-Un encuentro repentino-

57 3 9
                                    

¡ RIIIIIING ! - Sonó el despertador y Pascu se levantó de manera brusca debido al susto que se dió.
—Agh, otra día más. — En ese momento, se dio cuenta que aún no era fin de semana, sino que era viernes. Pero no tardo en llenarse de emoción al acordarse de que era el último día de clase. El último día en el que tendría que madrugar, el último día en el que vería a las personas que le hacían bullying... el día en el que acabaría todo el sufrimiento.

— Será mejor que desayune rápido y me prepare lo antes posible. — Bajó las escaleras lo más rápido que pudo; pues se dio cuenta que el despertador sonó tarde, y solo le quedaban 15 minutos para prepararse e ir a clase.
Después de alistarse, cogio su mochila rápidamente y salió corriendo de casa, camino al instituto.
Al llegar, noto que todo el mundo estaba muy feliz. El se dirigió a su aula rápidamente, evitando a los que le hacían bullying. Al llegar a su clase, se sentó en su sitio. Su pupitre era el que estaba atrás del todo, aislado de los demás ya que nadie se quería sentar junto a él durante todo el curso.

El se sentó como cualquier día normal, hasta que llegó el profesor.
— chicos, hoy el día es libre, podéis estar en el recreo durante todas las horas o ir a donde queráis. Os aviso de que en el patio habrán actividades por si queréis participar en ellas. Dicho esto, os deseo un buen verano, por si no me veis más durante el día. — dijo el profesor con un tono feliz, claro.
Todos sus compañeros salieron corriendo, sin tener ningún tipo de cuidado.
Pascu, salió el último, como de costumbre, la única diferencia es que el no se dirigió hacia el recreo, el se dirigió hacia el aula de música.

Al llegar a la puerta, la abrió cuidadosamente, y sin ni si quiera mirar, entró y la cerró tras el.
Cuando se quiso dar cuenta, los que le hacían bullying, ya le estaban dando con el borrador en la cara, haciendo que salga un montón de polvo y que le costase respirar.
Cayó al suelo, y mientras intentaba incorporarse, la mitad de ese grupo cogieron varios libros que había en la estantería, y le empezaron a golpear para que no se pusiese de pie. Mientras los demás chicos del grupo, le hechaban agua en la cabeza.
Pascu estaba desesperado sin saber que hacer, y sin esperanzas de que nadie pudiese ayudarlo.
Pero en ese momento, alguien entró repentinamente en la clase. Todos salieron corriendo, y el chico que acababa de entrar, no dudó en ayudar a Pascu.

— ¿Estas bien? — Le pregunto con cara de preocupación, y extendió sus manos para ayudarlo a levantarse.
— Si... supongo — respondió Pascu sin ni siquiera mirarlo.
Pascu rápidamente se fue al final del aula, avergonzado de lo que acababa de ocurrir. Estaba lleno de polvo de tiza y de agua.
El chico que le ayudo, corrió a socorrerle, prestándole una camiseta que traía de repuesto.
Pascu le agradeció la ayuda.
— Oye, quédate sentado en algún pupitre si quieres, yo voy a practicar en el piano. — dijo el chico amablemente.
Pascu aceptó moviendo su cabeza, y el chico se dirigió al piano.
Nada más tocar unas cuantas notas, a Pascu se le iluminaron los ojos. — toca muy bien el piano. — Pensó.
En ese momento, dejó de tocar el piano, y se quedó mirando fijamente a Pascu.
Pascu aprovechó para preguntarle su nombre.
— Y... ¿cómo te llamas? — dijo con un poco de nerviosismo. Tal vez se habia enamorado un poco, o solo fue un rápido sentimiento, no se sabe.
A lo que el chico le respondió:
— Me llamo Rodri, encantado, ¿cómo te llamas tú? — le dijo aún con una sonrisa.
— Yo... me llamo Pascu... encantado. — Pascu aún nervioso, el no sabía que le causaba ese sentimiento, pero siguió actuando como si todo estuviese bien.

— Bonito nombre. — Le dijo Rodri.
— Gracias, igualmente. — Pascu estaba muy sonrojado, pero no lo sabía.
— Oye, ¿por que estás rojo? — le preguntó.
— ¿Eh?... ¿rojo?... pues... no se, pero dejémoslo pasar por alto. — le respondió sin poder mirarle a los ojos.
Rodri continuó practicando piano. Después de eso, se fueron a pasear por el instituto juntos mientras se contaban sus intereses.
Al final de la jornada, Rodri le pidió el número de teléfono a Pascu, porque iban a empezar las vacaciones y no se verían más.
— Pascu, ¿me podrías dar tu número de teléfono?, me caiste muy bien y no nos veríamos mas por las vacaciones... si me lo das, tal vez podremos quedar y eso.
Pascu aceptó y rápidamente se lo dio.

Sonó el timbre de última hora... ya empezaban las vacaciones. Todos estaban llorando, despidiéndose, haciéndose fotos de recuerdo... Era el último año de la ESO, algunos se irían, otro se quedaría para seguir en bachillerato, pero aún así, se despedían como si nunca mas se fuesen a ver.
Pascu, lo único que hizo para despedirse de su nuevo amigo, fue darle la mano y desearle feliz verano.
— Rodri, espero que tengas un feliz verano, y que podemos quedar alguna tarde que otra. — dijo sonriente.
— ¡Igualmente! Y claro que quedaremos. — dijo rodri mientras se marchaba.
Pascu se quedó pensativo por un momento, pero decidió seguir adelante, e ir a su casa.

Bajo el mismo cielo: el amor verdadero entre Pascu y Rodri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora