Parte 3.

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Después de que Karime salió del cuarto, cerrando la puerta con una firmeza que resonó en el silencio, Gala se quedó sola, dándole vueltas a la conversación y al desdén que sentía. La rabia seguía fluyendo dentro de ella, amplificada por el hecho de que, además de todo, ni siquiera tenía ropa adecuada.

Gala se levantó de la cama y comenzó a revisar el cuarto, buscando algo que pudiera usar. Su frustración creció al darse cuenta de que, además de estar atrapada, tampoco tenía ropa propias. En un rincón de la habitación, encontró una pijama que claramente no era suya, pero estaba demasiado cansada y desesperada para ser exigente.

Con un gesto de indignación, Gala la agarro, oliendo la ropa para identificar si pertenecía a ella. El aroma era familiar y la confirmó: era la pijama que había dejado en su casa. La sensación de despojo se hizo aún más palpable al darse cuenta de que estaba usando una prenda que, aunque familiar, no era lo que había querido llevar en ese momento.

Gala: Qué irónico! No solo estoy atrapada aquí, sino que también tengo que ponerme esta cosa como si fuera una niña pequeña.

Sin más opciones, Gala se vistió con la pijama. A pesar de que no le quedaba del todo bien y se sentía aún más incómoda, no tenía más remedio que conformarse. Se pasó las manos por el cabello y se tumbó en la cama, sintiendo el peso de la situación más que nunca.

Desde el otro lado de la puerta, Karime escuchó el grito de frustración de Gala y se detuvo un momento. A pesar de su actitud egocéntrica, había algo en el tono de la voz de Gala que le hacía sentir un poco de culpa. Sin embargo, su orgullo la impulsaba a seguir adelante, y no podía permitirse mostrar debilidad.

Mariana, aún en la oficina, notó la expresión preocupada de Karime y le dijo,

Mariana: No piensas ir a hablar con ella? Parece que realmente está pasando por un momento difícil.

Karime se giró hacia su amiga, su expresión complicada.

Karime: Lo sé. Pero necesito manejar esto con cuidado. Si le muestro que estoy afectada por sus gritos, no lograré nada. A veces, ser demasiado accesible solo empeora las cosas.

Mariana asintió, comprendiendo el dilema de Karime.

Mariana: Sí, entiendo. Solo recuerda que, aunque tengas que mantener una imagen, también necesitas mostrar algo de empatía.

Karime asintió y salió de la oficina para tomar un poco de aire. Mientras caminaba por la casa, no podía dejar de pensar en Gala y en cómo la situación podría mejorar. Su egocentrismo a veces nublaba su juicio, pero la realidad era que la situación no podía continuar así para siempre.

Gala, en su rincón del cuarto, seguía dándole vueltas a todo. Su mente estaba llena de pensamientos de cómo había llegado allí y de lo que podría haber hecho para evitarlo. A pesar de su odio hacia Karime, una parte de ella deseaba que la situación cambiara, que las cosas pudieran empezar a tener algún sentido.

Mientras tanto, Karime se quedó en el pasillo, mirando hacia la puerta del cuarto de Gala. Sabía que tenía que encontrar una solución, no solo para la seguridad de Gala, sino también para su propia tranquilidad. La situación no podía continuar así indefinidamente, y tenía que encontrar una manera de equilibrar su propia naturaleza egocéntrica con la necesidad de manejar este caos de una manera que al menos proporcionara un mínimo de comodidad para Gala.

A medida que el tiempo pasaba, ambas se enfrentaban a sus propios desafíos. Karime estaba decidida a encontrar una solución, mientras Gala, en su pijama incómoda, esperaba con desesperación que las cosas empezaran a cambiar para mejor.

Un Amor En El CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora