Único

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Dedicado a mi querida esposa, pato_bichitoslover

Ramón Sosa no podía creer que estaba en Londres. Todo era tan diferente a su natal Paraguay. Había soñado con este momento desde que era un niño, pero ahora que estaba aquí, se sentía completamente desorientado.

Era su primer día en la ciudad, habiendo sido fichado por un equipo de la Premier League. Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había tenido tiempo de tomar clases de inglés.

De alguna manera, había logrado llegar hasta el aeropuerto, pero ahora estaba completamente perdido.

El bullicio del aeropuerto de Heathrow lo abrumaba. Las señales parecían estar en un idioma alienígena, y cada vez que intentaba preguntar algo, recibía respuestas rápidas e incomprensibles.

Caminaba de un lado a otro, con su maleta arrastrándose tras él, sintiéndose cada vez más frustrado y ansioso.

No muy lejos de ahí, un omega estaba en una situación similar, Gavi, el omega del FC Barcelo estaba en Londres para una breve visita con su equipo.

Habían terminado una serie de partidos amistosos y estaban listos para regresar a España. Sin embargo, es un ser curioso y distraído, Gavi había dejado de seguir a Robert mientras él se detenía a comprar unos dulces.

Cuando finalmente se dio cuenta, estaba solo en medio del aeropuerto, sin idea de hacia dónde debía ir.

Los dos jóvenes, cada uno perdido en su propia situación, terminaron tropezando el uno con el otro cerca de una tienda de cafés.

Gavi, con su cabello despeinado y expresión de preocupación, levantó la vista justo cuando Ramón, con su postura alta y fuerte, también levantó la vista.

—Lo siento.—Se disculpó Gavi rápidamente, su español suave resonando en el aire.

Ramón parpadeó, sorprendido al escuchar su segunda lengua materna, aunque con un acento diferente.

Su mirada se encontró con los ojos marrones de Gavi, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. El omega era hermoso, con una aura que lo cautivaba de inmediato.

—No, disculpame vos.—Respondió Ramón, su voz profunda cargada con su acento paraguayo. Gavi sintió un ligero estremecimiento al escuchar la voz del alfa, que sonaba exótica y melodiosa.

—¿Hablas español?—Preguntó Gavi, aliviado de encontrar a alguien con quien pudiera comunicarse.

—Sí, soy de Paraguay. Vos sos…—Ramón vaciló, sin estar seguro de si estaba hablando con quien pensaba. Había oído y visto un par de videos, y más de la selección de España, pero nunca había pensado que lo encontraría en un lugar como este.

—Pablo Gavi.—Dijo Gavi, con una sonrisa tímida mientras extendía la mano.

Ramón tomó su mano, sintiendo una conexión instantánea.

—Ramón Sosa, acabo de firmar con un equipo aquí. Pero…—Miró a su alrededor, avergonzado.

—Me perdí. No hablo inglés y no tengo idea de dónde está mi puerta de embarque, akañyete.

Gavi soltó una pequeña risa, sintiéndose un poco más relajado ahora, no entendió lo último, pero le pareció gracioso.

—Yo también me perdí. Estaba siguiendo a mi compañero, pero me distraje y ahora no sé dónde están. Quizás… Podríamos intentar encontrar nuestras puertas juntos.

Ramón asintió, agradecido por la compañía.

—Eso me parece una buena idea. Además, parece que ambos necesitamos un poco de ayuda.

Empezaron a caminar juntos por el aeropuerto, Gavi guiando un poco más confiado ahora que no estaba solo. Ramón lo seguía de cerca, intentando no distraerse demasiado con la belleza del omega.

Sin embargo, no podía evitar fijarse en la manera en que Gavi caminaba, en la confianza en sus movimientos, y en la dulzura en su sonrisa cada vez que intercambiaban miradas.

—Entonces…—Dijo Ramón, intentando iniciar una conversación.

—¿Vos siempre viajas tan seguido?

—Sí, es parte del trabajo. Aunque a veces desearía quedarme en casa. Pero me gusta lo que hago, así que no me quejo demasiado. ¿Y tú? ¿Es tu primera vez en Londres?—Preguntó Gavi, sintiendo curiosidad por el Alfa.

—Sí, primera vez. Todo es tan… diferente.—Tonfesó Ramón.

—Me siento... ¿Cómo era? Eh fuera de lugar, pero estoy emocionado por lo que viene.

—Lo entiendo.—Dijo Gavi suavemente.

—Londres puede ser un poco intimidante al principio, pero con el tiempo te acostumbras. Y la Premier es una gran liga. Vas a hacerlo genial, lo sé.

Ramón sonrió ampliamente, sintiéndose un poco más seguro gracias a las palabras de Gavi.

—Gracias. ¿Y vos? Sos muy joven, pero ya sos de lo mejor, todita una estrella.

—Aún tengo mucho que aprender. Pero gracias por decirlo. Oye, ¿Te gustaría tomar un café?—Preguntó, señalando la tienda cercana.

—Podemos tomarnos un momento para pensar en cómo encontrar nuestras puertas.

Ramón aceptó con gusto, y los dos entraron a la cafetería.

Mientras esperaban sus bebidas, la conversación fluyó con facilidad. Ramón compartió historias de su infancia en Paraguay, Gavi reía porque en algunas partes el Alfa se le olvidaba que estaba hablando con él y decía cosas que no entendía, Gavi también le hablo un poco de su vida, de cómo le costó estar en donde esta por su casta.

—Tu acento es…—Gavi vaciló, buscando la palabra correcta.

—Encantador. No sé, suena muy… Melodioso.

Ramón rió, sintiendo un calor agradable en su pecho.

—Y a mí me gusta cómo hablas vos. Es como… Una canción.

Ambos rieron, disfrutando de la compañía del otro. El tiempo pasó volando y, antes de que se dieran cuenta, se dieron cuenta de que sus vuelos probablemente ya habían partido.

—Ay no, hemos perdido nuestros vuelos.—Dijo Gavi, aunque no parecía demasiado preocupado, Ramón lo miró, sintiendo lo mismo.

—Parece que sí. Pero, ¿Sabes qué? No me importa.—Gavi sonrió, asintiendo en acuerdo.

—A mí tampoco.

Los dos sonrieron, tal vez a alguien un polaco furioso lo iba a regañarar y seguramente ya estaría por tomar el control del avión para ir por él, y seguramente un pobre hombre este siendo regañado por olvidar a un jugador en el aeropuerto... Pero realmente no les importaba, no ahora.

Perdidos Perdidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora