CAPÍTULO V

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DÍA 1

El sol ya estaba alto en el cielo cuando el Capitán Johnson se sentó en un banco fuera de la pequeña cafetería del pueblo. La mañana era fresca, con un suave viento que acariciaba su rostro, pero en su mente, los pensamientos eran todo menos tranquilos. La taza de café humeante que tenía en la mano se enfriaba lentamente, olvidada mientras su mente vagaba por los recuerdos.

Habían pasado horas desde la intensa conversación en la comisaría. Las palabras de Tomás Anderson, las confesiones a medias... todo se mezclaba en un torbellino de emociones que no podía sacudirse. Había leído las cartas de Tomás, pero aún quedaban muchas preguntas sin respuesta, y cada vez más, Johnson sentía que algo crucial estaba siendo pasado por alto.

A lo lejos, el sonido de la puerta de la cafetería abriéndose y cerrándose le trajo de vuelta a la realidad. Su compañero salía del local con otra taza de café, observando la expresión distante del Capitán.

—¿Estás bien, Johnson? —preguntó, entregándole la taza.

Johnson tomó la taza sin mirarlo, sus ojos fijos en un punto indeterminado en el horizonte. No respondió de inmediato, como si estuviera considerando cómo poner en palabras lo que sentía. Finalmente, soltó un suspiro.

—No lo sé... —dijo en voz baja, más para sí mismo que para su compañero—. Hay algo en todo esto que no encaja. Algo que no puedo dejar de pensar.

Su compañero se sentó a su lado en el banco, también en silencio por un momento, permitiendo que Johnson procesara sus pensamientos.

—¿Es sobre Tomás? —preguntó finalmente.

Johnson asintió lentamente, dando un sorbo a su café, aunque apenas lo notó.

—Sí, es sobre Tomás... y lo que ocurrió. Siento que hay algo más oscuro aquí, algo que aún no hemos visto. Pero todavía no entiendo cuál es la conexión, o si hay más personas involucradas de lo que parece.

Johnson hizo una pausa, observando la calle frente a la cafetería, casi desierta a esa hora de la mañana.

—Recuerdo que vi a Tomás caminando por esta misma calle... fue hace unas semanas. Parecía distraído, como si estuviera en otro mundo. No le di mucha importancia en ese momento, pero ahora, no puedo dejar de preguntarme qué pasaba por su mente. Quizás ya estaba pensando en todo lo que terminó haciendo.

Johnson continuó mirando la calle, perdido en sus pensamientos. Su compañero, notando la gravedad en sus palabras, se tomó un momento antes de responder.

—¿Lo detuviste para hablar? —preguntó finalmente, con cautela.

Johnson negó con la cabeza, sin apartar la vista del asfalto.

—No. Solo lo observé de lejos, por unos segundos. No parecía que quisiera hablar con nadie. Me arrepiento de no haberlo detenido. Tal vez habría cambiado algo… o tal vez no. —Su voz se apagó con las últimas palabras, cargadas de una pesada incertidumbre.

El silencio se instaló entre ambos, solo roto por el sonido lejano de un coche que pasaba por la calle. Finalmente, su compañero intentó ofrecer algo de consuelo.

—No podemos cambiar lo que ya pasó, Johnson. Todos los días nos encontramos con personas que llevan una carga que no podemos ver. Tomás tomó su decisión, por más difícil que sea aceptarlo. Ahora, lo que nos queda es averiguar qué lo llevó a hacerlo. Quizás entenderemos mejor el cuadro completo si seguimos tirando de este hilo.

Johnson asintió lentamente, consciente de que tenía razón, aunque eso no aliviaba la culpa que sentía. Dio un último sorbo al café, que ya estaba frío, y lo dejó a un lado en el banco.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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