La Sombra de la Traición

5 1 0
                                    

"Donde hay secretos, hay siempre un Ojo que todo lo ve."

Londres, Presente

El ambiente se tornó aún más tenso tras la revelación del señor Grant sobre los documentos desaparecidos. Los presentes intercambiaban miradas nerviosas, sabiendo que cualquier paso en falso podría arruinar lo que habían construido. El peso de la sospecha recaía sobre todos. Jade, de pie en el centro de la sala, rompió el silencio con una mirada determinada hacia los demás.

-Alex y yo hemos estado investigando quién podría estar detrás del robo de los archivos -dijo, su voz firme y resonante-. Y hemos llegado a una conclusión.

Todos los ojos en la sala se clavaron en Jade, expectantes. Incluso aquellos que habían mantenido una fachada de calma no pudieron evitar mostrar su sorpresa y temor por lo que podría venir.

-Creemos que la persona responsable es Bell.

El nombre cayó como una bomba en la sala, dejando a todos atónitos. Hanna, Julia, el señor Grant y Alex se quedaron inmóviles, sus expresiones un reflejo de puro desconcierto. El silencio fue absoluto por unos momentos, antes de que una mezcla de incredulidad y comprensión comenzara a llenar el aire.

-¿Bell? -murmuró Hanna, sus ojos abriéndose más de la cuenta mientras intentaba procesar la información-. ¿La señora que ha estado cuidando de Joans?

Jade asintió, con una expresión sombría que reflejaba la gravedad de la situación.

-Tiene sentido si lo piensan bien -añadió Alex, tomando la palabra-. Bell ha tenido acceso a la casa de los Grant por meses, cuidando de Joans. Podría haber tenido oportunidades para acceder a información confidencial sin levantar sospechas. Y si alguien quería moverse en las sombras, ella sería la candidata perfecta.

El señor Grant frunció el ceño, considerando las palabras de Alex.

-Siempre fue discreta -comentó Julia, con una nota de amargura-. Nunca pensé que se involucraría en algo así. Pero ahora que lo mencionas... encaja demasiado bien.

Hanna permanecía en silencio, luchando con la creciente sensación de traición. Bell había estado en la casa, ayudando a Joans, mostrándose como una figura materna para el en su estancia en el pueblo. El solo pensamiento de que pudiera ser la culpable la hizo sentir un vacío en el estómago.

-No podemos hacer acusaciones sin pruebas -dijo finalmente el señor Grant, su tono firme-. Si Bell realmente es la culpable, debemos asegurarnos antes de tomar cualquier medida. No podemos permitirnos errores ahora.

El silencio que siguió a la acusación fue cortante, y el ambiente en la sala se volvió aún más pesado. Jade, con los brazos cruzados y los ojos fijos en el suelo, no dijo nada más. Sabía que cualquier palabra adicional solo añadiría combustible a la tensión que ya estaba a punto de desbordarse. Julia, por su parte, se había quedado de pie junto a la ventana, su copa de vino en la mano, observando el movimiento en la calle con una expresión distante.

El señor Grant, con las manos apoyadas en la mesa, suspiró profundamente antes de romper el silencio.

—Debemos actuar con cautela. Si Bell está realmente involucrada, cualquier error podría costarnos caro —dijo, su voz grave y controlada, aunque sus ojos no se apartaban de Hanna.

Hanna asintió, pero no pudo evitar sentirse abrumada. La sospecha sobre Bell, la mujer que había cuidado de Joans, la afectaba más de lo que quería admitir. Alex, notando su inquietud, dio un paso hacia ella, colocando una mano en su hombro.

—Será mejor que terminemos aquí por ahora —dijo Alex, dirigiéndose a todos en la sala—. Debemos asegurarnos de que Joans esté bien. Hanna y yo lo alcanzaremos. No podemos permitir que esté solo en este momento, no con todo lo que está pasando.

Ecos de un Amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora