El beso

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Azahia:

–Es una noche hermosa, la luz de la luna brilla con un fulgor maravilloso. El aspecto de Vladis con el brillo de la luz de la luna es impresionante.

Vladis:

–¿Te parece si vamos a caminar? Me gustaría enseñarte algo.(Conociéndola como es, sé que intentará tomarme del brazo.)

Narrador:

Vladis se volteó para comprobar si tenía razón y, en efecto, no se equivocó.

–¡Alto ahí, pequeña! Te he dicho que no agarres.

Azahia:

—Disculpa —digo para mí misma, sin entender por qué se comporta de esa manera.

Vladis:

—Si te me quedas viendo así, no daremos la caminata. ¡Muévete! —dijo con toda la prepotencia que yace en su ser.

Azahia:

–Asiento con la cabeza y sigo caminando. La noche es fría y el bosque, con sus sonidos, se vuelve aterrador.

–De repente escucho el crujir de unas ramas. En mi angustia, abrazo a Vladis con instinto de protección y me detengo a mirar sus ojos negros como la noche, que tienen un brillo particular.

Vladis:

¿Qué me pasa? Se supone que debo estar enojado porque claramente te advertí que no me tocaras. Quiero castigarte por tu imprudencia, pero, ¡carajo, no puedo! ¡No puedo!

—¿Estás bien? —preguntó, aún confundido por esa lucha interna en su ser.

Azahia:

–Vladis, ¿qué te sucede? ¿Por qué siempre me tratas de esa manera? Eres frío, cruel y carente de emociones. No sé por qué estoy aquí esta noche.

Vladis:

–No te hagas la inocente. Muy bien disfrutas de cómo te trato, por eso estás aquí.

Vladis:

–Ya estoy cansado, cansado de cumplir los caprichos de Tormenta y de estar resistiéndome a Azahia. Definitivamente, ya no puedo. Voy a ceder... Qué bien se siente su piel, —dijo en su oscura mente mientras su mano recorría el rostro de Azahia. Ella cerró sus ojos para dejarse lestremeces su imaginación, con la esperanza de que esta la llevara a descubrir algo.

Azahia:

–Tengo mis labios entre abiertos esperando el beso de Vladis, Deseo sentir sus labios explorando mi lengua, jugando con deseo besándome intensamente,. El solo me mira y retrocede.

Vladis:

–Es hora de volver, debemos cenar. La señora Wendy ha preparado la cena, anda, vamos.

Tomamos asiento y varias empleadas nos atienden con amabilidad.

Vladis:

–Se lo agradezco señora Wendy, todo se ve muy bien.

Wendy:

–Con gusto, Alpha.

Azahia:

–¿Alpha? Me pregunto por qué lo llaman así.

Vladis:

–Cenemos.

Azahia:

–Asiento con la cabeza, un poco confundida, pero aún así lo sigo. Después de unos minutos, llegamos a una mansión hermosa, rodeada de guardias y sirvientas. Entramos y es como un palacio. Pasamos al salón, donde la mesa está servida con unos deliciosos platillos. A lo lejos, observo a la señora Wendy. Se ve joven, con facciones cálidas y agradables.

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora