perdón, me quede dormido."

"No te preocupes." –Respondió Sophie, sentándose en el borde del sofá- "Solo quería verte."

Mathieu se quitó el delantal y lo dejo a un lado, mientras trataba de despejarse. Sabía que algo preocupaba a Sophie. Lo había notado durante toda la semana, pero no había querido presionarla.

"Te veo agotada, Sophie. ¿Cómo te fue esta semana?" –Preguntó con su tono protector, aunque cansado-

Sophie suspiró. Sabía que no podía seguir ocultando lo que le pesaba. Había intentado manejarlo sola, pero ahora sabía que necesitaba hablar, tanto con su padre como con Karuki.

"Fue... difícil. Y no solo por las clases." –Empezó Sophie, escogiendo sus palabras cuidadosamente- "Lo que paso en casa de Karuki la semana pasada... lo he estado pensando mucho. Al principio pensé que podía manejarlo sola, que no era necesario involucrarlo a él. Pero no pude, papá..." –Dijo, su voz temblando ligeramente- "Me ha estado pesando todo este tiempo, y por más que intenté dejarlo atrás, no pude."

El rostro de Mathieu se tensó al escuchar las palabras de su hija. Sabía que Sophie había evitado hablar del tema durante toda la semana, pero no había querido presionarla, esperando que ella encontrara su momento para abrirse. Y ahora, ese momento había llegado.

"¿Qué te dijo exactamente su tía?" –Pregunto Mathieu, manteniendo un tono calmado, pero con la preocupación evidente en su voz-

"Dijo que no era adecuado que un Arceus y un Giratina estuvieran juntos. Que... no pertenecía a su casa." –Respondió Sophie, su voz más baja al recordar las palabras que le habían herido profundamente- "Karuki trato de defenderme, pero no quise decirle lo mucho que me afecto. Pensé que podía manejarlo, pero... no puedo seguir ignorándolo."

Mathieu apretó los labios, cerrando los ojos por un momento. Había sentido ese mismo rechazo antes, y sabia lo duro que podía ser para Sophie enfrentarse a ello, especialmente cuando venía de la familia de alguien cercano.

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