"En ese instante, mientras nuestros labios se fundían en un beso, supe que no había vuelta atrás; estábamos destinadas a pertenecernos, a vivir y arder juntas en esta pasión que nos consumía por completo.".-Harley
Harley
La tenía aquí, justo frente a mí, con esos hermosos ojos avellana, ese precioso cabello rosado y esa sonrisa que me detuvo el corazón. No podía creer que estuviera delante de mí; me costaba asimilarlo. Mi mente pensaba que simplemente era una visión, un anhelo que en esos momentos ansiaba, pero no. Podía tocarla, sentir su calor, acariciar su sedoso cabello. La abracé de nuevo, aturdida por todas las emociones que me provocaba estar con ella. Era todo tan extraño, tan distinto a lo que había vivido, que se me hacía irreal y casi mágico. Tan mágico como ella.
La quería con locura; era consciente de ello, muy consciente, de hecho. Había hablado con mi doctora, le había contado todo: cómo me hacía sentir, cómo la echaba de menos incluso cuando se iba a trabajar, cómo me había planteado un futuro donde ella estuviera, donde pudiera verla todos los días, vagando por un lugar que podríamos llamar hogar. Pero no quería decírselo; me aterraba esa idea, me aterraba el poder que le estaba dando a ella, aunque, al mismo tiempo, me gustaba. Me gustaba pensar que ella sostendría mi corazón y no se desharía de él, que lo cuidaría con su propia vida, incluso cuando no debería, porque Aria era así. Era un ser mágico, un hada, un elfo que había venido a este mundo a iluminar a cualquier desdichado que tuviera la suerte de recibir su atención.
Estaba tan aturdida que las palabras no salían de mi boca. Solo quería abrazarla, sentirla, fusionarme con ella hasta que fuéramos una, pero no podía desear algo tan intenso. Me había dicho que me quería, pero eso no implicaba que quisiera algo más de lo que teníamos. La verdadera pregunta era: ¿qué teníamos? ¿Era algo tan extraño que ni siquiera nosotras podíamos ponerle una etiqueta? No lo sabía, pero no quería extinguir el momento con mis absurdas dudas, con mi inseguridad o con el miedo que sentía de perderla.
Cuando me dijo que no podía venir al concierto, fue como si me hubieran atravesado el alma sin piedad, como si me hubieran arrebatado la poca felicidad que tenía en ese momento. Había fantaseado con ese día en el que me viera en el escenario. Seguramente, a pesar de que hubiera mucha gente, mis ojos la buscarían a ella, la reconocería incluso en un mar de personas, porque Aria iluminaba todo a su paso y se hacía notar en todos los sitios a los que iba. Seguramente le dedicaría esa canción, aunque al principio me costara, pero sé que ella sonreiría ampliamente y lloraría de emoción, porque ella era así: la emoción en persona, la felicidad que todo el mundo necesitaba.
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Perdona Si Te Llamo Amor-Primer Libro De La Saga: Perdona Si Me Enamoro-
RomanceAria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...