Comenzó a salir el sol, regalandoles a todos un amanecer agradable con una cálida brisa que se extendía por toda la isla y alcanzaba a sus ciudadanos, cada uno madrugando para esforzarse en su trabajo común, algunos se esforzaban más qué otros, algunos competían para ser el mejor y uno de los primeros era Spreen y vaya que lo era.
Un exitoso empresario, dueño de dos locales y fundador de su propia ciudad en un pequeño territorio de la isla, era conocido más qué todo por su personalidad antiparabolica y autoritaria, las cosas siempre iban a la manera qué el deseaba o cómo consecuencia, correría sangre.
Detrás de su persona, lo perseguía un gran pasado turbulento y problemático, lleno de venganzas, avaricias, ambiciones y un fuerte problema en el tema del amor, su anterior pareja solamente se aprovecho de las abundantes riquezas qué el pelinegro poseía.
Spreen, ciego de amor, se dejo llevar, cumpliendo cada petición de su pareja, hasta dejarlo en la ruina, fue obligado a huir de su pueblo y mudarse a la isla de Tortilla, pudo reconstruirse desde lo más bajo hasta llegar a la cima pero esto tarde o temprano tendría una consecuencia debido a los actos qué cometió para poder llegar al lugar donde estaba ahorita.
Hoy sería el gran día, inauguraría su nuevo local de pollos "El pollo feliz" y para terminar algunas cosas de la decoración, necesitaría flores, sería su principal objetivo, pues ellas además de darle un ambiente cómodo al lugar, sería una linda decoración y atraerían muchos más clientes.
Lindo y minimalista.
Comenzó su rutina común y se colocó su uniforme, su descriptiva franela color mostaza con sus pantalones color negro de vestir. Reviso algunas cosas del local y terminó otras construcciones al mismo.
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El sol comenzó a filtrarse en las finas cortinas de la habitación del joven Carrera, quién dormía plácidamente en su cama abrazado cómodamente a su pequeño gato. Se removió un poco entre las sabanas cubriéndose hasta la cara, sintió el cálido frío de la mañana golpear su cuerpo.
Su alarma diaria comenzó a sonar en una insoportable melodía qué aturdia sus oídos, el primero qué se había levantado era su amigo, Tomás, dormía en la misma cama con Rodrigo debido a su discapacidad.
Su mejor amigo, debido a un despiadado accidente, perdió la capacidad de ver, en pocas palabras, Rodrigo era ciego.
Rodrigo al no tener a nadie qué estuviera ahí para el, llegó Tomás a su vida, casi siempre le tocaba despertarse a las 3 am por alguna petición que Rodrigo tenía, ya sea de beber agua o necesidad de ir al baño.
Esto comenzó a volverse habitual, Rodrigo se ha adaptado a dejar de ver a través de diversas técnicas y herramientas qué lo ayudaron a adaptarse a su nuevo estilo de vida. Un día, en su mente surgiría una gran idea, al compartir su gusto por las flores con Tomás, ambos acordaron montar una pequeña floristería.
