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Granger dio un grito y yo me aparté de la puerta por donde Snape entró. Sirius se puso de pie de un salto y Harry lo imitó.
—He encontrado esto al pie del sauce boxeador —dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Remus con la varita—. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.
Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.
—Tal vez se pregunten cómo he sabido que estaban aquí —dijo con los ojos relampagueantes—. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.
—Severus... —comenzó Remus, pero el profesor Snape no lo oyó.
—Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvieran el valor de utilizar este lugar como escondrijo.
—Te equivocas, Severus —se defendió Remus, hablando de prisa—. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.
—Dos más para Azkaban esta noche —dijo Snape, con los ojos llenos de odio—. Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...
—Idiota —dijo Remus en voz baja—. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?
Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Remus. Mi padrino perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Sirius se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.
—Dame un motivo —susurró—. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.
Mi padre se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio, si el de Snape o el de mi padre. Harry se quedó paralizado y nos dirigió una mirada confundida, esperando a que alguno hiciera algo, pero fue Granger la que dió el primer paso:
—Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir, ¿no cree?
—Señorita Granger, me temo que vas a ser expulsada del colegio —dijo Snape—. Usted, Potter, y Weasley se encuentran en un lugar prohibido, en compañía de un asesino escapado y de un licántropo. Y usted señorita Dragneel, me gustaría saber qué pensará el ministerio de que esté fraternizado con su padre el asesino fugitivo, estoy seguro de que si aún no hay celdas para prisioneros menores de edad, usted será la primera en estrenarlas.— Y acto seguido lanzó un incarcerous en mi dirección porque me encontré envuelta en cuerdas al igual que Remus.— Y ahora Granger, le ruego que, por una vez en su vida, cierre la boca.
—Profesor no puede...Pero si... si fuera todo una confusión...
—¡CÁLLATE, IMBÉCIL! —gritó de repente Snape, descompuesto—. ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! —Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Black, salieron algunas chispas. Hermione guardó silencio, mientras Snape proseguía—. La venganza es muy dulce —le dijo a Black en voz baja—. ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!
—Eres tú quien no comprende, Severus —gruñó Sirius—. Mientras este muchacho meta su rata en el castillo —señaló al pelirrojo con la cabeza—, entraré en él sigilosamente.
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Little Dragon (➾George Weasley & O/C)
Fiksi Penggemar¿Y si Sirius Black se hubiera casado con la mejor amiga de su difunto hermano? ¿Y si ambos hubieran engendrado a una niña que llevaba el nombre de una estrella y el apellido de un legado? ¿Y si se viera forzada a ocultarlo? Denébola Cordelia Black v...