Capítulo 1: La Primera Grieta

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El eco de los tacones de **Lena Thornton** resonaba en el suelo de mármol pulido mientras caminaba por el vestíbulo del imponente edificio de oficinas en el corazón de Manhattan. Era una mañana fría de otoño, y la ciudad parecía vibrar con la energía incesante de sus habitantes, pero Lena estaba concentrada en una única cosa: el caso más importante de su carrera.

Su bufanda gris se ajustaba perfectamente a su abrigo negro, un atuendo que exudaba confianza y profesionalismo, pero por dentro, Lena estaba inquieta. Había pasado semanas preparándose para la reunión que estaba a punto de tener, una reunión que podría cambiar el rumbo de su vida, tanto profesional como personal. Era la abogada principal en un caso de denuncia de irregularidades que implicaba a **Whitestone Corp**, una de las empresas más poderosas de Nueva York, y la misma empresa donde trabajaba su novio, **Ethan Caldwell**.

Al entrar en la sala de juntas, Lena fue recibida por el sonido de sillas arrastrándose y sus colegas levantándose en señal de respeto. **Daniel Harris**, su jefe, un hombre corpulento con una voz profunda y autoritaria, le ofreció un breve asentimiento antes de señalar el asiento a su lado.

—Lena, me alegra que hayas llegado. Estás lista para esto, ¿verdad? —preguntó Daniel, su tono era más una declaración que una pregunta.

—Por supuesto, —respondió Lena con firmeza, ocultando cualquier rastro de la duda que la había estado atormentando desde que se asignó al caso.

Los documentos que tenía ante ella contenían información detallada sobre la supuesta corrupción dentro de Whitestone Corp. Las pruebas eran convincentes: transacciones financieras sospechosas, documentos alterados, y una lista de nombres que Lena preferiría no haber visto, incluido el de Ethan. Desde que descubrió esa conexión, su vida se había convertido en un delicado equilibrio entre su carrera y su relación.

La reunión avanzó rápidamente, con Lena exponiendo su estrategia para llevar el caso adelante. Cada palabra que pronunciaba estaba calculada, y sus colegas asintieron en aprobación. Pero, mientras hablaba, su mente vagaba hacia Ethan, hacia la noche anterior, cuando él había llegado a casa tarde, con una excusa apresurada sobre una reunión que se prolongó más de lo esperado.

**Esa noche**, algo había cambiado. Ethan, normalmente tan atento y cariñoso, parecía distante, casi ausente. Lena lo había atribuido al estrés del trabajo, pero ahora no estaba tan segura. Había algo en sus ojos que la inquietaba, algo que nunca había visto antes: una mezcla de culpa y miedo.

Al finalizar la reunión, Daniel la detuvo antes de que pudiera salir de la sala.

—Lena, sé que este caso es complicado, especialmente por tu relación con Ethan. Si en algún momento sientes que necesitas apartarte, no dudes en decírmelo.

—Gracias, Daniel, pero estoy bien. Puedo manejarlo, —respondió Lena, aunque las palabras le supieron a mentira.

De camino a su oficina, Lena no pudo evitar revisar mentalmente los documentos del caso una vez más. Las piezas encajaban demasiado bien, pero había algo que no cuadraba. **Ethan** no era un hombre corrupto, al menos no el hombre que ella conocía. Pero ¿cuánto conocía realmente a Ethan?

El sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Era un mensaje de **Ethan**: *"Te veré en casa para cenar. Te quiero."* Lena sintió un nudo en el estómago. Ese simple mensaje, que normalmente la habría hecho sonreír, ahora solo la llenaba de incertidumbre.

Esa noche, mientras preparaba la cena, Lena no pudo evitar pensar en la posibilidad de que su relación con Ethan estuviera basada en una mentira. ¿Qué haría si descubría que él estaba involucrado en la corrupción de Whitestone? La pregunta la atormentaba, pero no tenía respuesta.

Cuando Ethan llegó a casa, Lena lo observó detenidamente. Su sonrisa era la misma, su abrazo cálido como siempre, pero Lena sintió una distancia creciente entre ellos. Durante la cena, la conversación fue superficial, llena de comentarios triviales sobre el trabajo y el clima. Sin embargo, cuando Ethan mencionó que tenía que viajar por negocios la próxima semana, una chispa de sospecha se encendió en la mente de Lena.

—¿Adónde vas? —preguntó, tratando de sonar casual.

—A Chicago, hay una reunión importante con unos socios. Es solo un par de días, —respondió Ethan, sin mirarla a los ojos.

Lena asintió, pero una sensación de inquietud se instaló en su pecho. Algo no estaba bien, y ella lo sabía. Después de cenar, mientras Ethan se duchaba, Lena revisó su teléfono, una violación de su confianza que nunca antes había considerado. Pero la necesidad de saber la verdad superó su culpa.

No encontró nada comprometedor, solo correos electrónicos de trabajo y mensajes de texto mundanos. Pero eso no la tranquilizó; en cambio, la dejó con más preguntas que respuestas.

Esa noche, mientras se acostaba junto a Ethan, Lena se dio cuenta de que la primera grieta en su relación había aparecido. Una grieta que, si no se manejaba con cuidado, podría destruir todo lo que habían construido juntos. Con la mente llena de dudas y un corazón pesado, Lena cerró los ojos, sabiendo que la mañana traería más preguntas, y quizás, algunas respuestas.

Entre Sombras y PasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora