27 - ¿Amigos?

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Desde que Yoona había llegado esa noche, ella y Jimin no habían parado ni un segundo de hablar y chismosear sobre sus vidas como si no se hubiesen visto en años en lugar de meses. Bueno, quizás para ellos sí se había sentido así. Hablar por teléfono o videollamadas nunca iba a ser lo mismo que tener a tu amiga enfrente para tomarle las manos o abrazarla. Ambos estaban felices de verse otra vez. 

Jungkook y Jay no habían podido casi ni meter una palabra. Tampoco que tuvieran mucho por decir. Yoona era igual o más escandalosa que Jimin, casi como una hermana con la cual había compartido un montón de anécdotas que no paraban de recordar y contar. Jungkook tenía que admitir que aunque no se callaban ni un poco era lindo ver a Jimin así de feliz y entusiasmado. Y conocer las locuras que había hecho antes. Como discutir con otros profesores o padres de alumnos en su antiguo empleo.

— ¿Por qué no me sorprende nada de lo que oigo? — comentó finalmente el pelinegro. 

— Me dicen a mí, pero este se peleaba con medio mundo — agregó Jay.

— Oye, solo discutía cuando creía que había alguna injusticia. No lo puedo evitar, es más fuerte que yo — se defendió Jimin. — Al menos yo no le he pegado a nadie, eh.

— Uh, más de uno se lo habría merecido — dijo Yoona. — Todo profesor tenemos al menos un padre de alumno a quien nos gustaría volarle los dientes por insoportable. Es como una fantasía.

— En mi caso, muchos — coincidió Jungkook. — Oye, Park, me agrada como piensa tu amiga.

— No es cierto. Yo no quiero golpear a ningún padre — insistió el rubio.

— ¿Ni siquiera a mi madre? — preguntó Jay.

— Ay, claro que no. Mucho menos una mujer.

— Vamos, Jimin, sé sincero — lo presionó su amiga. — Solo de fantasía. ¿A quién golpearías?

— A nadie. La violencia no es la solución. Aunque sí quise matarte a ti cuando te conocí — le sonrió a Jungkook sentado a su lado.

— Bah, tu novio no cuenta — lo contradijo Yoona. Al oír la palabra usada por la joven para referirse a la relación de ambos, éstos se voltearon a verse serios y algo incómodos. — Tiene que ser un padre.

— ¡Los de Suno! ¡Esos malditos! — Jay rompió la incomodidad con su comentario cargado de bronca.

— Estoy de acuerdo con el niño. Esos bastardos… — comentó Yoona. 

— ¿No lo dejaron venir o sí? — quiso saber Jimin cambiando el tema.

— Pues…se supone que no debo hablarte del tema. Pero sí, sí vino — les contó la invitada.

— ¿En serio? — el rubio estaba sorprendido.

— El niño ha estado tranquilo. Callado. Demasiado diría yo. Casi aislado de los demás. — continuó Yoona. — Sus calificaciones volvieron a ser buenas así que sus padres lo dejaron venir al viaje.

— Callado y aislado no es bueno. Nunca era bueno cuando se ponía así — pensó Jimin. — Mejor no me cuentes más. 

Le dolía saber que el chico podría estar sufriendo otra vez. Porque esta vez ya no podía hacer nada para ayudarlo. Estaba fuera de su alcance. 

— No te preocupes. Lo tengo vigilado e intento hablar con él cada vez que me deja acercarme — lo tranquilizó un poco su amiga. — Tu enfócate en tu nueva vida que tan bien te va. Ya tienes un buen trabajo, una casa, un hombre, un hijo adolescente ilegal. ¿Qué más puede pedir alguien, eh? — rió Yoona.

— Sí, tengo todo lo que siempre soñé — Jimin le siguió el juego a su amiga pero en el fondo vaya que sí lo soñaba.

— Tú más vale que te portes bien y no metas en problemas a mi amigo — le advirtió luego al menor. — Te está salvando la vida. ¿Oíste, niño?

La teoría del amor - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora