La tarde en Berlín era fría y gris, con una bruma ligera envolviendo la ciudad. Rusia caminaba con paso firme hacia la casa donde se alojaría, pero su trayecto se vio interrumpido cuando se encontró con Italia en un parque cercano a la casa del teutón.
Italia estaba sentado en un banco al aire libre, tomando un café con una expresión pensativa. Cuando vio a Rusia acercarse, su actitud cambió rápidamente a una mezcla de fastidio y enojo.
-Ah, mira quién tenemos aquí -dijo Italia con un tono ácido, levantando una ceja-. Rusia, qué sorpresa verte por aquí.
Rusia, aún con la esperanza de un encuentro amistoso, intentó sonreír. -Hola, Italia. Sí, estoy aquí para la junta. Alemania me invitó a quedarme en su casa durante los días que me quedaré aquí.
Italia frunció el ceño, su rostro mostrando una mezcla de enojo y preocupación.
-¿Alemania te invitó? ¿De verdad crees que eso es una buena idea?
Rusia se sorprendió por la reacción de Italia. -Sí, bueno, él fue muy amable al ofrecerme su casa para evitar que pague por un hotel. Pero igual no me gustaría ser una carga.
Italia se inclinó hacia adelante, sus ojos llenos de intensidad. -Escucha, Rusia. Alemania ha pasado por mucho. No estoy seguro de que te des cuenta de lo que estás a punto de hacer. Estar cerca de él podría solo empeorar las cosas. Tal vez el se estrese contigo ahí. El es muy...estricto en su casa..
Rusia se quedó en silencio, su expresión cambiando de curiosidad a preocupación. -¿Por qué lo dices? No entiendo por qué acercarme a Alemania sería un problema.
Italia suspiró con frustración, levantando las manos en un gesto de impotencia. -Alemania es frágil, en todos los sentidos. Está lidiando con mucho dolor y trauma. Si te acercas demasiado, podrías causarle más daño del que ya ha soportado. No quiero que creas que todo es simple.
Rusia sintió un peso en el estómago al escuchar las palabras de Italia. Había estado tan emocionado por la oportunidad de reconectar con Alemania que no había considerado las posibles repercusiones emocionales. -No quiero hacerle daño. Solo quiero estar allí para él.Italia se puso de pie, su tono aún cargado de preocupación. -Tu intención puede ser buena, pero a veces, las mejores intenciones no son suficientes. Piensa en lo que realmente estás haciendo. Si decides quedarte, asegúrate de que no sea para provocar más sufrimiento.
Con eso, Italia se alejó, dejando a Rusia solo en la esquina de la calle. El encuentro había dejado una marca en Rusia, y ahora, mientras se dirigía a la casa de Alemania, estaba cargado de una mezcla de ansias y dudas. Las palabras de Italia resonaban en su mente, y la preocupación por el bienestar de Alemania se había vuelto aún más presente.
...
La noche había caído suavemente sobre Berlín, y la casa de Alemania brillaba cálidamente bajo la luz de las farolas. La entrada principal, con su zaguán de metal adornado meticulosamente, daba paso a un jardín bien cuidado que resplandecía con una luz acogedora. Cuando Rusia llegó, Alemania lo recibió con una calidez notable, a pesar de la ausencia de palabras.
"Bienvenido a mi hogar, Russ"
escribió Alemania en su libreta, mostrándole la bienvenida con una sonrisa genuina sin mostrar su dentadura.
Rusia, impresionado por la elegancia de la casa, respondió con una sonrisa. —Gracias, Alemania. Es un lugar realmente hermoso. Alemania lo condujo por el interior de la casa, pasando por un salón pulcro y moderno, hasta llegar a la puerta trasera de cristal que daba al jardín trasero. Al abrir la puerta, el suave resplandor de las luces del jardín reveló un oasis de serenidad. Las plantas y flores estaban dispuestas con esmero, y en el centro, un kiosco pintoresco se destacaba entre el follaje.
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La suave vos de un ángel...(Rusger/Alemania×Rusia)
De TodoAlemania es mudo sin embargo no siempre fue así. "Eres esa parte de mí que nunca supe que faltaba, como si mi corazón estuviera incompleto hasta que llegaste tú. Cada día que paso contigo me convence más de que estaba destinado a encontrarte, y aho...