Parte 5.

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Gala y Karime llegaron a la isla después de todo lo que habían pasado juntas. A pesar de los peligros y las sombras que rodeaban a Karime por sus actividades, esta vez querían escapar de todo, al menos por un tiempo. Al bajar del bote, Gala apenas tocó la arena y, con una sonrisa enorme en el rostro, soltó la mano de Karime y corrió hacia la playa, como una niña pequeña.

El sol brillaba intensamente, y el sonido de las olas era relajante. Gala dejó caer sus sandalias en la arena y se zambulló en el agua, riendo como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Karime, de pie en la orilla, la observaba con una mezcla de ternura y tristeza. Ver a Gala tan feliz, tan libre, la hacía sentir que todo lo que había hecho, todo lo que había arriesgado, valía la pena.

Finalmente, Karime se quitó los zapatos y caminó hacia el agua, siguiendo a Gala. Cuando la alcanzó, Gala la envolvió en un abrazo, empapándola por completo. Karime no pudo evitar reír y, por un momento, se permitió olvidar sus responsabilidades, olvidarse del pasado, y simplemente disfrutar del momento con la mujer que había llegado a significar tanto para ella.

Después de un rato jugando en el agua, se tumbaron en la arena, lado a lado, mirando al cielo. Gala entrelazó sus dedos con los de Karime

Después de su tiempo en la playa, Gala y Karime regresaron a la cabaña donde se quedarían durante su estancia en la isla. La cabaña era acogedora, con detalles rústicos pero elegantes, ubicada en medio de una pequeña jungla con vista al mar. Era el tipo de lugar donde uno podría olvidar el mundo exterior, un refugio perfecto.

Al llegar, Karime tomó a Gala de la mano y la guió hacia el baño.

Karime: Ve a bañarte, mientras yo me encargo de la cena

le dijo con una sonrisa tranquilizadora. Gala, confiando plenamente en ella, le devolvió la sonrisa y se dirigió al baño, disfrutando de la idea de un baño caliente después de un día en la playa.

Tan pronto como Gala cerró la puerta, Karime cambió su expresión a una más seria. Sacó su teléfono y llamó a uno de sus hombres de confianza.

Karime: Quiero que investigues todo lo que le gusta comer a Gala. No quiero que falte nada. Encuentra sus platillos favoritos, sus postres preferidos, todo. Y asegúrate de que la comida esté lista para cuando termine de bañarse

El hombre no tardó en cumplir la orden. Mientras tanto, Karime comenzó a preparar el ambiente en la cabaña, encendiendo algunas velas y asegurándose de que todo estuviera perfecto. Sabía que Gala merecía lo mejor, y estaba decidida a hacer que esa noche fuera especial, dejando atrás cualquier preocupación por su estilo de vida.

Gala salió del baño con el cabello aún húmedo, sintiendo una mezcla de frustración y desorientación. Apenas hacía unas horas, su vida había sido normal, tranquila, sin ningún indicio del caos que se desataría. Ahora estaba atrapada en una isla, secuestrada por una mujer que no conocía y cuya reputación como mafiosa la aterrorizaba. Cada segundo en ese lugar era una batalla entre su miedo y su deseo de escapar.

Al entrar en la sala principal de la cabaña, Gala se detuvo al ver la mesa finamente arreglada, con platos que claramente estaban destinados a impresionarla. Karime estaba ahí, esperándola, con una calma inquietante. Gala la miró con cautela, cada fibra de su ser queriendo mantenerse alejada de la mujer que la había arrancado de su vida.

Karime: Ve a sentarte, He preparado tu cena.

Gala no podía evitar sentir un escalofrío al escuchar esas palabras. ¿Cómo sabía Karime lo que le gustaba? La idea de que alguien hubiera investigado cada detalle de su vida la hacía sentir invadida y furiosa.

Un Amor En El CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora