Un don

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CHIARA

A pesar de ser todavía temprano para haberme acostado tan tarde, me levanté sobre las diez y media, en el sofá no se estaba demasiado cómoda, pero tampoco iba a dejar que Violeta durmiera ahí. Me di una ducha y me dispuse a hacer el desayuno. No es ningún secreto que yo no sé cocinar, por eso intenté mandarle un mensaje a Martin para que me ayudara, pero no contestaba. No llegó a casa, por lo que supuse que se quedó con Juanjo, así que no me preocupé.

Busqué en internet cómo hacer tortitas americanas, y he de decir que no me quedaron tan mal como pensaba. Inspeccioné todos los armarios en busca de sirope de chocolate, pero al parecer era lo único que Noe no había comprado, me pregunto por qué no me sorprende. Coloco todas las tortitas en un mismo plato y salgo a comprarlo, mientras pienso en Ruslana, en qué podría haber pasado para que bebiera de esa manera tan descontrolada. Tenía una charla pendiente con ella, pues desde que estamos aquí está algo rara.

Cuando llego, voy a mi habitación, donde está Violeta durmiendo profundamente. Las facciones de su cara están tranquilas, relajadas. Me siento en un lado de la cama y paso una de mis manos por su brazo, encima de la tela del pijama. Ella se revuelve un poco, y aún dormida, intenta darse la vuelta, agarrando mi mano y llevándome con ella, consiguiendo que mi cuerpo quede encima del de ella. Me aparto un poco notando la poca distancia que hay entre nosotras, ella parece no darse cuenta de nada.

- Vivi, despierta – Digo suavemente, y ella suelta un gruñido. Se vuelve a mover, pero esta vez pasa sus brazos alrededor de mi cintura, abrazándome con fuerza, cual almohada. Suelto una pequeña carcajada, y lo vuelvo a intentar – Viviii, wake up. He hecho el desayuno – Tampoco hay respuesta por parte de ella – Bueno, no quería llegar hasta este extremo, pero no me has dejado otra opción – Aprovechando mi posición, comienzo a hacerle cosquillas y ella abre los ojos como platos, soltando el agarre que tenía sobre mí para intentar apartarme torpemente. Suelto una carcajada bajando y tumbándome en el otro lado de la cama – Sabía que eso funcionaría.

- ¿Se puede saber que haces? – Me preguntó frunciendo sus cejas en señal de confusión absoluta.

- Estaba tratando de despertarte tranquilamente, pero estabas más dormida que un tronco, así que te hice cosquillas – Me encogí de hombros.

- ¿Ah, sí? – Asentí riendo – Qué divertido, ¿verdad? – Me dijo sonriendo, clavando sus ojos en mí – Pues a ver qué tal sienta – No entendí a qué se refería hasta que se subió encima de mí y comenzó a hacerme cosquillas aún peores de las que yo le estaba haciendo a ella. Yo comencé a retorcerme de la risa.

- ¡No! ¡Vivi, para por favor! – Dije entre carcajadas. Le hice creer que me rendía y ella pareció calmarse un poco, en cuanto se descuidó le agarré los brazos y la giré para cambiar las posiciones, quedando encima de ella, sin hacer ningún movimiento. Su sonrisa fue desapareciendo lentamente, aunque su hoyuelo todavía permanecía en su lugar.

Nuestras respiraciones estaban agitadas por el esfuerzo que ambas habíamos hecho, y dirigí mis ojos a su boca, la cual estaba entreabierta. No lo pensé, y acorté la distancia que había entre ambas juntado nuestros labios. Tardó en corresponderme, pero enseguida empezó a mover su boca contra la mía, y yo llevé mis manos a su cuello, para profundizar el beso. Ella levó sus manos a mi espalda, y me atrajo contra sí. Nuestras lenguas se encontraron por primera vez, y me supo a gloria. Ambas luchábamos por el control, ella intentó cambiar nuestras posiciones, pero no se lo permití, llevando una de mis manos a su hombro y empujándola hacia atrás. Justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe.

- Kiki, ¿qué ha...? ¡Oh, mierda! – Rus salió corriendo de la habitación cerrando la puerta, y yo me separé rápidamente de Violeta. La miré y tenía la boca hinchada, debido al momento que habíamos compartido. Nuestras respiraciones estaban peor que antes, y mis corazón latía como loco. Ella me miró, y no supe identificar cómo lo hacía o qué quería decirme, cuando la vi levantarse para ir al baño.

Power of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora