No vuelvo a casa el día 311. Soy incapaz de enfrentarme a mamá, especialmente después de que Beau surgiera de la nada solo para abandonarme otra vez, así que ignoro el aluvión de notificaciones que llenan mi móvil —mi familia considera que ya debería haber vuelto— y me quedo en la piscina. Me tumbo de lado junto a la zona donde cubre, observando las aguas tranquilas y esperando que el próximo hoy sea mejor que este, hasta las 23:16.
Me despierto en el día 312 frente a mi mesilla blanca de madera sin dejar de darle vueltas a la cabeza, cada vez más confuso. Supongo que todo se puede resumir en la misma pregunta sucinta que me hice después de que la señora Hazel se apartara de la rutina el día 309: ¿Qué coño está pasando? Nunca he estado más desconcertado que ahora, y eso es mucho decir teniendo en cuenta que llevo más de trescientos días atrapado en un bucle temporal.
Me siento en la cama y trato de dar sentido a lo que me dijo Beau en la piscina. Confesó que se dio cuenta de dos cosas cuando me vio en el instituto el día 311: que yo estaba atrapado en el día de hoy junto a él, y que también estuve en el concierto de The Wrinkles. No sé cómo me vería en el instituto sin que yo le viera, teniendo en cuenta que estaba decidido a encontrarle, pero se pasó el día entero siguiéndome mientras repetía todos nuestros recados, así que puedo afirmar que es un maestro del espionaje.
Y luego está lo de las almas gemelas. Al parecer, yo tengo una, al menos según Beau.
—Si no, no estarías atrapado aquí, como yo —murmuro, repitiendo sus palabras.
Entonces, Beau cree que necesitamos encontrar nuestras almas gemelas para escapar del día de hoy. Y supongo que eso significa que tiene que volver con su ex.
No sé cómo ha llegado a esa conclusión. Cuando investigaba sobre el tema, jamás encontré nada parecido, pero tampoco es que eso signifique nada: hay incontables teorías rondando por todos los rincones raros de internet.
La idea de Beau parece bastante racional (o todo lo racional que se puede ser respecto a los bucles temporales). El concepto es bonito, supongo, especialmente si te gustan los finales de cuento de hadas. Solo hay un problema.
—Sé que yo no tengo un alma gemela, joder —suspiro.
No la tenía antes de quedarme atrapado. No hay nadie a quién pueda considerar que sea algo parecido. Sí, he tenido flechazos, claro; la mayoría eran chicos por internet que nunca he llegado a conocer en persona. ¿Se le puede llamar enamoramiento si no es mutuo? La cuestión es que la teoría de Beau no es aplicable para mí, a menos que conozca a mi alma gemela en el bucle temporal. Si ese es el caso, entonces, sí...
... podría ser creíble. Pero, de ser así, ¿por qué, a excepción de Beau, no he conectado absolutamente con ningún otro chico el 19 de septiembre? Puede que Beau no me necesite a mí, ni siquiera como amigo, ahora que va a centrarse en arreglar las cosas con su ex, pero yo le sigo necesitando a él. Si los dos nos hemos quedado atrapados en el mismo día, tiene que haber una forma de que nos ayudemos mutuamente a escapar. Se equivoque o no con su teoría del alma gemela, necesito saber más.
Me planteo ir al instituto por si Beau se pasara por ahí otra vez —y sin ocultarse de mí—, pero decido no hacerlo. Le mando un mensaje a mamá con la excusa que suelo utilizar siempre que falto a clase (intoxicación alimentaria) y me revuelvo bajo las sábanas pensando otro plan.
Si Beau no es alumno de Rosedore, supongo que estudiará en West Edgemont. Así que decido llamar a la oficina del instituto.
—¡Feliz lunes, y vivan los Raiders! —exclama una mujer con una alegría totalmente fuera de lugar al descolgar el teléfono—. ¿En qué puedo ayudarle?
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Drops of Time Together
Dla nastolatkówClark ha vivido el mismo día 309 veces. Sin parar. Está atrapado en un bucle temporal y, al parecer, no hay nada que pueda hacer para detenerlo. Hasta que el día 310 resulta ser... diferente. De repente, su clase de trigonometría habitual se ve inte...