Era viernes por la noche, se celebraba el aniversario una de las empresas más importantes del país, donde asistirían los grandes empresarios del país y de otras partes del mundo. El gran salón estaba iluminado por las centenas de luces que colgaban de las altas vigas, reflejando en las copas doradas de los invitados y en el esplendor de las joyas que vestían a las damas.
El ambiente estába lleno de Los ritmos suaves de la orquesta, conversaciones entre invitados y el ajetreo de las mesas del bufé
Felipe charlaba con algunos amigos mientras bebían su copa. Pero de repente todo el mundo quedó en un silencio, Todos miraban hacia la entrada del salón atraídos por un imán invisible, todos fijados en la hermosa figura de Letizia.
Letizia, vestía un elegante vestido negro, su forma se adaptaba perfectamente a su figura majestuosa. El elegante escote que dejaba descubierta una porción de su piel satinada, provocando miradas. Un hermoso juego de aretes y collar.
Con una sonrisa confiada y una mirada muy segura, Letizia cruzó lentamente el salón, saludando amablemente a los presentes. Cada paso del tacón alto despertaba un suspiro en los labios de los espectadores, mayormente en esos hombres que intentaban se todo para conquistar a esa bella mujer. Cada cabeza se volteaba para verla...
Se acercó a los señores Figueroa, los anfitriones de la noche y dió sus felicidades por el aniversario de la empresa
—Doña Letizia, me gustaría presentarle a un gran amigo — dijo el señor Figueroa
—Sera un placer conocerlo — dijo Letizia sonriendo
—Ire a buscarlo, ya volveré — le regaló una sonrisa y fue en busca de su amigo, en menos de cuatro minutos volvió junto con un hombre alto, rubio, ojos azules —Doña Letizia — ella volteo a mirarlo y sonrió —El es Felipe de Borbón
“Oh dios mío no, no” se dijo así misma
—Un.. Un gusto, señor Borbón — dijo tratando de no tartamudear
—Igualme señora Ortiz — dijo Felipe algo nervioso
—Ya regreso — dijo el señor Figueroa dejándolo solos ya que lo otros invitados lo estaban llamando
—¿Cómo has estado? Let — preguntó Felipe intentando hacer un poco de conversación
—Yo perfectamente ¿Y usted? — dijo Letizia recuperándo la postura
—Bien... Cuánto tiempo sin vernos
—Disculpe, iré al baño, con permiso — dijo Letizia, para luego ir al baño. —Esa maldita sonrisa sexy no se le quita — habla sola, suspira al recordar lo jodidamente sexy que seguía estando... —Ya Letizia, ya
Se refresca, ya que estaba sudando como si estuviera bajo un sol de verano. Un rato después, sale del baño
Va a su mesa y para su desgracia estaba él, Felipe. Compartirían mesas
—¿Qué tal van los negocios? — dijo Letizia en un tono algo frío. Estaban ellos solos, ya que los demás estaban bailando y no quería que él ambiente fuera tenso
—Muy bien, ¿Y a tí? — respondió Felipe, mirándola
—Excelentemente bien... ¿Cómo está tú madre?
—Muy bien, esta en Grecia — sonríe
—Que bueno... — las pocas palabras que se intercambiaron entre ellos, ocultando las emociones que sentían, Cada burbuja de champán era como una pregunta incómoda y cada sorbo, una evasión silenciosa. La conversación entre los dos se volvió ligera Pero la mirada de Letizia vió una herida reciente en la mano de Felipe
—¿Qué te ha pasado allí? — preguntó Letizia, extendiendo su mano para tocar la cicatriz pero Felipe retiró su mano rápidamente.
—Fue un accidente, No es nada que te debas preocupar, Letizia
—Tienes razón — dijo con una gran sonrisa —Con permiso — tomo lo último que quedaba en su copa para dejar en la mesa e ir con otras mujeres. Mientras hablaba con ellas miraba de reojos a Felipe, sin que nadie se diera cuenta. Su mirada hacia Felipe revela que no puede evitar sentirse atraída por él después de tantos años....
El corazón de ambos late con fuerza mientras que sus miradas se encuentran. El tiempo parece detenerse, y en ese instante, los recuerdos de su juventud resurgen. Las risas compartidas, las miradas cómplices, los momentos inolvidables que vivieron juntos… Todo vuelve a ellos como un torbellino de emociones...
