Bajo mis terminos

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Mingi.

Tuve unos días terribles, demasiado trabajo, gente buena para nada a mi alrededor y ahora mi padre con la estúpida idea de que debería de buscar una esposa, presentándome de manera "sutil" a mujeres que no llenan mis expectativas, vacías de la cabeza, con dinero solamente, algunas bonitas, pero siempre sin nada interesante que ofrecer más allá de una follada simple y ya.

Sin mencionar que no pude evitar compararlas con Lucia, no poseían la mitad de la belleza que ella tiene, ni la inteligencia, ni el porte, aunque mi ratoncita es una niña malcriada que necesita algo de disciplina, una que yo podría darle.

Por eso verla en mi sauna, con solo una toalla de baño, acabo con mi autocontrol, esa mocosa, esa niña altanera, necesita entender que no estoy jugando, que voy enserio por lo que quiero.

—Solo eso —jadeo en mi oreja mientras seguía moviéndose sobre mi erección — el señor todopoderoso Song Mingi, solo piensa comerme el coño —se quito la toalla para quedar totalmente desnuda haciendo que mis pectorales se juntaran con sus pechos sintiendo sus pezones duros —creí que eras un hombre mas ambicioso.

Solo un maldito pedazo de tela se interpone entre mi polla y su coño, moverlo seria tan fácil, la penetraría tan profundo que la haría sentirme en su lindo vientre, pero es lo que quiere, por eso me provoca.

—Necesitas que te enseñe modales también —la tome de la nuca y detuve su cadera —una dama no debe ser tan indecente —su odio hacia mi ahora era todo deseo, mis labios estaban cerca de su boca, quería besarla, pero aun no — tu me dijiste que un por favor, siempre debe de ser la clave.

La baje de encima mio, para girarnos y que ella quedara sentada, antes de que pudiera reaccionar, ya estaba hincado con sus muslos en mis hombros y su coño depilado junto a mis labios.

—Espe...

La primera lamida saco ese gemido que esperaba, se sujeto del respaldo de la banca de la manera que pudo al sentir que mi lengua ya estaba entre sus pliegues, podía sentir su sabor aumentar, por lo que me enterré más, hasta que mi paladar sintió como se derretía por mis succiones.

Su cuerpo temblaba en cada lamida, sus gemidos eran tan fuerte cuando mi lengua se presionaba en su clítoris hinchado, alzo mas la cadera sujetando mi cabello para presionar mi rostro contra ella.

—¡Si!

Separe mi boca antes de que llegara al clímax, terminando con una mirada de odio de su parte.

—No he escuchado lo que te pedí.

Sus mejillas tenían ese color rojo por la excitación a la vez de la molestia, de pensar lo que tenia que hacer para obtener su ansiado orgasmo.

—Púdrete —lamio su dedo corazón para pasarlo por su clítoris que seguía hinchado y cerca de mi cara —no te rogare por algo que puedo obtener bajo mis propios medios.

La baje de mis hombros —¿Crees que las cosas serán como deseas?

—Si —se siguió masturbando —puedes verme como me corro —gemía lento —o puedes usar lo que tienes entre las piernas para ayudarme y si te portas bien —jadeo con sus dedos dentro de ella —hasta podría decir Mingi —gimió —Mingi, mas, Mingi.

Estoy tan jodido.

Me quite la toalla, para tomarla de las muñecas y alzarla para penetrarla de pie, se acomodo sola en la punta para que la tomara del culo, haciéndola bajar, sus manos rodearon mis hombros, acaricio mi nuca al tiempo que me enterre lento en ella.

—Yo vine aquí —lamio mis labios — para hacer lo que quiero, no lo contrario —me beso jalando mi labio hasta hacerlo sangrar —despues de todo soy una niña malcriada —su coño me apretaba tanto mientras la subia y la bajaba que su piel se sentía estirarse a mi alrededor de una manera tan deliciosa —Mingi —jadeo sonando tan jodidamente sensual — consiénteme, sin pedírtelo.

Volví a besarla, atrapando cada jadeo, cada gemido, hasta que se tenso para apretarme y correrse fuertemente mientras su cuerpo temblaba exprimiendo mi polla tanto que se derramaba al piso caliente.

La deje... ¿a quien engaño? Me dejo tenerla una vez mas, hasta que el sudor era tal que debimos terminar para hidratarnos.

Lucia.

Sali de ahí antes de que quisiera entablar algún tipo de conversación, en verdad no planeaba meterme con él, pero algo me decía que podría tener la liberación que deseaba, tiene una actitud tan arrogante y dominante que casi caigo ante lo que él quería, pero como dije, yo no vine aquí hacer lo que otros me pidan.

Aunque si le deje mi numero a uno de sus guardias, tenerlo cerca puede que sea alguna ventaja, ha sido el mejor sexo que he tenido, incluso sin ser la reina de las experiencias sexuales, puedo asegurar que encontrar a alguien como él me seria complicado.

Además es un hombre ocupado, no estará tras de mi todo el tiempo, puedo tomar ventaja de eso, por lo pronto vine a comprar algunas cosas que me hacen falta para mi trabajo, mi impresora esta fallando y no había podido reemplazarla.

—Esta incluido el disco de instalación, además de los cartuchos extras.

—Bien, me la llevare.

El empleador fue por el modelo que pedí, cuando sentí que alguien se paro a mi lado.

—Es raro ver a chicas venir solas a estos lugares, ¿compras algo para tu escuela? —El chico me sonreía de manera coqueta, al parecer es de instituto porque el uniforme —¿A que colegio vas?

—A ninguno, ya me gradué —estoy intentando ser lo mas educada que pueda.

—Pero si luces como de mi edad, ¿eres mayor? ¿podría invitarte a comer?

—No gracias, no estoy interesada —se me acerco mas — además espero a alguien.

—Vamos no seas tímida, te juro que no muerdo — me hice para atrás y la mesa donde estaban las impresoras me detuvo —eres muy bonita —todos lo miraban acosarme, pero nadie hacia nada.

Bien.

Tome una de las lámparas de exhibición pero antes de que le diera un golpe alguien me detuvo.

—Las damas no hacen eso —me sonrio para después girarse y tomar al chico por el uniforme de la escuela —ella no se ve muy cómoda contigo —lo lanzo contra otra de las mesas — mi ratoncita es una chica muy valiente, pero ella esta aquí para ser malcriada y consentida —se le acerco y le dio un puñetazo en el rostro —tu no podrías hacerlo.

Se levanto y se acomodo su lujoso traje, llego el dependiente con mi impresora en la caja, uno de los guardias de Mingi la cargo, este saco su cartera y deslizo su tarjeta negra por la terminal que el chico traía, todo con una calma impresionante, yo seguía sin moverme, hasta que tomo mi mano para salir de ahí.

—¿Qué haces?

—Sacar a mi futura prometida de aquí —mi cara de confusión se hizo presente —hable con tu padre y tengo el permiso de cortejarte, sea lo que signifique eso.

—Como si fuera un puto objeto —me solté pero volvió a tomar mi mano y esta vez me jalo hacia él.

—No, pero me diste una orden en el sauna y la cumpliré bajo mis términos —su boca quedo cerca de la mía —ahora mi ratoncita ¿me dejaras follarte en la limosina?

Mentiría si digo que no quiero...








Una nalgada a quien me diga ¿porque piensas que se llama asi el fic? 

Powerful (Song Mingi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora