Que se enteren

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Narra Martín

Isa y yo estábamos caminando agarrados de la mano sin escuchar lo que nos gritaban y sin hacerle caso a los que hacían entrevistas avanzamos, nos subimos a las sillas voladoras en una de dos personas, Isa no se quejó de que le apretara el brazo por mi miedo a las alturas, al bajar de ahí íbamos caminando haber en donde nos podíamos subir, de repente paré porque un aroma se impregnó en mi nariz.

- Palomitas - susurré.

- ¿Quieres unas palomitas? - preguntó sacando su cartera, me daba pena decirle que sí así que solo lo ví para que captara - ¿Me da unas palomitas? - Se acercó con el señor.

- Claro, ¿Naturales, mantequilla o queso? - Isa me vió para que respondiera pero me dió algo de pánico, ¿por qué para eso si me daba pánico y para hablarle a miles de personas no?

- Mantequilla - apenas pude hablar, el señor no escuchó.

- De mantequilla por favor - repitió Isa, me las dieron y pagó, comencé a comer.

Caminamos y el me robó unas cuantas, le iba a reclamar pero me acordé que él las pagó entonces mejor me quedé calladito.

- ¿Quieres subir a la rueda?

La volteé a ver, me dió vertigo.

- No subo desde que mi mamá...

Me quedé en blanco, no me gustaba hablar de eso.

Narra Isaza

Claro, que tonto, me dieron ganas de pegarme a mí mismo, ¿por qué le tuve que preguntar eso?

- Desde que mi mamá murió no volví a subir.

- Lo siento, no te quise recordar eso.

- Está bien, era muy pequeño.

Eso era verdad, yo apenas y me acordaba.

- Ella era la única que no se burlaba de mí, mi papá nunca tuvo tiempo - ¿pero que dice? Su papá está para él a cada rato, no dije nada - mis primos siempre se burlan de que tengo miedo y comienzan a moverse de un lado a otro.

- Oh, entiendo, me pasa lo mismo con las montañas rusas.

- ¿Tú no te vas a burlar de mí? - rayos, se le comenzaron a poner brillosos los ojos, no sabía que hacer cuando la gente lloraba.

- Nunca lo haría.

- ¿Quieres subir?

- ¿Tú quieres? ¿No te da miedo?

- Si estás conmigo no - los dos nos sonrojamos y soltamos una risa nerviosa, nos subimos (con todo y palomitas) y comenzó, al principio noté que Martín se alarmaba un poco así que yo le agarré la mano y la comencé a acariciar con mi pulgar, noté que aún seguía tenso pero ya no como antes, él estaba viendo las palomitas para no ver todo.

- ¿Crees que ya estén subiendo noticias de nosotros?

- Tal vez, puro título amarillista de que somos novios, pero no importa, que se enteren.

- ¿No lo somos? - estaré tonto, no se lo había pedido aún, él negó.

- No me lo pides aún - solté su mano y por accidente (aunque no tanto) la puse en su pierna, noté como se tensó.

- ¿Quieres ser mi novio? - pregunté como si nada, se quedó como estatua, supuse que era por mi mano - perdón - la quité, sentí que me besó, me emocioné muchísimo, sus manos se entrelazaron detrás de mi nuca, se me puso la piel de gallina, puse mis dos manos de cada lado de su cuerpo, en ese momento se nos olvidó todo, los paparazzis, que se podía ladear la cabina, solo eramos nosotros dos, el beso se comenzó a poner un poco más intenso, ahí fue donde nos separamos y nos levantamos, aún estábamos muy cerca.

¿Su majestad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora