Comenzar la universidad no fue fácil, la rutina a la que venía acostumbrada cambio drásticamente de un día para otro, pero al menos mis chicos seguían ahí conmigo, aunque nos veíamos menos, los horarios que teníamos eran distintos y pocas veces coincidíamos en los huecos entre clases. Pero Villa siempre sacaba el tiempo de donde no lo tenía para verme, fuera que llegara antes a la universidad o esperarme para estar conmigo cuando yo salía de clase, siempre con un chocolate de mis favoritos en las manos.
— Hola mi amor. Villa se acercó a mí con una sonrisa cansada en el rostro
— Cielo, estas super cansado, pudiste haber ido a descansar, lo hubiera entendido. — Le dije para luego darle un pico
— Sabes que cada segundo que pueda aprovechar para estar contigo lo usare, amor, además está muy tarde para que te vayas sola a tu casa. — Tomó mi mano restándole importancia a la situación y dirigiéndome hacía el parqueadero en busca del carro
— ¿Hasta qué hora estuvieron ensayando anoche amor? — Pregunté una vez dentro del carro
— No se cielo, sé que tarde. — Sus ojos denotaban ese cansancio, pero seguía siendo mi Juan Pablo, el que no podía permitir que llegara sola a mi casa tan tarde
— Tienes que descansar, no me gusta verte esas ojeras Villa. — Lo reprendí, claro que lo hice, seguía también siendo un testarudo que ponía a todo por encima de él mismo
— Dormiría mejor si lo hiciera contigo. — Me miro de reojo mientras manejaba por las calles del centro de Bogotá con camino a mi casa, pero yo sabía a qué venía esa insinuación
— Entonces maneja hacía tu casa, que ya tengo sueño. — Me miro con los ojos llenos de ilusión y puso su mano en mi muslo apretándolo un poco
— ¿Me estás hablando enserio?
— ¿Tengo cara de estar diciendo mentiras? — Él me miro cuando paramos en un semáforo y me plantó un beso lleno de fuerza, como si no nos hubiéramos besado en días
— Es la mejor mi amor. — Sabía de sobra que él necesitaba esas horas de sueño y yo lo necesitaba a él después de tremenda semana tan larga
Llegamos a su casa y Clemencia nos recibió con un plato de pasta caliente, Villa miro sorprendido a su madre cuando vio que tenía servidos dos platos, mi suegra rio y le comento que yo ya la había llamado para decirle, pues a decir verdad me daba pena quedarme sin que ella supiera de ante mano. Villa me miro riendo mientras negaba con la cabeza indignado por haber sido el último que se enteró de que dormiríamos juntos esa noche.
— Te pasas, de verdad que si
— Si te hubiera dicho no sería sorpresa cielo
— ¿Pero por qué le dijiste primero a mi mamá?
— Pues porque me daba pena llegar sin más amor
— Esta casa es como si fuera ya tuya mi vida, eres el amor para toda mi vida, mi casa siempre será tuya. — Su mano acaricio la mía sobre la mesa mientras me sonreía.
Y quizás fue solo la iluminación, pero pude ver sus ojos brillar mientras atrapaban los míos, solo quizás si estaban brillando y lo hacían cada vez que me observaba. Solo quizás, pudimos habernos quedado congelados en ese momento.
Me encontraba ya con una camisa enorme de Villa que me llegaba hasta los muslos, enrollada hasta el cuello con sus cobijas inundándome de su olor, esperando que él llegara del baño, cuando su teléfono vibro a mi lado, lo tome entre mis manos pensando que sería alguno de los chicos, sin embargo, la sorpresa fue otra cuando el nombre de Gabriela aparecía en la pantalla. Dude unos segundo en contestar, pero mi parte celosa e irracional tomo el mando y contesto la llamada antes de que pudiera detenerme, ella hablo al otro lado de la línea sin esperar un saludo.
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Mil Tormentas// Juan Pablo Villamil// Morat
FanficSabes bien que yo, yo te salve te mil tormentas, pueden ser más perdí la cuenta, pues mi pronóstico es estar contigo y tú si ya no hay sismo que te mueva intenta verme y ponte a prueba pues tú pronóstico es estar conmigo. Mi mente divagaba en la ima...