¿𝘼𝙙𝙤𝙡𝙚𝙘𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖?

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Hetson — Bueno, Recky, creo que ya hemos terminado con todo el papeleo.

Recky — Por supuesto, señor. Según mi revisión, no falta nada más por firmar. — Recky revisa minuciosamente las hojas, asegurándose de que todo esté en orden.

Hetson — Perfecto. En ese caso, envía todo a la FIA Karting para que, cuando llegue el Campeonato Internacional, podamos acceder fácilmente. — Hetson esboza una sonrisa de satisfacción, orgulloso del trabajo bien hecho.

Recky — Bueno, con su permiso, me retiro. — Recoge con cuidado todos los documentos, listo para cumplir la última instrucción.

Hetson — Espero que los mantengan seguros. — Comenta, mientras su mirada se pierde en el horizonte, donde el amanecer tiñe el cielo de tonos dorados y naranjas.

Hannah — Hetson, cariño... — La voz suave de Hannah rompe el silencio, mientras entra en la habitación y se acerca a él con un gesto de ternura. — ¿Ya terminaste con el papeleo?

Hetson — Sin problemas, Hannah. Todo está listo.

Hannah — Bueno, entonces ve a descansar. Yo, por mi parte, tengo que irme...

Hetson — A los Países Bajos. — La completa, sabiendo ya cuál es su destino.

Hannah — Correcto. Nos vemos al rato. — Se despide con un abrazo cálido que Hetson recibe con cariño.

Hetson — Regresa para el cumpleaños de Hoppy. — Le dice, apretándola un poco más, como si no quisiera dejarla ir.

Hannah — Haré lo posible por volver pronto. — Le susurra al oído, antes de separarse suavemente.

Con un último beso en la mejilla, Hannah sale de la mansión y se dirige al aeropuerto para tomar su vuelo de las 8 a.m. Mientras tanto, Hetson, tras asegurarse de que todo estaba en orden, se dirige a su cama, deseando descansar aunque sea un poco. Sin embargo, no se percata de que Hoppy ya estaba despierta, observando en silencio cómo su madre se alejaba una vez más. A pesar de que le dolía ver partir a su madre, tenía otras cosas en mente.

Hoppy — Adiós, madre... — Murmura con una mezcla de tristeza y determinación.

Recky — ¿Señorita Hoppy? — La voz de Recky la sorprende.

Hoppy — ¡Carajo! — Se sobresalta, volviéndose rápidamente. Al ver que es Recky, su mayordomo, o mejor dicho, uno de sus amigos más cercanos, se relaja. — Ah, Recky, eras tú...

Recky — Buenos días, señorita Hoppy, y perdóneme por asustarla así. Aunque... ¿qué hace despierta tan temprano? — Pregunta con curiosidad, extrañado de verla activa a estas horas.

Hoppy — Solo iba al gimnasio. Necesito entrenar para avanzar en mi carrera como piloto.

Recky — Vale... Entonces no la interrumpo más. Que disfrute su ejercicio, señorita Hoppy. — Le dice con un gesto de respeto, dándole paso.

Hoppy — Gracias, aunque primero me voy a bañar.

Después de ese pequeño intercambio, Hoppy reunió toda su energía y se dirigió al baño. La ducha rápida y refrescante la dejó revitalizada. Luego, se equipó con todo lo necesario para su entrenamiento, incluyendo una hoja con las recomendaciones y rutinas que un profesional le había preparado.

Hoppy — Espero que lo que dejó el señor Federik me sea de gran ayuda... — Murmura, mientras toma su teléfono y decide llamar a Kickin. — Ojalá conteste...

El teléfono suena varias veces antes de que alguien lo atienda.

Hoppy — ¿Alo?

𝘾𝙤𝙣𝙩𝙞𝙜𝙤 𝙝𝙖𝙨𝙩𝙖 𝙇𝙚 𝙈𝙖𝙣𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora