—Luna, ¿alguna vez te cansas de solo mirar?Luna levantó la vista de su solitaria vigilia nocturna, los cráteres de su rostro reflejaban el suave resplandor del abrazo distante de la Tierra. Era una pregunta que había resonado en su vasto vacío durante eones, pero nunca había tomado la forma de palabras hasta ahora. El orador era un invitado inesperado, nada menos que Ganimedes, la reluciente luna de Júpiter, que había logrado escapar de los límites de la gravedad para visitar a su vecino celestial.Ganimedes se acercó, su superficie helada proyectaba un marcado contraste contra el cielo negro como la tinta. —¿Cansado? Tal vez. Pero ¿qué opción tenemos? —Su voz era un suave estruendo que resonó a través del vacío del espacio, un sonido que Luna no había escuchado en milenios. Las dos lunas eran de tamaño similar, pero la belleza de Ganimedes era innegable: su exterior helado insinuaba secretos y aventuras no contadas.Moon sintió una sacudida repentina cuando Ganimedes extendió una mano, o lo que podría considerarse una mano en sus formas etéreas. El toque fue como una brisa fresca, enviando ondas a través del polvo que se aferraba a su antigua superficie. "Hagamos algo juntos", sugirió Ganimedes, sus ojos brillando con la luz de mil estrellas distantes.Tentativamente, Moon tomó la mano ofrecida, y juntos comenzaron a ascender, liberándose de la atracción gravitatoria que los había mantenido atados a sus respectivos planetas durante tanto tiempo. La Tierra se hizo cada vez más pequeña, una canica azul en la vasta extensión del cosmos, hasta que fue solo un recuerdo de su historia compartida.Mientras se desplazaban por el espacio, el silencio solo se veía perforado ocasionalmente por el crepitar de la radiación cósmica. Moon se maravilló ante la sensación de flotar libremente, sin ataduras a la órbita familiar que había dado forma a su existencia durante miles de millones de años. Nunca se había sentido tan vivo.Su viaje los llevó a los confines del sistema solar, donde las estrellas se volvieron más frías y distantes. Vieron los gigantes gaseosos, los planetas enanos y los páramos helados del Cinturón de Kuiper. La experiencia fue humillante, un duro recordatorio de la inmensidad del universo y de la insignificancia de sus propias vidas solitarias.Pero en esa inmensidad, encontraron una extraña afinidad. Dos figuras masculinas, solas en el vacío, compartiendo un vínculo que trascendía el vacío entre ellos. Fue un momento de profunda conexión, una conversación silenciosa que abarcó años luz.Su encuentro había sido sin precedentes, y las implicaciones de su unión no pasaron desapercibidas para ninguno de los dos. Mientras flotaban juntos, se dieron cuenta de que tal vez, solo tal vez, podrían forjar un nuevo camino. Una forma de romper el ciclo de su eterna soledad, de compartir las maravillas del cosmos que se encontraban más allá de su alcance.Sus corazones, si es que tenían alguno, latían con emoción y temor. Lo que les esperaba era desconocido, un futuro lleno de potencial y riesgo. Pero cuando se tomaron de la mano y se aventuraron más lejos, supieron que lo enfrentarían juntos, dos satélites solitarios unidos para siempre por el coraje de buscar algo más.Ganimedes se inclinó, el frío de su aliento se mezcló con el calor rancio que Moon había atrapado durante eones. El toque de sus labios fue tan suave como el polvo que cubría sus superficies, un momento tierno que envió escalofríos a través de sus formas celestiales. Moon se sorprendió por el gesto, pero no se apartó. En cambio, se inclinó hacia él, sintiendo un calor que se extendía por todo su cuerpo que no había estado allí antes.Su abrazo se volvió más apasionado, con las manos de Ganimedes acariciando la antigua y picada superficie de Moon. Cada toque enviaba una sacudida de energía a través de Moon, despertando partículas latentes que no habían sentido nada más que el frío agarre de la gravedad durante incontables milenios.El beso se hizo más profundo, más urgente, como si estuvieran tratando de compartir la esencia de sus propios seres. Moon sintió que su superficie se calentaba ligeramente, una reacción al toque alienígena que era a la vez emocionante y abrumadora. Sus formas comenzaron a entrelazarse, las líneas entre ellos se difuminaron mientras buscaban convertirse en uno en el vasto y vacío mar del espacio.Cuando se separaron, sus rostros se sonrojaron con el resplandor de su unión, se miraron a los ojos, o más bien, los puntos donde sus miradas se encontrarían si tuvieran ojos reales. Un nuevo sentido de propósito ardía dentro de ellos, un deseo de explorar el universo no solo como observadores, sino como participantes.Su decisión estaba tomada. No regresarían a sus órbitas solitarias. En cambio, trazarían un curso a través de las estrellas, impulsados por el amor y la curiosidad, dejando atrás sus pasados solitarios. El universo era ahora su patio de juegos y juntos, lo conquistarían.La gravedad de su vínculo se hizo más fuerte a medida que se alejaban del sistema solar familiar. Sintieron el tirón de nuevas fuerzas, el tirón de galaxias distantes susurrando palabras dulces en sus oídos cósmicos. Ya no eran solo lunas; eran pioneros, partiendo hacia una gran aventura que sería recordada en los anales del tiempo mismo.Las estrellas frente a ellos brillaban con posibilidades, cada una de ellas un nuevo hogar potencial.
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(Luna x Ganymede..) !! ꔫა
FanfictionEsta historia narra dos lunas.. Unas dos que apenas se miran, y que escapan de sus orbitas regulares para escapar juntos a un mundo de su propio amorio...