Vino Tinto

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Era una noche tranquila, en la capital del amor, París, un lugar hermoso para tomar un buen Champagne o un vino tinto, con una cita romántica a la luz de las velas y a la mirada de la música elegante.

Un castaño con un traje azul oscuro y una corbata negra estaba en un fino restaurante, comiendo despacio un exquisito pastel de chocolate, con utensilios pequeños y de color dorado, las sillas y mesas tenían manteles blancos con un fino terminado al raz del piso. Había gente elegante, sin duda, todos con sus vestidos y trajes impecables al igual que sus perfectos cabellos, todos sonriendo levemente demostrando su belleza externa y comiendo con cautela y educación, realmente no pertenecía allí y lo sabía, el estaba solo, comiendo un pastel de chocolate manchando sus labios color rosa pálido, contrastando su fina y terza piel pálida con lunares.

"Diet Mountain Dew" de Lana Del Rey empezó a sonar en el lugar, haciendo al chico dejar su comida de lado y cantar de manera muy baja, cuidando que nadie lo escuchara, mientras sus pies se movían al ritmo de la música por debajo de la mesa tarareaba con una leve sonrisa y los ojos cerrados

- hola - dijo una voz masculina haciendo saltar al chico y abrir los ojos de golpe

- oh dios, casi me das un infarto - exclamó el chico tapándose la boca antes de insultar al contrario que lo había asustado, haciéndolo reír un poco, nervioso, mientras el castaño seguía mirándolo de arriba a abajo con una expresión de intriga, examinando si podría llegar a ser una posible amenaza

Era alto, tenía un pelo corto, blanco casi grisáceo... ¿Era un viejo o solo estaba teñido? y muy bien ordenado... Típico, un traje formal negro con camisa verde oscuro y una corbata negra con una rosa en el bolsillo en el lado del pecho, bastante casual, pero lindo, y unos ojos, como dos grandes fogatas, color avellana, bellísimos, al igual que su rostro masculino y atractivo, realmente trataba de mantener la compostura por no gritar en ese instante por los nervios que tenia atorados en la garganta al ver a un hombre de tal calibre hablándole solo por ponerse a cantar una canción de Lana Del Rey, ¡incluso tenia buenos gustos musicales!

- ¿está todo bien? - preguntó el chico peli blanco con un lindo acento ruso, viendo como el castaño estaba rojo

- si, si, todo bien - respondió el francés, mirando como el peli blanco lo miraba extrañado.. ¡¿ Y ERA RUSO ?! En otras circunstancias odiaria a los rusos, pero ahora... Ese acento y esas facciones le derretían el estómago, haciendo un revoltijo

- uh, soy Mikhail, un gusto, te vi disfrutando de la canción de fondo y me llamaste la atención, ¿puedo sentarme? - siguió el chico, evadiendo la cara nerviosa, perdida y sonrojada del Francés

- oh, no hay problema, siéntate, soy Davet, un gusto, Mikhail - alzó su mano para agarrar la del más grande y saludarse en un cordial apretón, despertando de su sueño lúcido

Mientras la noche transcurría con tranquilidad Davet y Mikhail hablaban sobre ellos, se conocían y desarrollaron un leve interés en el otro, algo casi instantáneo, una tensión invadía el ambiente, solo que ninguno de los dos pudo descifrar si era romántica o solo candente, pero querían saber y sentir más, así es como el ruso escribió su número telefónico con una pluma en la mano de Davet, quien lo miraba emocionado

- ¿entonces nos veremos de nuevo, señor elegante? - preguntó Davet, sonriente mirando la cara concentrada del peli blanco que escribía su número tratando de que su mano no temblara al estar en una mala posición para escribir

- por supuesto, si es que mi agenda no está llena, señor Baguette - respondió Mikhail riéndose levemente, al estar en Francia no lo limitaría a no burlarse de los franceses, se paró de su asiento y arreglando su traje, extendiendo la mano hacia Davet para tomarla y darle un dulce beso educado en la parte superior de esta, yéndose caminando lentamente y viendo la hora en su reloj

"Malditos rusos" pensó el castaño sonriendo y moviendo la copa de vino que le había comprado el ruso hace unos minutos antes, dios, realmente le provocaría un infarto y no solo por un simple y aburrido susto.

El castaño pensaba en esa filosa y atractiva mirada, en esa sonrisa encantadora, esas risitas con voz gruesa en esos lindos gestos, ese acento, en esa amabilidad, esos labios.. hasta que un suave sonido de vibración de su celular lo despertó de sus pensamientos, rebuscando rápidamente en su bolsillo derecho de su pantalón su celular, respondiendo y poniendo su celular en su oreja con la mano derecha

- buenas noches señor, ya tenemos al hombre, díganos que hacer - pidió una voz al otro lado del teléfono, Davet serio pero fastidiado por la llamada repentina en su día de descanso suspiró, frotando su cien con los dedos de su mano izquierda, provocando un silencio, cuando por fin habló

- es domingo por la noche, podrían solo hacer lo de siempre, sacarle información, torturar, bla, bla, bla, sigo sin entender porqué aún me siguen preguntando a mi cuando siempre terminan haciendo lo mismo, tengan un mínimo de respeto por su jefe.. ¿cuando será el día en que por fin respeten mis tiempos libres, uh, linda? - respondio fastidiado y bajando un poco la voz, dejando dinero en la mesa en donde estaba y un poco de propina, caminando fuera del restaurante mientras aún hablaba por teléfono con esa mujer

- lo siento mucho, señor, ya lo torturamos lo suficiente, le habló a esos bliat bliat para que tuviéramos una reunión, realmente me joden esos rusos - siguió la chica, fastidiada y burlándose de la mafia rusa con la que el grupo mafioso de Davet y el estaban peleando insesantes por territorio, un territorio en Francia, en donde los Franceses mafiosos importaban o exportaban droga de alto calibre al país o fuera del país. Realmente Davet estaba muy molesto por eso, toda la semana con quejas y más bajas de sus hombres que solo quería darse unas vacaciones, quizás en Estados Unidos... o quizás en la India.. ¿o en Hawai?.. dios, solo quería olvidar a esos rusos aprovechados, los odiaba con todo su ser

- matenlo, solo como advertencia para los hijos de puta - respondió el castaño, caminando lento por las calles de París, si bien, solo un hombre menos no los afectaría en nada, realmente quería asesinar a cada uno del bando contrario, mientras unos gritos desesperados e insultos en ruso se hacían presentes, saturando la llamada, escuchando un repentino disparo, haciendo cesar los gritos, sonriendo levemente con malicia sin despegar el celular de su oreja

- estoy muy emocionado de ver con quién nos enfrentamos, querida, ya quiero ver a ese cabecilla ruso lamiendo mis zapatos por piedad... ¿Tu crees que eso cuente como un sueño húmedo? - preguntó el chico, sonriente y tranquilo

- ...si usted lo dice, señor - respondió la muchacha algo tímida e incómoda.

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5mentarios

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Y...
yerba no hay...

"Un Último Beso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora