- ¡Levántate ahora mismo soldado! - La voz desgarradora de Amín desesperado se escuchó en sus oídos y Zeth despertó sobresaltado abriendo sus ojos de par en par.
- Mierda - Maldijo apretando los dientes por el dolor que le produjo en sus heridas el brusco despertar y luego al notar que todo al su alrededor estaba silencioso, trato de acomodarse sin hacer mucho ruido.
Notó que Samira no estaba a su lado y sintió como su pecho se vaciaba de la angustia por un segundo, pero pronto la descubrió durmiendo tranquilamente en aquel diván bajo la ventana de la habitación y sintió alivio. Odiaba despertarse con aquellas pesadillas, aquellos recuerdos que traía su inconsciente de batallas y muertes en guerra. Tal vez porque se sentía mal, había soñado con aquella vez que hubiera preferido que su amigo Amín no lo salve. La ultima campaña del este fue muy cansada, casi sin suministros y con el corazón pesado tras haber perdido a su padre y tener grabado en su mente el desgarrador llanto de su madre. La batalla final de aquella empresa duró casi una semana de asedio a la fortaleza del este y lucharon casi sin descanso. En el ultimo enfrentamiento Zeth lo había arriesgado todo, y aún herido de gravedad, pudo asesinar en batalla al señor de aquella ultima rebelión y resistencia de la monarquía absoluta. Aquel día, se le venía a la memoria, sus recuerdos eran apenas pantallazos después de aquella pelea, por varios días pensó que había muerto, pero cada vez que despertaba el intenso dolor en su rostro y cuerpo lo hacían recordar que aún estaba vivo.
Algo de similitud había en su sensación de ahora, pero el dolor era menos, más soportable que en ese entonces. Su hombro se sentía amortiguado y aún su cabeza abombada, pero ya no tenía nauseas, solo sed.
Con algo de esfuerzo logró alcanzar con su brazo sano un vaso de agua y lo bebió. Luego observó a Samira que descansaba allí, cubierta por una manta delgada, con sus piernas encogidas contra su pecho, acurrucada como si tuviera frío. ¿Se había acostado allí para estar lejos de el? Pensaba con el ceño fruncido. "¡Por supuesto! Es exactamente lo que el había hecho durante todo el viaje, mantener las distancias. ¿Qué otra cosa esperaba?" Desde que se habían casado, el había evitado a Samira lo más que pudo. Y durante el viaje, a pesar de que la tienda para dormir de Zeth era lo suficiente amplia para los dos, el había dormido fuera cada noche. En la casa, el doctor, les habían dado una habitación con una cama amplia para los dos porque eran un matrimonio, tal vez como estuvo cuidándolo de la fiebre se había quedado dormida el día anterior a su lado, pero ahora que estaba mejor, ella se las había ingeniado para dormir lejos de el. Aquel diván no parecía nada cómodo, sobre todo porque era muy angosto y pequeño. Zeth se sintió algo miserable y se preguntaba si ella se hubiera sentido así también o aliviada al no tener que compartir intimidad con él. Suspiró pesadamente, odiaba tener esas contradicciones en su cabeza.
La Luz del amanecer se colaba por las cortinas de la ventana iluminando el rostro de Samira, quien se removió un poco en el lugar sin despertarse.
Zeth rio de lado observándola y quiso incorporarse para ver si podía cerrar las cortinas, pero apenas si pudo sentarse un poco en la cama, el dolor era intenso de la herida cerca del estómago y la del hombro, pero podía soportarlo. La del brazo se sentía más entumecida. Respiró profundo y luego bajó las piernas hacía un lado, sosteniendo su costado bajo sus costillas y reprimiendo los quejidos de dolor.
Se dio cuenta que no tenía mucha ropa puesta, por lo que tironeó de las sábanas para cubrirse un poco.
Samira se removió más y el se quedó lo más quieto que pudo para no despertarla, pero era tarde, los ojos azules de Samira lo miraban confundida, tal vez por el sueño que aún reflejaba en su rostro.
- ¿Qué estás haciendo? El doctor dijo que no debes moverte...- Le dijo Samira incorporándose al tomar conciencia de lo que sus ojos veían. Restregándose un poco el cuello. Tal vez la posición al dormir no era la mejor que había tenido.
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Los hijos del Desierto
RomansaEn medio de un nuevo éxodo, la gente busca volver al viejo continente donde las leyes y las costumbres son más fuertes que nunca en una búsqueda desesperada de repoblar el mundo. La poderosa sangre de los bendecidos por el dios Seth debe prevalecer...