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"No pensé que me entenderías. ¿Cómo podrías siquiera intentarlo?

No quiero andar de puntillas, pero tampoco quiero esconderme.

Pero no quiero alimentar este fuego monstruoso. 

Solo quiero dejar que esta historia muera. Y estaré bien"

-'We can't be friends', de Ariana Grande.

Asahi llegó diez minutos antes de las ocho de la noche, tarareando en voz baja mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba detrás de su silla

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Asahi llegó diez minutos antes de las ocho de la noche, tarareando en voz baja mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba detrás de su silla. Saludó al dueño del restaurante, el señor Kim, que le devolvió el saludo con una sonrisa dulce, y Asahi miró la carta con desinterés, pensando en lo que podría comer ese día con Jaehyuk.

Ya tenía algo de hambre, así que ordenó una copa de vino junto a algún aperitivo para hacer la espera más amena, y se puso a juguetear con su móvil, leyendo los mensajes de felicitación de sus amigos más cercanos, de sus familiares y algunos padres de sus pequeños pacientes. 

A las ocho y cuarto, suspiró porque se dio cuenta de que Jaehyuk venía atrasado, y no era la primera vez, así que le hizo un gesto al viejo camarero del lugar. Lo saludó alegremente mientras le ordenaba brochetas de cordero, porque a Jaehyuk le encantaba comer eso, ¡siempre comenzaban con ese plato antes de comer algo más profundo! Además, así las brochetas estarían listas para cuando Jaehyuk llegara.

A las ocho y media, arrugó el ceño, mirando su móvil y dudando si marcar el número de Jaehyuk o no, pero decidió no hacerlo, porque de seguro su esposo sólo se había atrasado más que nunca, ¿no era así? 

Un cuarto para las nueve de la noche, su pie comenzó a moverse de forma errática sobre el piso, un viejo tic nervioso que nunca pudo eliminar. 

A las nueve de la noche, las brochetas de cordero estaban frente a él, y Min, el camarero, le preguntó si iba a querer algo más. Asahi sacudió la cabeza, tragando saliva mientras podía sentir algunos ojos puestos en él. 

Su dedo, otra vez, se deslizó sobre el número de Jaehyuk, queriendo marcar para preguntarle dónde estaba, pero una parte suya no quería oírlo, pues temía su respuesta. 

Jaehyuk no se pudo haber olvidado de su cumpleaños, ¿cierto? 

A las nueve y media, Asahi tuvo que sacar la primera servilleta para limpiar sus ojos húmedos. 

A las diez de la noche, Asahi se encerró en el baño del restaurante, ocultando su rostro entre sus piernas mientras se derrumbaba por completo, sintiendo como el llanto atascado en su garganta salía por fin.

A las diez y cuarto, volvió a sentarse y pidió la cuenta, fingiendo no ver la mirada de compasión y pena del señor Kim. 

Cinco minutos después, estaba saliendo bajo una torrencial lluvia que empapó por completo su cabello y ropa, pero no le podía importar menos, porque había un entumecimiento en su cuerpo que no podía explicar. Que no podía procesar bien debido al llanto que escapaba de su boca. 

APEGO  /  AU JaesahiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora