Capitulo I | Acto II | Apaga y Vámonos.

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El gélido invierno se acercaba gradualmente, y de repente, pequeñas gotas comenzaron a caer silenciosamente en el pavimento, acumulándose en pequeños charcos.. Tadeo odiaba la lluvia, fastidiado, no hacía más que refunfuñar mientras las gotas caían sobre él, repitiendo una y otra vez “solo es el invierno”.
Mientras caminaba sin rumbo alguno por la ciudad, con la mirada puesta en el camino, llevaba su guitarra a cuestas en una preciosa funda azul prusiano con chapas doradas., a su alrededor la gente no paraba de murmurar sobre él, aquel joven prodigio, que ante la ciudadanía, lo hacía todo..
“¡Mira! ¡Mira mamá! ahí está Tadeo Schatz, parece que también puede tocar la guitarra! ¿Crees que sea capaz de tocar alguna serenata? Sería un honor tenerlo en mi boda!” - Un joven cocinero susurro emocionado al verlo pasar..
“Por supuesto hijo si ese chiquillo sabe de todo, no por nada es el Guardia De Honor más joven del palacio, que niño mas espectacular, ¡Cuanto daría por ser su madre!” - Dijo su madre, apoyándose en la repisa mientras conversaba con su hijo.

No era la primera vez que toda la presión caía sobre sus hombros, quizás él era el único capaz de entender como lo que para otros eran simples palabras de adulación, para un hijo podían caer como dagas llenas de desdén, apatía y desprecio ante la comparación constante con otros por parte de una madre. No pudo evitar sentir lástima por aquel hombre, simplemente no podía evitar empatizar al verse reflejado mientras sus sentimientos no lo dejaban pensar claramente, poco a poco un malestar se empezaba a aflorar en su interior.
Odiaba que lo tomaran como ejemplo, no podía soportar la idea de cómo la gente vez tras vez celebraban sus fracasos, de forma irónica, refiriéndose a ellos como logros, recordandole indirectamente el gran fracaso que era.
“No sabes hacer nada bien, empieza a pensar más con la cabeza que con el corazón. El corazón no te llevara a nada más que la a mediocridad Tadeo” La voz de su madre retumbaba en su cabeza.
“No soy mediocre mama” -susurro Tadeo frustrado, mientras aceleraba velocidad, apurándose más para llegar a su  “destino”, pensando menos y actuando más, “yo tengo que ser un ejemplo”se decía a sí mismo, él ES UN EJEMPLO  y no hay nada que pueda hacer ante eso.
El cocinero volvió a su deber,levemente molesto por el comentario jocoso de su madre, pero al menos no se quejaba visiblemente, supuso que eso era realmente lo único que importaba … al menos eso quería creer.
Aceptar lo que le toca a cada uno.

Tadeo finalmente le dio un propósito a su salida, necesitaba conseguir inspiración para componer algo lo suficientemente bueno, que a pesar de su poca capacidad al tocar, llegará a ser, como si de un milagro se tratase, una obra maestra, destinada a ser reproducida en todos los rincones de Rosalias, o algo asi Tadeo quería creer..
Mientras sujetaba las partituras, mirando cada una de ellas detalladamente, cada cambio cada ritmo, cada acorde, esperando a que de repente, su cabeza diera una simple pero efectiva melodía, que sorprenderá a todos, incluso a su madre.
De repente, la mitad de estas salieron volando al pasar una maldita y sucia rafaga de viento, persiguiendo las hojas terminó en un camino casi desierto, y “desierto” también al este estar lleno de arena, lo que sugería que la corona no se había esforzado ni lo más mínimo por construir nada en este lugar, pero que, de alguna manera, se generó una pequeña comunidad de comerciantes.
Tadeo estaba cansado, molesto y frustrado, recogió las partituras que se cayeron de mala gana, y esto lo dirigió a una pequeña taberna al lado del pavimento, a la que entró automáticamente sin vacilación, por mera supervivencia al encontrarse solo en un lugar desconocido.

Al entrar, era en cierto modo lo que se esperaba, un lugar lleno de turistas y aventureros, aunque estaba lo suficientemente despejado como para no agobiarlo, así que en afán de recuperar energías decidió quedarse mientras pasaba la tormenta que acababa de intensificarse.
5 personas en total eran las que se encontraban en el local, híbridos mayormente, siendo: una cabra híbrida con grandes anteojos cuadrados tomando café, una mujer híbrida pelirroja la cual no podía identificar bien, tomando un tipo de té extraño, otra mujer humana con una gran gabardina y un pañuelo que cubrían la mayor parte de su rostro, un híbrido de pelo rubio, que por su apariencia mestiza, no podía identificar de qué raza era y por último, el barista, un humano de pelo largo gris.
Tadeo al terminar de analizar el entorno, rápidamente se sentó en unos de los bancos libres que había delante del mesón de bar y el joven barista fue rápidamente a atenderlo.
“¿Puede servirme algún tipo de café? Muchas gracias”
“Café? uh, creo que para tu edad puedo servirte un capuccino, si gustas” -Dijo el joven, amigablemente.
La voz del barista llamó su atención, tenía un tono juguetón y alegre y su voz era demasiado juvenil para provenir de un adulto.
Tadeo levantó su vista para ver al Bartender, para encontrarse con un joven de no más de 17 años, de tez pálida y ojos verde agua, limpiando un filtro  mientras lo miraba.
“¿No eres muy joven para trabajar aquí?” -Dijo Tadeo, mirando desconcertado al contrario.
“Debería decir lo mismo por ti que estás viajando tan lejos”
Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara del joven de cabello gris, generando una inexplicable molestia de parte del contrario.
“Perdon? Soy parte de la 3ra División de Guardias De Honor de Rosalias, y por este hecho, tengo el permiso de navegar por mi cuenta dentro de todo el territorio” - Dijo Tadeo con un tono soberbio, levemente molesto. - “Tu sabes que lo que estás haciendo aquí es ilegal, o no?”
“Ah! ¿El niño prodigio del que todo el mundo hablaba? ¡Como no lo pude ver! Claro, es genial lo que haces, pero tengo que financiarme de alguna manera amigo, aunque eso lleve algunos sacrificios a cambio” - Dijo el contrario, dándose la vuelta y comenzando a extraer el café.
“Tendré que llevarte conmigo joven” - Dijo Tadeo firmemente, haciendo un vago contacto visual con el contrario.
“No hay ningún problema, pero déjeme terminar su orden primero, no me gusta dejar las cosas a medias”
Tadeo se sorprendió ante la declaración del contrario, dejando salir un pequeño sonido de confusión ante el asombro, nunca antes nadie se había dejado llevar sin protestar ni resistirse, este hecho lo dejó atónito.
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