En un reino sumido en la opresión y el despotismo, Kim Taehyung había vivido toda su vida bajo el peso de un deber que nunca había elegido. La monarquía había sido su vida desde que era apenas un niño, y aunque se esforzaba por hacer honor a las exp...
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El eco de unos pasos apresurados, firmes e impacientes atravesaron el pasillo, aquello era lo único que rompía con la estética de sobriedad, calma y silencio. El pasillo de las habitaciones de la segunda planta siempre se caracterizaba por mantenerse a solas, sin guardias cerca, respetando la privacidad de cada miembro, era así gracias a que su propia seguridad se encargaba de que la casa fuera el lugar más seguro de todo el perímetro.
Podía ser posible que alguien se infiltrara en los jardines, en la entrada o incluso en las cercanías de los muros, pero jamás se había visto o pasado algo en el interior. Así que se podían dar el lujo de tener privacidad en el ala de habitaciones, cosa que Namjoon agradecía eternamente al padre de Taehyung porque fue él mismo quien insistió en aquello. De no ser así, él no estaría ahí mismo saliendo de una de las habitaciones para dirigirse a la última.
Una vez estuvo frente a la puerta, alzó su mano para hacer un puño y finalmente dar tres toques lentos. El sonido hizo eco en el silencio, Namjoon maldijo bajo, no dejando de ver hacia los lados, esperando no ser descubierto. El paquete que tenía debajo de su brazo comenzaba a pesar, confiaba que todo el protocolo que había seguido hasta ese momento le fuera de ayuda para llevar a cabo esa locura, en especial porque en esta ocasión debía tener más cuidado.
— ¿Hyung? ¿Qué haces tan temprano aquí?
— Pensé que ya estarías despierto – comentó el alfa con un tono burlón al ver que entre el espacio que dejaba a la vista la silueta de Jimin le mostraba una vista demasiado desaliñada, con uno de sus ojos cerrados, con el rostro hinchado y su ceño arrugado —, ¿no querías ir a la reunión de líderes?
— ¿Es hoy? – su voz rasposa y el cabello alborotado lo hacía ver adorable, aunque en esos momentos fuera una persona bastante gruñona. Las mañanas nunca se llevaban muy bien con el omega —. No mencionaste nada al respecto, ni siquiera me preparé.
— ¿Entonces no iras?
— No dije eso – gruñó bajo, arrebatándole el paquete que aún mantenía resguardado debajo del brazo, ahora siendo abrazado contra el pecho de Jimin —. ¿A qué hora debo estar listo?
— Saldremos en dos horas, Taemin se encargará de ti en esta ocasión, ya que Taehyung decidió que era momento de participar de manera presencial – Jimin amplió sus ojos al escuchar aquello, pues el alfa no había sido partidario de ese tipo de reuniones. Eso solo podía significar que trataría temas del clan Kim y posiblemente del clan Park —. Sé discreto.
— Siempre lo soy.
— Antes no tenías un pequeño cachorro caprichoso persiguiéndote todo el tiempo.
