Cálido

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La casa de campo aún no estaba terminada cuando lo conoció, sin embargo, para él todo era perfecto.

El padre de Jungkook se había encargado de cada detalle, desde la compra de los materiales hasta la elección de las plantas que adornarían su jardín.

La familia Jeon había tardado varios años en lograr que aquel lugar se viera cómodo y habitable. Jungkook aún recuerda la primera impresión que tuvo del lugar, aferrado a las piernas de su madre mientras se escondía detrás de la falda de lino.

El campo apenas si estaba delimitado por una alambrada oxidada, permitiendo el paso gracias a la vieja tranquera completamente descolorida a la cual le faltaban algunas maderas.

El camino hasta allí no era mucho mejor. Para poder llegar necesitaban atravesar una carretera de cinco kilómetros, sin asfaltar y rodeada de pastizales que eran incluso más altos que el auto de la familia. Jungkook se había sentido muy asustado, probablemente por culpa de su primo Hoseok que le había contado historias aterradoras acerca del campo y los salvajes insectos que lo habitan.

—¿Este será nuestro nuevo hogar? —había preguntado Jungkook, temiendo la respuesta de su padre. Este simplemente sonrió y removió los cabellos del pequeño.

—No, este será nuestro escondite secreto.

No lo entendió en ese entonces. Su mente solo imaginaba a su padre escondido entre la maleza, quizás con un machete cortando las cañas para abrirse paso y poner ¿una silla tal vez? ¿O era mejor una manta?

Con el pasar de los meses, aquel sitio comenzó a tomar forma. Él no pudo ver a su familia desmalezando el lugar, su madre había insistido en que no era una tarea para un niño y que podía ser peligroso, por lo que pasó mucho tiempo hasta que Jungkook volvió a ir al campo.

El cambio había sido completamente radical. Se encontró con una bolsa gigante de arena a medio usar y también con varios sacos de cemento. Había un camino libre de pasto y yuyos, probablemente por el constante andar de las personas y algunas maquinarias.

A simple vista se veía bastante sucio y descuidado, pero ahora había una estructura de ladrillo hueco que comenzaba a tener forma de casa. Una pequeña, probablemente con una sola habitación y un baño, pero no dejaba de ser algo parecido a un hogar.

Pero no lo era, porque su padre había dicho que era un escondite.

Jungkook corrió por todo el lugar, con su pistola de agua cargada y la mejor de sus sonrisas. Estaba feliz porque por primera vez podía aprovechar aquel sitio. Con las paredes a medio terminar como trinchera y la imaginación digna de un niño, vivió una gran aventura que le dejó las rodillas raspadas y un sueño arrollador.

No recuerda cómo subió al auto, ni siquiera el camino de regreso. Se había dormido profundamente, soñando con la idea de compartir su nuevo escondite secreto con algún amigo. Claro que esto no pasó hasta dos años después, cuando la pequeña casa de campo tenía apenas las paredes revocadas y la piscina estaba llenándose de agua por primera vez.

Un niño de piel bronceada apareció de pie al otro lado del alambrado. Con su sonrisa cuadrada y su cabello completamente disparejo, se ganó la confianza de Jungkook al instante.

El pequeño llamó a su padre y le pidió permiso para invitarlo a jugar, su nombre era Taehyung y tenía siete años, apenas uno más que él. Según lo poco que le había contado, él vivía en el campo, a menos de un kilómetro de distancia.

El padre de Jungkook estaba encantado de invitarlo a pasar, pese a la mirada de disgusto de su esposa. Jungkook no comprendía qué era lo que no le gustaba a su mamá, después de todo era la primera vez que un niño compartía aquel espacio con él, no veía nada de malo.

Cálido - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora