Mi única historia empieza en un sitio cuyo nombre no sé. En ese sitio tenía los ojos cerrados aturdida, los abrí lentamente. Estaba en un camerino de un tren con las manos, los pies y la boca atados. "¡Ayuda!" No se me entendía ya que no podía vocalizar bien con la boca atada.
De repente, un chico que creo que trabajaba en el tren, por su vestimenta, me desató: - Tranquila. -, me dijo - Sé lo que está pasando. Me tienes que ayudar. Sígueme. Y vigila que nadie nos vea. Estaba confundida. En ésos momentos pensé que seguro que eso era un sueño, éso que me estaba pasando era imposible. ¡Pero parecía tan real!
Llegamos al vagón de conducción donde vimos unos chicos con la cara tapada. Posiblemente, eran los conductores de ese tren, atados sin que se pudieran mover en el suelo. De repente, dos de ésos chicos con las caras tapadas empezaron a venir hacia mí diciendo: "¡A por ella!".Cuándo se abalanzaron sobre mí, hice una patada, un golpe de codo y otra patada en los pies y... ¡Pum! Se cayeron los dos sin más fuerzas de luchar al suelo. No me reconocía. No parecía yo misma. Nunca fuí una mujer fuerte, que yo recordase.
Hice lo mismo con los dos chicos que conducían el tren y con la ayuda del que me llevó hasta allí cojimos el control del tren. No sé cómo ahora, también, a parte de luchar, sabía conducir trenes. El chico me dijo "¡Bien hecho, inspectora Scarlett!" Sorprendida pensé: "pero yo no me llamo Scarlett! Me llamo... Espera, no me acuerdo cómo me llamo..." Seguidamente, le pregunté al chico: "Ah, por cierto, ¿y tú cómo te llamas?" y él me contestó, extrañado: - ¡Pero señora, si soy su socio, Francisco, de toda la vida!". "Madre mía", pensé, "ahora resulta que este es mi socio de yo que sé qué. ¡Por favor, me quiero despertar ya!" En ése momento, Francisco, que estaba frenando el tren, me dijo: "Cuando pare el tren, salta conmigo por la ventana. Ah, y no te olbides de coger las maletas." Después señaló con la punta de su dedo tres maletas grandes que estaban en el suelo. Yo me dejé llevar y le dije un simple "vale". Unos segundos más tarde, el tren frenó en seco. "¡Ahora!", gritó Francisco. Cogí las maletas rápidamente y salté con los ojos cerrados detrás de mi supuesto socio. "¡Au!", grité haciendo vueltas por el suelo. Llena de rasguños, me levanté y vi cómo el tren se iba sin conductor que lo conduciera. Eso contestaba a mi quüestión inicial: "¿Estoy loca?" Pues parecía que sí, y muy loca. Vi a Francisco a mi lado también derecho. Simplemente Dijo: "Pues ahora, a esperar." Yo en estado de shock por todo lo que había vivido en unos breves minutos, cogí una de las maletas y me senté encima de ella con los ojos clavados en el suelo. Fancisco hizo lo mismo que yo.
Esperamos, esperamos y esperamos. No sabía ni a lo que estábamos esperando, pero allí estábamos: esperando. Sin venir a cuento, una de las maletas que tenía debajo de mí empezó a pitar, sin parar. Francisco chilló: "¡Corre!" Así lo hize, tan rápido como pude. Me giré en un momento dado sin más fuerzas para correr y vi como una gran explosión se expandía hacia mí sin parar de avanzar. Cerré los ojos y sonreí sin saber por qué.
Entonces, aparecí de nuevo en un sitio cuyo nombre no se. Tenía los ojos cerrados, aturdida, los abrí lentamente. Estaba en un camerino de un tren con las manos, los pies y la boca atados. "¡Ayuda!" No se me entendía ya que no podía vocalizar bien con la boca atada. De repente, un chico que creo que trabajaba en el tren por su vestimenta, me desató. "Tranquila" me dijo... "Sé lo que está pasando"...
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MI ÚNICA HISTORIA
RandomMi única historia empieza en un sitio cuyo nombre no sé. En ese sitio tenía los ojos cerrados aturdida, los abrí lentamente. Estaba en un camerino de un tren con las manos, los pies y la boca atados...