Shōto está participando, nuevamente, en aquel bizarro juego de su clan, que busca capturar a un buen Omega, pisarlo y tomarlo para que sea madre de los hijos del Alfa.
Es su tercera vez jugando. No se va a dejar atrapar.
Él es Omega.
Tiene miedo.
Pero jamás se dejará pisar.
O.
Bakugou va a atrapar al mejor Omega posible, a las malas, para que sea la fuente de vida para su nueva manada.
[...]
«Atrapa al Omega que quieras y tómalo, hazlo tuyo y será tuyo», en eso se basa ese juego. Aunque Shōto prefería llamarlo "cacería", ya que en eso consistía esta práctica antigua y primitiva.
Entre las montañas filosas del norte, dentro de un valle en el territorio de los Canis lycaon, la manada Todoroki, y con los fríos días finales de invierno abrazando el grueso pelaje de los licántropos; ahí, una vez al año, se reunían todas las manadas cercanas y con herederos fuertes para poder liberar a los mejores Omegas que están en celo.
Aunque en realidad los Omega son jóvenes, casi niños, que han llegado a la madurez sexual y están listos para formar una familia. Con un cuerpo sano, un buen linaje detrás y una familia lo suficientemente estable para entregar un dote al Alfa que tomó al Omega. El Alfa también tiene que dar su parte, obviamente. Después de todo, esto es una distracción antes de hacer los negocios correspondientes.
Todos los Omega ingresan al valle, algunos preparados y cautelosos, otros tímidos y torpes; hay quienes se entregan fácilmente y los que son como Shōto, veteranos en siempre escapar y llegar a cruzar el valle antes de ser pisado por algún Alfa. Siendo escurridizo, dominante al momento de pelear y morder a los que se oponen a sus objetivos, y con un tamaño más grande en sus extremidades, en comparación con los otros Omegas, lo cual le daba ventaja al momento de correr rápidamente.
¡Por supuesto! Los Omegas pueden escapar si no son atrapados; se librarán del compromiso durante un año y el próximo año deberán participar nuevamente si no tienen pareja; una oportunidad de escoger y no ser simplemente tomado a la fuerza. La demanda de pareja en Omegas es mucha. Muchos Alfas para pocos Omegas. Entonces, en muy pocas ocasiones el Omega puede escapar de ser pisado durante el evento.
Pero Shōto siempre escapa.
Además, Enji, su padre, le prometió que si llega a escapar durante cinco años, lo dejará libre y le dará una oportunidad de competir por un puesto de alto rango en la manada. Shōto se lo merece. Tiene la talla, la fuerza y el tamaño para ser tratado como un Alfa dentro del clan. ¡No tendría que luchar contra estas dificultades si no tuviera un útero interior!
Sin embargo, no puedo estar ensimismado. Solo le quedan dos años y lo logrará.
Nadie puede atraparlo.
Ganará nuevamente en este evento y tomará un suspiro después. Aunque lo último es mentira, ya que las cosas nunca parecen ser fáciles y jamás se podrá dar su respectivo descanso.
La ventisca fría y seca golpea su hocico húmedo e ingresa al valle con frenesí. La señal desconcierta a los Omegas principiantes, pero el humo carmesí que pinta la nieve les alerta del peligro y corren a refugiarse dentro del frondoso valle. «Los que crucen llegarán a escapar», piensan en manada. Pero minutos después, Shōto escucha chillidos y gemidos de dolor, quejidos y gruñidos que indican que varios ya han sido acorralados.
No tiene tiempo de mirar atrás. Alguien lo sigue con la misma intensidad que él tiene para huir.
No va a dejarse pisar.
Aunque ya lo han identificado como presa.
[Prólogo improvisado y temporal de 24 horas antes de estreno de la introducción]
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Muerde y destruye |BKTD
FanfictionShōto está participando, nuevamente, en aquel bizarro juego de su clan, que busca capturar a un buen Omega, pisarlo y tomarlo para que sea madre de los hijos del Alfa. Es su tercera vez jugando. No se va a dejar atrapar. Él es Omega. Tiene miedo...