⚡Capítulo 16 : Nunca dejaste de serlo 🔥

54 20 75
                                    

Al fin soy libre, nos dirigimos a su auto y él sonríe, abre mi puerta y entro al auto, se da la vuelta y se sube en el asiento del conductor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al fin soy libre, nos dirigimos a su auto y él sonríe, abre mi puerta y entro al auto, se da la vuelta y se sube en el asiento del conductor.

— ¿Ya eres libre? — pregunta y asiento feliz.

— El lunes si trabajo — comento triste y niega con la cabeza.

 — No, ya me encargue de eso — aplaudo y sonríe.

   Mi sonrisa no me abandona en ni un momento, soy feliz a su lado y saber que no trabajaré el lunes es maravilloso, me acerco y lo beso.

— Que prefieres, un viaje de tres horas y medias en mi auto o tomar un vuelo.

— Auto — no se lo esperaba — me gustan los viajes en auto — me encojo de hombros.

— ¿Segura? — asiento — Okey.

   No me dice a donde iremos, ni siquiera pasaremos por ropa, pero vamos en camino hacia algún destino, me siento emocionada, me da la mano y pone en marcha su auto, nos miramos y sonreímos, pongo música en la radio y cantamos juntos un buen rato, Max conduce muy concentrado, aunque de ves en cuando me mira como si necesitará confirmar que estoy aquí, yo hago lo mismo, creo que ni uno imagino que estaríamos así nuevamente.

   Busco en mi bolso los exámenes que guarde en la carpeta y me pongo a calificarlos, así no perderé tiempo los siguientes días, Max sonríe cuando me ve haciéndolo. Cuando termino ya llevamos 2 horas y muero de hambre, pero no hay nada donde pasar a comer.

   Por fin llegamos y nuestro destino es Nueva York,  entramos al hotel y enserio es muy alto, una ves en el lobby, Max se acerca a la recepción y entrega sus datos.

   La habitación es maravillosa, incluso se puede ver Manhatan, central Park y el río Hudson, no puedo creer que estoy aquí.

— Feliz cumpleaños — sonrió.

— Gracias Max — se acerca y me besa.

— Me quiero duchar y no tengo ropa — sonríe.

— Si tienes, esta en los vestidores — lo observo confundida — soy un hombre que piensa en todo y una hermana que me ayudo un poco — ambos sonreímos.

— Hombre que resuelve.

   Voy a los vestidores y es verdad, hay ropa aunque no es mía, esta nueva y es muy linda, también hay pijamas y ropa interior, artículos de limpieza, secadora, plancha y onduladora, creo que no falta nada, mis ojos se posan en dos cajitas rojas, las reconozco, sé que son y no las quiero abrir, cierro las puertas y respiro hondo, escucho a Max entrar, me mira incomodo.

— ¿No las abrirás? — pregunta, siento otra punzada en el pecho, niego con la cabeza, me giro y miro la cama, siento un maldito oleaje de malos recuerdos — son tus cosas...

— No las quiero — lo vuelvo a mirar y camino hacia la puerta, necesito unos minutos — no quiero tenerlas para recordar el por qué los deje en tu departamento — suelto cuando paso por su lado.

Tormenta y Trueno [ LIBRO 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora