Somos como el blanco
contra el negro,
como el infinito azul
rompiendo contra el cielo,
como la suave brisa
tornando en vendaval
los suspiros incorrectos,
que de una Luna a otra
se perdieron entre estrellas.
Somos como notas desacordes
extrañas en su propia música,
como poemas escritos que difieren,
si no en letra,
en el fondo que velan,
como el amanecer que se esconde
cuando la noche arrecia
de sus lágrimas sinsentido,
de sus dulces monstruos,
de sus crueles sueños rotos.
Somos lo imposible
insistiendo en ser reales,
somos el miedo a perder el pasado
ante el olvido,
como el recuerdo que se vive
como falso idilio,
como la mentira ingenua
que se cuenta sin consecuencias
y al tiempo urde su tela
de dolor masoquista inmerecido.
Somos dos aves,
una alba, otra oscura,
volando opuestos destinos,
como sombras perfilando un eco al horizonte,
cantando,
riendo,
soñando,
dejando que la vida
interponga su espacio entre ellas
y, con suerte,
como el blanco contra el negro,
a la muerte una sus alas
en perfecto monocromo.
Y así:
Blanco,
el color de tus pasos sobre el cielo,
la inocencia casta de un beso guardado,
la Luna acunando el regalo
de tus miradas lánguidas.
Negro,
el tacto de tu piel a escondidas,
el color del paraíso al cerrar mis ojos
y soñar que puedo amarte hasta saciarnos,
negro,
que se unirá al blanco en la batalla
y formará nuestro mundo monocromo
de arcoiris bicolores,
la esperanza vaga de un epílogo
que soñaré por inalcanzable,
por que junto a tí
seré feliz en un mundo sin color.
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"De un pobre autor iluso enamorado aun de sus sueños,
de una escritora en prosa de amargos dulces versos,
de poetas traicionados por las palabras que no alcanzan,
de los que cantan a las estrellas por verlas más cercanas,
de la esperanza inocente,
y del cruel mundo en el que habita."
"Para Ti, donde quiera que estés."