parte 9.

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En un despacho privado, Karime accedió a su cuenta bancaria y comenzó a realizar la transferencia. Su mente estaba en tensión mientras seguía cada paso del proceso. La cantidad de dinero que estaba enviando era significativa, pero no era un problema para ella en términos financieros. Sin embargo, el objetivo era cumplir con la demanda sin levantar sospechas y sin dejar espacio para el error.

Mientras Karime trabajaba en la transferencia, en el apartamento, Mariana trataba de mantener la calma. Aunque el ambiente era tenso, hizo todo lo posible por aparentar normalidad y observar de cerca a los matones.

Los minutos parecían eternos, pero finalmente, Karime completó la transferencia y recibió la confirmación de que el dinero había sido enviado. Se levantó de inmediato, lista para regresar al apartamento y asegurar la liberación de Gala.

Cuando Karime volvió al edificio, se encontró con Mariana en la entrada, quien la miró con preocupación.

Mariana: Lograste hacerlo?

Karime: El dinero ya está en su cuenta. Vamos a ver qué sucede ahora.

Ambas se dirigieron de nuevo al apartamento. Karime, con el rostro decidido, abrió la puerta y se enfrentó al hombre que había hecho las demandas.

Karime: He cumplido con tu demanda, Ahora, liberen a Gala.

El hombre observó a Karime y luego a sus matones, quienes miraron a su jefe en busca de una señal. Finalmente, el hombre asintió.

Desconocido: Está bien. La libertad de Gala está asegurada, siempre y cuando todo el dinero haya llegado como dijiste.

Uno de los matones desató a Gala de la silla, y ella se levantó, mirando a Karime con gratitud y cansancio.

Gala: Gracias

Karime la abrazó con cuidado, aliviada de verla libre.

Con Gala liberada y el dinero ya en manos de los secuestradores, Karime y Mariana acompañaron a Gala hacia el coche. Sabían que debían salir de allí rápidamente para evitar cualquier complicación adicional.

Mientras se alejaban del edificio, Gala miró a Karime con una mezcla de emociones. Aunque la situación había sido aterradora, sentía una profunda gratitud hacia ella. La conexión entre ellas había superado una prueba extrema, y aunque el futuro seguía siendo incierto, al menos en ese momento, estaban juntas y a salvo.

Después de que Karime y Mariana aseguraron a Gala en un lugar más seguro, Karime se sentó junto a ella en la habitación de un hotel discreto donde podrían descansar y recuperarse. Gala, todavía procesando todo lo que había sucedido, se encontraba en la cama, cubierta con una manta, mientras Karime se mantenía a su lado.

Gala miró a Karime con una mezcla de sarcasmo y sinceridad, intentando aligerar el ambiente después de todo lo que había pasado.

Gala: Entonces, Karime, otra vez me vas a secuestrar? O este es tu nuevo plan para mantenerme cerca?

Karime la miró con una mezcla de sorpresa y afecto.

Karime: si secuestrandote es la única forma de tenerte conmigo, pues si

Gala se movió un poco en la cama, acercándose a Karime.

Gala: después de todo esto, solo quiero estar contigo. No quiero que me dejes ir. Quiero estar a tu lado, solo contigo.

La sinceridad en la voz de Gala tocó un acorde profundo en Karime. Ella había estado pensando en todo lo que había pasado y en la conexión que habían compartido durante la tormenta. La idea de dejarla ir de nuevo era algo que Karime no estaba dispuesta a considerar.

Karime tomó la mano de Gala con ternura.

Karime: Gala, yo... no sé qué esperar para el futuro, pero no quiero dejarte ir. Si tú también sientes esto, yo también lo siento. Quiero estar contigo y asegurarme de que estés bien.

Gala miró a Karime con gratitud y una sonrisa de alivio.

Gala: De verdad? No es solo una reacción a lo que acabamos de pasar?

Karime: No, He estado pensando en lo que significa estar contigo, en lo que hemos compartido. Y si quieres estar conmigo, entonces yo quiero lo mismo. No voy a irme. Vamos a enfrentar esto juntas.

La conexión entre ellas se profundizó en ese momento, y Karime, sintiendo la determinación y el deseo de proteger a Gala, decidió quedarse con ella. No solo para asegurarse de que estuviera a salvo, sino para explorar lo que realmente significaba estar juntas en una relación que había sido probada por el estrés y la adversidad.

Gala, con lágrimas de alivio en los ojos, se acurrucó más cerca de Karime.

Gala: Gracias. Esto significa más para mí de lo que puedes imaginar.

Ambas sabían que el camino hacia adelante sería complicado, pero estaban dispuestas a enfrentarlo juntas. Con el peligro inmediato pasado, Karime y Gala se centraron en su conexión y en el futuro que podían construir, enfrentando las nuevas realidades con una renovada determinación y un compromiso mutuo.

Karime salió temprano por la mañana para ocuparse de asuntos relacionados con el rescate y para resolver algunas cuestiones urgentes de su trabajo. Aseguró a Gala que regresaría tan pronto como pudiera y que debía descansar y recuperarse. Gala, aún abrumada por el estrés y la tensión de los últimos días, se quedó en el hotel, tratando de relajarse.

Sin embargo, unas horas después, Gala comenzó a sentirse mal. Un mareo repentino la sorprendió mientras estaba sentada en la cama. Se levantó con dificultad, tratando de estabilizarse, pero la sensación de inestabilidad no desaparecía. Se dio cuenta de que también estaba experimentando náuseas, lo que hacía que el simple acto de moverse fuera incómodo.

Desesperada por encontrar algo que la ayudara, Gala se dirigió al baño, donde se arrodilló junto al inodoro, tratando de calmarse. La combinación de estrés, la falta de comida adecuada y el agotamiento acumulado estaban pasando factura. Intentó beber un poco de agua, pero el simple hecho de hacerlo la hacía sentir aún más nauseabunda.

Mientras luchaba contra las náuseas, Gala pensó en Karime y en cómo había prometido regresar rápidamente. La preocupación por su bienestar y la incertidumbre de no saber cuánto tiempo iba a estar sola la hicieron sentirse aún más angustiada.

De repente, escuchó el sonido de la puerta del hotel abriéndose. La voz de Karime la llamó desde fuera

Karime: Amor, estoy de regreso. Estás aquí?

Gala intentó levantarse y hacer un esfuerzo por llegar hasta la puerta, pero el mareo casi la hizo caer. Finalmente, se arrastró hacia el vestíbulo del hotel, donde Karime entró y la encontró apoyada contra la pared, pálida y visiblemente afectada.

Karime: Gala, qué te pasa? estás pálida

preguntó Karime con preocupación mientras corría hacia ella.

Gala: Me siento mareada y con náuseas, No sé qué está pasando, pero no puedo mantenerme en pie.

Karime la rodeó con los brazos y la ayudó a volver a la cama.

Karime: Tienes que quedarte aquí y descansar. No debiste haberte levantado. Deja que me ocupe de ti.

Karime fue rápidamente a buscar agua y algo ligero para comer que pudiera ayudar a estabilizar el estómago de Gala. Mientras tanto, se aseguró de que Gala estuviera cómoda en la cama y le dio una compresa fría para la frente.

Gala miró a Karime con gratitud.

Gala: Lo siento por preocuparte. No quería causarte más problemas.

Karime: No es tu culpa, Solo quédate aquí y déjame cuidarte. Necesitas descansar y recuperarte.

Karime se quedó a su lado, esperando a que Gala se sintiera mejor. Hizo todo lo posible para ayudarla a superar el malestar, sabiendo que su bienestar era lo más importante. A medida que el tiempo pasaba, la sensación de mareo de Gala comenzó a disminuir, y con el apoyo constante de Karime, finalmente logró calmarse y relajarse un poco.

Un Amor En El CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora