Parte 1 Oscuridad

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Lucia

Me duele todo el cuerpo y no se que me ha paso ni en donde estoy.  La confusión me envuelve como una densa niebla. Trato de recordar algo, pero mi mente es un laberinto oscuro. Mi último recuerdo es salir de la empresa, mis pasos apresurados resonando en la acera, ansiosa por entrar en el auto y dejar atrás el día. Pero fue solo un instante, y de repente, todo se volvió negro.

Intento mover mis brazos pero algo me lo impide, una sensacion de como si estuviera atrapada  empieza a crear un panico nada agradable. Mis parpados se convierten en la unica prueba de que sigo viva, el aire se siente denso y cargado de un olor nauseabuendo, una mezcla de suciedad y moho que me revuelve el estomago. me esfuerzo por tomar una bocanda de aire fresco, pero lo que obtengo solo intensifica mi asco.

El frio se cuela entre mis ropas y penetra en mis huesos, helandolos. Me recuesto en una superficie dura, lo que acentua el dolor en cada parte de mi cuerpo ¿Dónde estoy?La pregunta resuena en mi mente como un eco vacuo.

Con un esfuerzo sobrehumano, logro abrir los ojos. La luz es tenue y parpadeante, apenas capaz de atravesar la penumbra que me rodea. Me encuentro recostada en un viejo colchón que cruje con cada movimiento, un sonido inquietante en el silencio opresivo del lugar. Al otro lado del cuarto, la oscuridad es lo suficientemente densa como para que no pueda distinguir qué objetos yacen allí; están cubiertos de polvo y parecen ser vestigios de un tiempo olvidado.

Al mirar mi cuerpo, un escalofrío recorre mi espalda: mis manos y pies están atados, restringiendo mi libertad de movimiento. La sensación de impotencia se apodera de mí. Mi ropa, que por la mañana lucía limpia y bien planchada, ahora está rasgada y sucia, testigo de una lucha que no recuerdo haber sostenido. Estoy descalza y siento el frío del suelo que me atraviesa, mientras mi cabello, desordenado y enmarañado, cae descontrolado por mi rostro.

Tratando de calmarme y no entrar en panico pongo mas atencion y a lo lejos se escucha unas voces, unos murmuros en un idioma que desconozco, lo que me causa confusion, estos murmullos se van intensificando, lo que hace saber que se acercan con velocidad a donde me encontraba.

-Товар готов?

-Он прибыл сегодня утром, мы собираемся его подготовить.

-Не давайте мне никаких объяснений своей некомпетентности, оно должно быть готово через 20 минут.

De repente, la puerta se abre de un golpe y entra un hombre alto y moreno vestido con esmoquin, acompañado de tres hombres armados. Ninguno de ellos pronuncia una sola palabra. El hombre del esmoquin me mira fijamente y asiente con la cabeza antes de salir del cuarto, dejándome a merced de los hombres armados. Uno de ellos se acerca y me agarra del brazo con una brutalidad que me arranca un grito desgarrador. Sin piedad, me arrastra por el pasillo, llevándome a una habitación que parece un poco menos sucia.

Dentro, varias mujeres mayores están ocupadas arreglando a otras chicas de mi edad. Ninguna pronuncia una palabra. Algunas de las chicas muestran signos evidentes de haber sido golpeadas, y hay otras que, aterrorizadas, tiemblan visiblemente.

No tengo idea de lo que está sucediendo aquí, pero no tengo la oportunidad de hablar. En menos de un minuto, me dejan con este grupo y comienzan a desnudame, preparándome para un "baño" que se realiza con tal falta de delicadeza que mi piel queda enrojecida. Las mujeres mayores permanecen en silencio, al igual que yo. He aprendido que, cuando hay peligro, es mejor callar y observar todo lo que pueda. Necesito entender lo que está ocurriendo y buscar una oportunidad para escapar de este lugar.

Una vez que concluyen el "baño", me entregan una ropa que no cubre nada: una minifalda rojo pasión y un brasier del mismo color. Con estas prendas, empiezan a arreglarme, transformándome en lo que parece ser una simple "mercancía".

A mi lado, una joven llora en silencio, lo que provoca que una de las mujeres mayores le reprenda con dureza, advirtiéndole que se calle si no quiere sufrir las consecuencias. Esa reprimenda me deja claro que estoy en medio de una situación de trata de personas, y el miedo se apodera de mí. Maldigo en silencio mi suerte, preguntándome qué va a suceder conmigo.

Una vez que terminada, hombres armados se acercan a nosotras. Sus miradas son frías y amenazadoras mientras nos advierten que no hablemos y que caminemos en silencio, o de lo contrario, tendremos una bala en el pecho en ese mismo instante. Nos guían hacia una sala decorada con ostentación, donde risas y murmullos llenan el aire. La gente que nos rodea viste de forma elegante, ignorándonos por completo a nuestra llegada; algunos están en grupos, riendo de algo que dijo otro, mientras otros sostienen conversaciones animadas.

Nos colocan en fila, justo enfrente de una tarima que resalta en el ambiente festivo. A medida que nos alinean, el miedo se apodera de mí. Entre las palabras que se pronuncian, una en particular hace que mi mundo se desmorone por completo:

—Señores y señoras, demos inicio a la subasta...

El precio de la Libertad (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora