Una noche de emergencias

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Disclaimer: Los personajes de Supernatural no me pertenecen sino a Eric Kripke.

NA: Tambien pueden encontrarme en AO3 y fanfiction.net con el mismo nombre de usuario de acá: Beatha23
Varios de mis  fics ya fueron eliminados, y se que más serán eliminados. Todos mis trabajos están AO3 y fanfiction.

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Un gruñido ronco y lastimero se perdió entre el sonido de esa lluviosa noche. Dean maldijo al maldito hombre del clima, se suponía que esa sería una noche calurosa, con un cielo despejado perfecto para apreciar las estrellas.

También se suponía que sería una cacería sencilla. Claramente lo fácil no estaba en el idioma Winchester, y ahora, se encontraba empapado, temblando de frío y con los pies hundidos en barro hasta los tobillos, cada paso era un arduo trabajo. Definitivamente si no hubiese sido por el corte en su estómago seguramente ya hubiese salido de ese maldito bosque y estuviese acurrucado en la cama después de un merecido baño y una buena cena.

Puntos negros empezaban a bailar en su visión, Dean sabía que no podía permitirse irse a dormir en ese momento, si lo hacía quizás ya no despertase nunca más. Así que, sin ánimos de morir en ese bosque y dejar que los animales de la zona se hicieran un festín con su hermoso cadáver, Dean se obligó a poner un pie delante del otro hasta llegar al Impala. Dios, como le dolería sentarse en su coche estando todo mojado.

Una vez sentado tras el volante sacó de la guantera un mapa del área, tal parecía que a unos veinte minutos había un hospital. Con manos temblorosas agarró el volante, aferrándose a algo sólido, esperando no desmayarse de camino y terminar estampado contra algún árbol.

Dean sabía que no podía llamar mucho la atención, así que, primero sacó un galón de agua que tenía en la cajuela y procedió a lavarse la sangre de las manos, luego se colocó la chaqueta de cuero de tal modo que bloqueaba la gran mancha de sangre en su abdomen. Ahora que estaba más presentable entraría al hospital y se haría de algunos suministros médicos para tratar él mismo su lesión.

El muy meticuloso plan de Dean se fue al caño con tan sólo poner un pie en las puertas automáticas del hospital, Dean Winchester se desmayó con todo el peso de un saco de patatas.

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Sam estaba cansado física y mentalmente. Llevaba un mes como médico interino en la sala de emergencias y en ese tiempo solamente le habían dado dos días libres. Sus turnos eran de los más largos que hiciese cualquier otro interno y todo se daba a qué gracias a sus esfuerzos había logrado ser el mejor promedio de su clase y graduarse con honores. Al parecer su jefe de estación lo había tomado como una amenaza a su existencia y se había dado en la tarea de hacerle la vida imposible, seguramente esperando a que Sam no aguantase el ácido y renunciase.

Distraídamente movió la cabeza en una certera negativa, él no pensaba tirar todos sus esfuerzos a la basura por envidiosos invivibles. No es como si su estancia en emergencias fuese a ser para siempre.

Su turno había terminado y solamente quería estrellarse en su cama. Feliz de despachar a su último paciente hasta se atrevió a regalarle una genuina sonrisa la cual fue perdiendo su fuerza cuando vio como en cámara lenta un tipo rubio se desplomaba a unos metros suyo.

Maldiciendo internamente Sam fue caminando disimuladamente hacia un cubículo libre para poder cerrar la cortina y esconderse allí hasta que juntasen al chico y fuese problema de alguien más, más no llegó muy legos porque su fastidioso jefe gritó su nombre como si de su grito de guerra personalizado se tratase.

¡Maldición! Quizás más tarde Sam se patearía por ser tan idiota, pero en ese momento se quedó quieto dándoles la espalda a su jefe y al sujeto del suelo, pensando estúpidamente que si no se movía no sería visto.

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