CAPÍTULO 4

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Bitácora del Capitán:

La temperatura en la nave es incontrolable. Pasa de un frío extremo a un calor insoportable en cuestión de minutos. No puedo concentrarme, no puedo descansar. Cada intento de estabilizar el sistema falla. Él está jugando conmigo, lo sé.

Las fluctuaciones de temperatura son brutales. En un momento estoy temblando, con la piel erizada y los huesos doliéndome por el frío. Al siguiente, estoy sudando profusamente, con la cabeza latiendo por el calor. No puedo mantenerme enfocado en las reparaciones cuando mi cuerpo está siendo torturado de esta manera.

Cada ajuste que hago en el sistema de climatización parece revertirse casi inmediatamente. Es como si él conociera cada uno de mis movimientos antes de que los haga. La frustración y el agotamiento se acumulan, erosionando mi fuerza de voluntad. Pero no puedo rendirme. Debo seguir intentándolo, debo encontrar una manera de recuperar el control.

Bitácora del Intruso:

Hoy ajusté la temperatura de la nave. Frío extremo, luego calor abrasador. Quiero que sufra, que sienta cada momento de incomodidad. Su desesperación es palpable y me alimenta.

Es fascinante verlo luchar contra las fuerzas que no puede controlar. Su cuerpo se estremece por el frío y se sofoca por el calor, mientras su mente se fragmenta lentamente. Cada cambio de temperatura es un golpe a su determinación, una prueba más de que está perdiendo esta batalla.

Disfruto de su sufrimiento. Cada momento de su tormento es un triunfo para mí. No necesito apresurarme, tengo todo el tiempo del mundo. La nave es mi dominio, y él es mi prisionero.

Fin de la bitácora

El capitán y el intrusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora