Tal y como se lo había dicho Monette, todas sus comidas fueron servidas en su habitación, no se había topado con ningún miembro de la realeza, realmente la estaban evitando a como dé lugar, a ella no le podía importar menos. Los primeros días los dedicó a recorrer el castillo, quería memorizar cada rincón para que en un futuro, si es que lo requería, tener un plano mental del lugar para planear un escape con precisión, no iba hacerlo, pero siempre es mejor prevenir que lamentar. Le tomó al menos un mes recorrer el lugar a conciencia y aprender cada lugar con precisión, pero ya lo tenía dominado.
Ahora se encontraba en el techo sobre su habitación, el lugar se había convertido en su único lugar de paz, sentada con sus rodillas pegadas en su pecho y su mentón apoyado en ellas, mirando la luna llena.
Esperaba que Ray estuviese bien, con ella cumpliendo su parte, Robert no tiene ningún motivo para lastimarlo, tampoco había hecho nada para disgustar a Lilin asique contaba con que Renzo también estuviera bien. Cuando estuvo en Rheynall no la dejaron tener alguna conversación con Elena, la consorte de Robert, no sabía cómo era o como pensaba, solo había comido una vez con ella, descubrió que era una mujer hermosa y joven, pero en sus ojos encontró odio y miedo, al igual que todos cuando la veian. Eso la inquietaba, ella era la unica quien podía hacer algo realmente para que su hijo ascendiera al trono.
Solo debía eliminar al príncipe dorado.
Y los accidentes pasan.
Debía encontrar una manera de garantizar la seguridad de Raymond. Pero era difícil desde esta distancia abismante.
- ¿Dónde estas basura?
Escucho el grito de monette y se acercó a la ventana nuevamente, paso primero sus piernas y cayó de un salto en su habitación.
- ¿Qué mierda hacías allí arriba? - La doncella corrio a la ventana para ver donde estuvo antes la pelinegra-
- Estaba pensado - Se sentó en su cama -
- Si te quieres matar solo dímelo, así lo hacemos en los calabozos, doloroso y lento, que es esto que querer una muerte rápida por caída, además arruinarías el jardín con tus viceras.
Se acerco a ella y le encontrego el vestido que debía usar el día de hoy, la peli negra la miró con molestia mientras aplastaba la ropa en sus manos.
- No seguire usando vestidos de mierda.
- No recuerdo haberte preguntando tus preferencias, se humilde y acepta lo que te da nuestra reina.
- Que ella se los meta en la....
- Raphäelle...
- Tss
Salio de su dormitorio aburrida de
pelear contra Monette, busco la habitación que sabía le pertenecía a Katakuri, detrás de ella venían algunas doncellas que la pillaron de camino al cuarto, gritándole que abandonará el lugar, ella las ignoró y abrió las puertas del armario, saco tanto pantalones como camisas, le dió algunos codazos a las mujeres que querían impedir el saqueo, ella no iba a entrenar con vestidos, además ya estaba empezando a nevar, era inhumano tenerla solo vistiendo esas telas tan delgadas y ridiculas.¿Quien establecio que las princesassolo debian usar jodidos vestidos?
- ¿Qué mierda crees que estás haciendo Raphäelle? - Escucho la voz molesta de Monette -
- He pedido pantalones y camisas desde que llegué, me ví en la obligación de pedirle prestada ropa a mi esposo - Siguió sacando ropa para usar más tarde -
- Esto es una falta de respeto grave, no puedes entrar a la habitación del príncipe y tomar sus cosas, has excedido toda norma de...
- No me importan sus normas - Cerró las puertas del armario de una patada - Si el se cree capaz de exigirme algo, yo también estoy en mi derecho de hacerlo, y exijo ropa decente - Paso por el lado de las doncellas que se encontraban rojas de rabia -
- Esto no se quedará así - Monette soltó con rabia, pero sin tocarla, había dejado de hacer eso -
Ella la ignoró y salió de la habitación camino con el montón de ropa entre sus manos hasta la suya, se quitó el vestido de mierda que estaba usando para ponerse la ropa de Katakuri, a pesar de que llevaba fuera del castillo más de un mes, aún preservaba su aroma, frunció su nariz incómoda mientras se dedicaba a doblar y acomodar las prendas para que calzaran con su cuerpo. Tomó su cabello en una coleta y salió del cuarto para ir a entrenar, en el pasillo se topó con Monette, está aún la estaba mirando con irá, pero no emitió palabra alguna, de alguna manera se había ganado cierto respeto por parte de ella.
Camino hasta el lugar que utilizaban para entrenar, algunos guardias se encontraban allí, al verla entrar sacaron sus espadas y la cruzaron frente a ella impidiendo que avanzara más, ella les frunció el ceño y los miro molesta con sus manos en su cadera.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué no me dejan pasar? - Ladeo su cabeza -
- No tienes permitido el ingreso a este lugar, es de uso exclusivo para los guardias y familia real - Soltó uno de los guardias -
- Soy parte de la familia real - Todo sus ojos -
- Las parias no tienen derecho a estar aquí - Uno de los guardias escupió el suelo cerca de ella -
- Recuerdo muy bien este uniforme - Se acercó para tocar con asco la ropa que usaba uno de ellos - Cubierto de sangre en el campo abierto - Alzó su cabeza para fijar sus ojos en los contrarios - A ti no te recuerdo - Observó su rostro - Te hubiese rajado la garganta, no les temo en lo más mínimo - Soltó con desdén la tela entre sus dedos - Creo que todos en este castillo han olvidado que soy una princesa.
- No pareces una - Con solo un leve empujón con la palma de su mano en su hombro, la alejó de ellos - Tengo permitido llevarte al calabozo si desobedeces a la guardia real.
- ¿Crees que le temo a las celdas y cadenas? - Sonrió de lado -
- No me importa a qué le temas o no, anda a molestar a otro lado - Mantuvo su postura firme frente a la puerta -
- ¿Qué está sucediendo aquí?
Ambos guardias se irguieron aún más, esperando por el hombre dueño de aquella ronca voz, ella nunca la había escuchado, pero por la reacción de los tipos, tenia dos suposiciones o era su oficial al mando o era uno de los hijos de la reina, cuando llegó el hombre a su lado, noto que estaba en lo correcto, era uno de los hijos de Lilin.
- Principe Oven, esta mujer quiere entrar a la sala.
Era un poco más alto y robusto que Katakuri, su piel era pálida en contraste con el de su hermano, sus ojos color miel la estaban mirando con asco, como si estuviese frente a una rata, ella al igual como actuó frente a los demás, no bajó su cabeza, y con el mentón en alto lo enfrentó, el hombre la escaneo de pies a cabeza y le dedicó una sonrisa.
- Eres el demonio que mamá tanto quería - Acercó su gran mano en un ademán de tocar su cabello, pero ella se alejó - ¿No te gusta que te toquen, cuñadita? No le serás infiel a mi hermano, solo porque te toquen el cabello.
- Diles a tus guardias que me dejen pasar, quiero entrenar - Ignoro por completo la burla en el tono del príncipe -
- ¿No te lo dijeron? - Le sonrió con inocencia - No tienes permitido usar las mismas instalaciones que usa la familia real.
- Soy miembro de esta familia - Alzó su mano enseñándole el anillo -
- Esa alianza no significa nada, eres de una raza totalmente inferior a nosotros, agradece que te damos comida y un techo - Escupió molesto - Ve a "Entrenar" - Hizo comillas con sus dedos - A otro lado, rata.
Medito si seguir discutiendo con ellos o no, no es que le tuviera miedo al hermano de Katakuri, pero había quedado más que claro que por más que peleará, gritara o negociara, su posición en aquel lugar no cambiaría, había dejado una cárcel para entrar a otra, rodó sus ojos irritada y se dio media vuelta.
- Pueden meterse su superioridad en el culo - Alzó su mano con su dedo corazón erguido y se alejó de allí -
Busco un lugar en el amplio jardín donde poder entrenar, no importaba si no tenía las herramientas necesarias, se las ingeniaría de alguna forma, no les daría en el gusto de verla convertirse en alguien débil, no les daría la razón por nada en el mundo, ella no era inferior a ellos, ahora claramente estaba en desventaja, pero eso sería momentáneo, entrenara tan duro y perseverante, que logrará estar a su nivel, no importa cuando magia posean su enormes cuerpos, ella los mataría a todos llegado el momento.
ESTÁS LEYENDO
Demonio Real - Katakuri x OC
FanfictionNacida bajo una profecía maldita. Intercambiada por poder. ¿Katakuri somos enemigos o aliados?