8. Delicioso aroma

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Después de desayunar con Ariana, me levanté de la silla para irme. Era realmente terrorífica, la manera en la que todo el tiempo me observaba. Entiendo que soy su presunta pareja destinada, aunque sea imposible de creer, pero que me miré como desquiciada, con deseos de no sé qué cosa, eso es un poco inquietante, demasiado diría yo.

- ¿A donde vas?- Me preguntó logrando que me detuviera, y un suspiro saliera de mis labios.

- Iré a darme una ducha, no puedo quedarme más tiempo con la misma ropa, parezco un pordiosero- Le respondí. Ella asintió con una sonrisa realmente traviesa, eso era evidente.

Iba a seguir mi camino, pero recordé que sólo tenía la ropa que traía puesta, todo se había quedado en el hotel. Que frustración.

- No tengo ropa, necesito ir al hotel a buscar mis cosas - Dije sabiendo que esa sería una buena excusa para escapar finalmente.

Pero nunca pensé que esa chica tendría una solución para todos los problemas.

- El closet está lleno de ropa para tí, todo lo que está ahí es tuyo - Respondió tomando un sorbo del jugo del vaso sobre la mesa.

- Sí claro, debí imaginarlo- Murmuré antes de subir las escaleras. No puedo creer en lo que me estoy convirtiendo, Elliot Sanles bajo el pulgar de una mujer, además una mujer loba.

Cerré con seguro la puerta del baño. No sabemos que podría pasar, esa loca sería capaz de meterse conmigo adentro.

~•~

Después de una relajante ducha, porque vaya que la necesitaba. Envolví una toalla alrededor de mi cintura, mientras gotas de agua caían de mi mojado cabello.

Salí del baño, y ahí fue cuando casi muero de un infarto. Ariana estaba sentada sobre la cama, observándome de arriba hacia abajo con una mirada lujuriosa, logrando que me molestara, detesto no tener mi espacio.

- ¿Que haces? ¿Puedes salir en lo que me visto, por favor? - Le pedí amablemente, pero sólo había logrado que se levantase de la cama, y se acercara pasando lentamente sus dedos alrededor de mi torso desnudo.

- Me encantas. Me encanta tú aroma, ese delicioso aroma a Jazmín y miel silvestre. Me encanta tu cuerpo, me encanta todo de tí. Eres perfecto, y solo mío- Susurró antes de acercar sus labios a los míos y besarme como si deseara deborarme completamente.

No pude resistirlo, había empezado a corresponder al beso. Me gustaba, era un sentimiento que no entendía exactamente. Sentir el sabor de sus labios había generado recientemente en mí una agradable sensación. ¿En realidad me gustaba Ariana?.

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