☆ Capítulo 10

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Después de despedirnos de Christopher, Minho propone que vayamos a comer juntos. Estoy realmente tentado a aceptar su invitación, sin embargo, justo ahora tengo unas inmensas ganas de llegar a mi departamento y encerrarme con un bote enorme de helado mientras reproduzco alguna estúpida comedia romántica en mi pequeña televisión.

–Entiendo –dice y lo miro un poco confundido ya que ni siquiera he respondido a su propuesta, una sonrisa aparece en sus labios–, también me gustan las estúpidas comedias románticas.

–¿Qué? –espera, ¿qué? ¿Realmente había dicho eso en voz alta?

–¿Qué pasa?

–Lo siento, yo... realmente creí que había dicho todo eso, ya sabes aquí –señalo mi cabeza para hacerle entender mi punto–. Creo que a veces de verdad suelo divagar demasiado.

–Oh –un brillo aparece en sus ojos cuando parece entenderme–. Había escuchado un poco sobre eso. Chris a veces hablaba de ti.

–¿Lo hacía?

–Con frecuencia. Creo que eras alguien especial para él. Y podría asegurar que él lo era para ti.

–Bueno, éramos amigos.

–Por supuesto.

Por supuesto que no me cree. Claro, era el mejor amigo de Chris. Probablemente sabe mucho más de lo que me gustaría aceptar.

Después de intercambiar algunas palabras más, me despido de manera rápida para tomar un taxi, antes de darle tiempo siquiera a considerar la idea de llevarme a casa.

°
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Aún es temprano cuando llego a mi departamento. Encuentro el bote más grande de helado en mi refrigerador y presiono play a la primera comedia romántica que aparece en mi lista.  Dejo que la película se reproduzca sin prestarle real atención mientras navego un poco a través de mis redes sociales. Nada interesante.

Mi teléfono suena con una llamada de mi mejor amiga. Es una pequeña costumbre que tenemos. Sin importar qué estemos haciendo o dónde estemos, siempre nos tomamos unos momentos para llamarnos en nuestros días "especiales". Atiendo la llamada después de suspirar pesadamente, en verdad esperaba poder evitarme las felicitaciones el día de hoy.

¡Feliz cumpleaños, Minnie! –suelta en cuanto la llamada comienza.

–Gracias, Hannah –digo sin muchos ánimos.

¿Qué pasa, cariño? ¿Está todo bien? –pregunta y yo me cuestiono interiormente lo mismo.

–Lo está, no te preocupes. Solo estoy un poco cansado.

Si, lo entiendo –estoy seguro que sabe que el cansancio no es algo precisamente físico en este momento–. ¿Qué estás haciendo ahora?

–¿La verdad? –pregunto y ella hace un sonido de confirmación– Justo ahora me estoy llenando de helado mientras veo una estúpida comedia romántica.

Oh. Lo normal, entonces –ambos reímos ante lo estúpido que suena, porque ambos sabemos que es bastante normal cuando se trata de mí.

–¿Tú que estás haciendo?

Estoy en la galería, arreglando algunos detalles para la exposición que tendremos el próximo mes. ¿Quieres salir más tarde?

–Mmm, honestamente no estoy de muchos ánimos.

Nunca lo estás, pero de acuerdo. Puedo pasarme más tarde si te parece.

–No hace falta, en serio. Aprovecharé el día para adelantar algunos pendientes del departamento y probablemente más tarde tenga un maratón de Crepúsculo.

¡Iugh! Nunca he entendido tu obsesión por esos vampiros que brillan. Es decir, los vampiros deberían quemarse con el sol, no convertirse en arbolitos de Navidad.

–¡Por Dios, Hannah! ¡Te lo he explicado infinidad de veces! El efecto de su piel brillando es precisamente el motivo por el que la gente se ha creado la falsa idea de que los vampiros se queman.

Yah, yah. No me grites. De todas maneras ese Edwin ni siquiera es tan guapo.

Sin darle tiempo de decir algo más cuelgo la llamada y río ante lo último que ha dicho. Ni siquiera me molesta el hecho de que le ha dicho Edwin a pesar de la infinidad de veces que la he corregido, pero decir que ni siquiera es tan guapo, eso es realmente imperdonable. Menos de un minuto después, el teléfono anuncia una nueva llamada suya.

Te amo, Minnie –dice apenas respondo y no puedo evitar sonreír.

–También te amo, Hannah.

Si cambias de opinión sobre salir o hacer lo que sea, no dudes en escribir.

–Lo haré, lo prometo. Nos vemos mañana.

¡Feliz cumpleaños, Minnie!

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El resto del día ha pasado demasiado lento, para mi propio gusto. Recibo una llamada de mis padres para felicitarme. Platicamos un poco antes de excusarme con lo mismo que le había dicho a Hannah sobre los pendientes del departamento, aunque en realidad no tengo las ganas ni la intención de hacer nada sobre eso.

Minho también ha enviado algunos mensajes. Puedo notar su clara intención por hacerme pasar un cumpleaños menos miserable del que me había planeado. El chico es agradable y debo admitir que bastante atractivo, pero intento no pensar demasiado en eso, no ahora, no hoy al menos.

°
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Cuando la segunda película de Crepúsculo va más allá de la mitad, y me he gastado al menos dos litros de helado y algunos paquetes de servilletas en un intento de limpiar las patéticas lágrimas que siguen saliendo a pesar de estar viendo una de mis películas favoritas, el sonido de un mensaje en mi teléfono me hace desviar la atención de la televisión. A pesar de que el número no está registrado, puedo reconocerlo con total facilidad, después de todo fue parte de mi día a día durante algunos años. No puedo evitar ni apartar la tensión que se acumula sobre mis hombros antes de siquiera abrir el mensaje.

Realmente no sé cómo sentirme mientras leo las dos palabras tan simples que ha enviado. Feliz cumpleaños. Es decir, ¿en serio? ¿Después de 6 meses sin haber tenido el mínimo contacto de su parte tiene el descaro de felicitarme? Dios, debe ser una maldita broma. Bloqueo el teléfono y lo alejo de mi con toda la intención de ignorarlo y concentrarme en la maravillosa película que sigue reproduciéndose frente a mi. Aunque, siendo honesto conmigo mismo, esta es mi menos favorita de la saga. Jamás voy a entender a Edward por abandonar de esa manera a Bella. Si, claro, fue por su propio bien, pero ¿en serio tenía que darse por vencido tan fácil ante la primera dificultad? ¡Maldita sea, Edward!

Mientras Bella  está corriendo su maratón para llegar hasta Edward y salvarlo, miro de reojo mi teléfono. Realmente estoy dudando de mi cordura cuando comienzo a considerar responder el mensaje. ¿Qué tan malo podría ser? Jodidamente malo, por supuesto.



Mientras abro los ojos la realidad comienza a golpearme lentamente. Intento pensar en los motivos que me llevaron a este punto, pero no logro encontrar nada realmente sensato en todo esto. Supongo que la poca cordura que me quedaba se ha ido a dar un paseo a estas alturas.

Suspiro pesadamente y comienzo a mover lentamente mi cuerpo fuera de las mantas de mi cama. Ni siquiera en esta situación me puedo permitir lamentarme o autocompadecerme. Después de todo estaba bastante consciente cuando decidí llevar las cosas a este extremo. Nada cuerdo por supuesto, pero si muy consciente.

¿Qué tan patético es acostarte con tu ex en un intento por olvidar a la persona con quien te acostaste mientras intentabas olvidarlo a él mismo? Bastante supongo, aunque patético podría ser un gran término para definir mi vida en este momento.

–Buen día, bebé –murmura Hyunjin mientras se levanta y me toma de los brazos para hacerme acostar de nuevo junto a él.

Porque ¡joder! ¡Me he acostado con mi maldito ex novio!

A true love for MinnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora