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El bote de los Pogues surcó las aguas que rodeaban la isla. JJ, con su aire despreocupado habitual, se apoyaba en la barandilla, mirando al horizonte mientras sus pensamientos giraban en un torbellino. John B y Sarah habían desaparecido sin dejar rastro, y el peso de la incertidumbre lo estaba carcomiendo.

—¿Dónde demonios están? —murmuró JJ, su voz apenas un susurro sobre el murmullo del motor del bote. Kie, sentada en la proa, lo observó con preocupación, sintiendo la tensión en el aire.

—Lo estamos intentando, JJ. Solo tenemos que confiar en que esta pista nos lleve a ellos. 

Kie intentaba infundir ánimos, aunque la inquietud en sus propios ojos era evidente. Pope, que estaba al timón, no apartaba la vista del viejo mapa que habían estado usando, tratando de encontrar algún indicio en esos trazos antiguos.

—La última señal de John B y Sarah nos llevó a esta isla. Según el GPS, estamos a punto de llegar. —dijo Pope, tratando de mantener la calma. 

El aire salado se mezclaba con el aroma del mar, y el sol de la mañana comenzaba a disipar las sombras, iluminando sus caras tensas. Justo cuando la isla se hacía más visible, un grito de sorpresa cortó el silencio.

—¡Ey! —gritó JJ, señalando hacia la orilla con la emoción chispeando en su voz—. ¡Mirad eso!

Todos giraron la cabeza para ver lo que había captado la atención de JJ. En la playa, una figura solitaria se movía con urgencia, como si estuviera buscando algo o alguien. Era una chica, su cabello castaño ondeando al viento, y parecía estar en una búsqueda desesperada.

—¿Quién es esa? —preguntó Kie, frunciendo el ceño con desconfianza.

El bote se acercó lentamente a la orilla, y la chica levantó la mano en un saludo casual, una sonrisa enigmática curvando sus labios. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, JJ pudo ver que, a pesar de su expresión calmada, sus ojos estaban llenos de una determinación inquebrantable.

—¡Hola! —dijo la chica, su voz tan firme como su mirada—. No esperaba ver a nadie aquí tan temprano.

—¿Quién eres? —preguntó Pope, con desconfianza evidente en su tono—. ¿Cómo sabes quiénes somos? — La chica dejó escapar una risa suave, casi divertida.

—Soy Claire Madison. Y sí, sé quiénes son. Sarah me ha hablado mucho de vosotros. Tengo una idea bastante clara de por qué están aquí.

JJ la observó con una mezcla de sorpresa y sospecha. Claire no era como las chicas a las que estaban acostumbrados. Había algo en su actitud, una mezcla de familiaridad y misterio, que lo desconcertaba. Se giró hacia sus amigos, buscando alguna señal de que ellos supieran más, pero todos parecían tan perplejos como él.

My present and future (JJ  MAYBANK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora