Capítulo 2
—¡Evelyn! —se escuchó el grito que parecía ser de un hombre mayor en medio de los árboles, lo que ocasionó que la jovencita girara su rostro para ver quién la llamaba.
—No puede ser —musitó ella por lo bajo, rogando que no fuera su padre quien la buscaba, así que se apresuró a arrojar las cerezas que tenía en las manos sobre la canasta donde las estaba recogiendo y rápidamente se escondió tras un matorral.
Ella escuchó las ramas secas en el suelo crujir mientras se acurrucaba tras el matorral, limpiando su boca manchada a causa de las cerezas que había comido.
—¿Dónde está esa maldita niña? —habló el hombre con desprecio, buscándola con la mirada, pero al no verla, solo se dio la vuelta y se alejó.
Al darse cuenta de que su padre se había ido, Evelyn descansó. Ella se levantó del suelo y sacudió la falda marrón de su insípido vestido. Luego, tomó la canasta y caminó cerca de otros árboles recogiendo las frutas, cuando el bullicio de la voz infantil de un niño la sorprendió.
—¡Evelyn! ¡Evelyn! —El niño corrió cerca de ella con alegría y, al verla, se acercó emocionado diciendo—: Evy, mira lo que encontré.
Ella observó lo que su mano traía; una daga que parecía ser de plata y oro y que, de hecho, pesaba para su delicada mano.
—¿De dónde sacaste esto, Rewan?
—Lo encontré tirado hacia allá —señaló él hacia un lugar cualquiera.
—Está sucia, pero parece que... —Evelyn notó que la daga tenía una inicial tallada junto a un apellido—. D. Worwick —comentó ella por lo bajo con el ceño fruncido.
En ese momento, ambos se miraron y comenzaron a gritar asustados, y el niño, eufórico, gritó—: ¡Es de un Worwick!
—Deberías dejar esto donde lo encontraste.
—¡No, Evy, mírala! Debe valer mucho en el pueblo.
—No puedes vender una daga de uno de ellos. Si te descubren, te matarán; es mejor que la dejes donde estaba.
—Déjame quedármela, Evy. Sabes que algún día seré un caballero, debo aprender a usarla.
—¿Ah sí? ¿Y quién te va a enseñar?
—¡Pues yo creo que puede ser así! —El niño comenzó a moverse imitando los movimientos de un guerrero, y Evelyn no tardó en reírse—. Además, todo buen guerrero debe tener su arma para defender a la princesa.
—¿A quién vas a defender? —preguntó ella, volviendo a recoger sus frutas.
—A ti, Evy, tú serás una princesa.
Evelyn miró con cierta tristeza al pequeño y, con una ligera sonrisa dibujada en su rostro, dijo—: Ojalá nunca pierdas esa imaginación. Te voy a dejar quedarte con ella, pero con una condición.
—¡Cuál! ¡Cuál! —exclamó brincando de alegría.
Evelyn se arrodilló, quedando frente a frente con el pequeño, y dijo—: No dejes que la vean madre o padre, ni mucho menos Jovan. Ya sabes cómo es y, si la descubre, te la va a querer quitar. Solo debes usarla cuando sea necesario.
—¿Y cuándo es necesario?
—Si papá llega a agredirte cuando yo no esté ahí y ves que tu vida corre peligro, úsala y corre muy lejos sin mirar atrás, ¿sí?
El niño asintió y se arrojó a los brazos de su hermana, dejando a la vista sus pequeñas manos sucias de arena, rodeando el cabello castaño rojizo de la joven.
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𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀
RomantikEn un reino donde la paz al parecer se ha desvanecido, la nueva generación de la familia Worwick se enfrenta a una feroz lucha debido a la cabeza de la corona. Con enfrentamientos entre sangre y linaje, traiciones, secretos y rivalidades que amenaza...