- 11. 'Dulce ilusión'

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Miami, Florida - Estados Unidos de América

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Miami, Florida - Estados Unidos de América. 23:45 PM. Rainelis' POV.

"— ¿Qué haces aquí?

Me estaba volviendo loca, cerré los ojos varias veces para intentar ver otra persona, pero era ella. Alondra estaba parada en mi puerta, con su brazo apoyado contra el marco. Llevaba un vestido diferente al de esta mañana, ahora era azul, su abrigo negro abierto, mostrando el escote del vestido. Su cabello estaba todavía suelto, estaba desaliñado y extremadamente sexy. La miré fijamente durante largos minutos, no parecía normal, tal vez bebió, esa era la única explicación.

— Señora, ¿Qué está haciendo en mi casa? — Pregunté.

— ¿Qué estoy haciendo? Vine por explicaciones, Rainelis, o debería decir, Rai.

En ese momento, cuando escuché ese nombre salir de su boca, sentí toda la sangre de mi cuerpo detenerse, para luego correr por mis venas, bombeando mi corazón tan rápido que podía escuchar sus latidos en mis oídos. Sentí mi cuerpo sudar, mi voz desaparecer, lo había descubierto, la única duda era: ¿Cómo?

— Cómo es que usted...

— ¡No importa cómo me enteré! — Fue rápida y firme. — ¿Pensó que podía engañarme?

Alondra tenía un brillo diferente en sus ojos, eran oscuros y feroces. Con pasos lentos se acercó hacía mí, acorralándome entre ella y la puerta. Di unos pasos atrás hasta que sentí mi espalda contra la fría superficie de madera.

— No fue mi intención... Alondra.

— ¿Estuvo bien jugar conmigo de esa manera?

No sé lo que sentí en ese momento, Alondra estaba delante de mí con una sonrisa diabólica, jugando algo desconocido para mí. ¿Qué quería de mí?

— No fue mi intención, solo... Pasó...

— Solo pasó... — Repitió.

Me quedé callada mientras me observaba.

— No debiste hacer eso, Rosario, no debiste. — Habló.

Sentí como mi corazón quería desgarrar mi pecho de lo fuerte que latía. En ese momento exacto estaba apoyada en la puerta, con la mujer cuya mirada era destructiva, me observaba. Tenía una mezcla de ira, odio, deseo y excitación. ¿Era posible que en un momento tan tenso me sintiera atraída a ella?

— Lo siento... — Susurré.

— No lo sientas, no te arrepientas como una cobarde. — Su voz era dura, áspera, inclusive grosera. — Te enseñaré a no mentirme.

Alondra llevó sus manos a mi cabello con calma, poniendo algunos mechones de cabello detrás, dejando mis hombros libres. Acarició mí píel desnuda, subiendo por la extensión de mi cuello hasta llegar a mi cara. Observando mis ojos que gritaban ayuda, sonrió

The stripper || RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora